La sombra del 0-4

Diego Izco (SPC)
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El análisis táctico de la gran final pasa por el recuerdo del último clásico y la mejora de Bellingham

Los jugadores del Real Madrid celebran su triunfo ante el Mallorca - Foto: Pedro Nunes

Kilo a kilo, el Real Madrid era muy superior… pero el Barça ganó por 0-4 aquel partido. Fue el pasado 26 de octubre y las circunstancias son las mismas: hombre a hombre, los blancos poseen la mejor plantilla y han dado un pasito adelante en las últimas fechas, aunque los azulgrana tienen las mismas armas con las que conquistaron ampliamente el Bernabéu. Como no se ven grandes cambios en la batalla de pizarras, las claves tácticas del duelo están servidas. 

Fuera de juego

La clave de aquel 0-4 estuvo en la exquisita precisión con la que el Barcelona tiró el fuera de juego, casi bailando sobre la línea del mediocampo. Cubarsí e Íñigo Martínez lograron que los atacantes del Madrid cayesen 12 veces en 'offside', ocho de ellas protagonizadas por Mbappé… y algunas por centímetros, en correcciones del VAR que le evitaron un par de goles a Iñaki Peña. Es un planteamiento temerario (casi suicida) de Hansi Flick ante los dos mejores jugadores del planeta al espacio, Vinícius y el propio Mbappé. Pero entonces salió perfecto.
Ancelotti ha visto como después de ese duelo hubo muchos técnicos que estudiaron la 'trampa' del cuadro catalán y la desarbolaron: bastaba con no precipitarse en el pase, no querer correr demasiado, evitar la primera tentación. Es difícil hacerlo porque Toni Kroos ya no mueve los hilos en la creación y tener adelante a dos 'monstruos' con esas características invita a tirarles la pelota cuanto antes. Sin embargo, si el Madrid logra lo que otros sí consiguieron, la amenaza de una goleada merengue y una gran revancha planeará sobre Yeda. 

El 'motor'

Ante la ausencia de Kroos, el técnico italiano ha concluido que lo mejor es situar el 'motor' unos metros más adelante. Es decir: que los pivotes se olviden de la construcción e intenten llevar el balón lo más rápidamente posible hacia el campo contrario… donde espera Jude Bellingham. El inglés, a sus 21 años, ha asumido ese rol de líder, el futbolista que mueve al equipo mientras otros lo sostienen o lo agitan. 
En la semifinal ante el Mallorca marcó el gol decisivo (ya van nueve este curso), solo Camavinga robó más pelotas, fue el futbolista que más faltas sufrió… y en el global de la temporada, es el madridista con más duelos defensivos ganados (85) por encima de Rüdiger o el que más balones recupera en el último tercio del campo (18). Ha pasado de no anotar en sus primeros 12 encuentros a ser el mejor jugador de los últimos dos meses. El elemento diferencial que todavía 'no estaba' en aquel clásico. 

La presión

La clave para que el Barça repita victoria está en anular las muchas virtudes de su rival… y, para ello, debe activarse con acierto el principal argumento del 'método-Flick': la presión en campo contrario. El tridente Yamal-Lewandowski-Raphinha no solo lleva unos números ofensivos que solo son comparables a los logrados por Messi, Suárez y Neymar en la 14/15, sino que ha asumido que es la primera y necesaria línea de trabajo defensivo para que todo funcione. Justo detrás llegan los mediapuntas, los laterales muy altos y los dos pivotes (Pedri ha aprendido a ver el fútbol unos metros más atrás y Casadó es una de las revelaciones del campeonato, con un gran instinto para el robo). 
Ante ese trabajo, Valverde y Tchouaméni ofrecieron un bajo rendimiento en el primer clásico del curso. El francés será central, así que Camavinga se postula como el elegido para acompañar al uruguayo. Entonces, Ancelotti utilizó un 4-4-2 para protegerse en el mediocampo… el 4-3-3 con Bellingham ayudando en la sala de máquinas parece más ortodoxo para corregir los errores en la salida. 

Entre líneas

No hay secretos para ubicar dónde puede hacerle daño el Madrid al Barça: a las espalda de la defensa. Pero sí que el cuadro blanco debe descifrar dónde le hizo daño su rival en el clásico: con el juego entre líneas. Claro que a partir del 0-2, con los merengues descuidados atrás, Yamal y Raphinha sacaron su arsenal de maravillosos atacantes al espacio (y, por tanto, quien marque primero tendrá muchas opciones de llevarse el título), pero hasta entonces el papel de Fermín y Pedri resultó determinante. La colección de mediocampistas con instinto para jugar atosigados es colosal: Gavi, a tenor de lo visto en la primera semifinal, parece plenamente recuperado. E incluso Flick podrá contar con Dani Olmo, que siempre ha jugado grandes partidos ante el Real Madrid. De no ser porque los tres atacantes están de dulce y el técnico alemán es de ideas fijas, el Barcelona estaría capacitado hombre a hombre para ejecutar aquella 'locura' de Guardiola ante el Santos (final de la Intercontinental de 2011) con cinco centrocampistas (Busquets, Xavi, Thiago, Iniesta y Cesc) escoltando a Messi para negarle la pelota a los brasileños.