Ana Céspedes Montoya, barrajeña, es la directora general mundial de Operaciones de IAVI, con sede en Nueva York, y una de las científicas españolas situadas en la primera línea del desarrollo de vacunas contra las principales enfermedades infecciosas, entre ellas el VIH o la tuberculosis, pero también en trasladar con contundencia el mensaje de que la prevención y una vida saludable es la clave del éxito y el bienestar. Desde hace 13 años trabaja a nivel global, y aunque reside en Estados Unidos, sus responsabilidades tienen alcance mundial, y en sus viajes invierte todo el tiempo posible colaborando con proyectos en España y Europa. Farmacéutica de profesión, esta albaceteña fue una de las reconocidas por La Tribuna en la gala por su 40 aniversario, en la categoría de investigación, un merecido galardón, junto a muchos otros que no para de cosechar y que se ha ganado a pulso en su brillante trayectoria profesional.
No para de recoger reconocimientos en su tierra y fuera de ella, ¿imagino que es todo un honor?
Definitivamente. Es un enorme honor. Para mí, representan no sólo un logro personal, sino también la oportunidad de destacar el trabajo, la pasión y el esfuerzo que hay detrás de cada proyecto que estamos avanzando en IAVI y anteriormente en otras organizaciones en las que tuve el honor de trabajar. Además, me motiva a seguir dando lo mejor de mí.
¿Investigar siempre fue lo suyo teniendo en cuenta que en su formación durante la carrera ya se movía entre virus y bacterias?
Tenía 17 años recién cumplidos cuando comencé la carrera de Farmacia en Valencia. Siempre me habían apasionado las asignaturas de ciencias, y recuerdo con emoción el día que compré un libro en la librería Herso y empecé a leer sobre las asignaturas que estudiaría. Desde el primer momento, tuve claro que quería hacer un doctorado y dedicarme a la investigación.
En aquel entonces, creía que la investigación solo ocurría en el laboratorio. Así fue como inicié mi carrera, con una bata blanca, extrayendo ADN, realizando PCRs y Elisas. Sin embargo, mi curiosidad, junto con las personas que he tenido la suerte de conocer a lo largo de los años, me llevaron a explorar otras facetas de la investigación que hoy en día me apasionan más: la investigación biomédica aplicada, el desarrollo de medicamentos y la investigación en prevención y promoción de la salud. Trabajé durante muchos años en la compañía biotecnológica Serono y, posteriormente, en la farmacéutica Merck. En esas etapas, una de mis responsabilidades clave fue colaborar con los equipos de investigación y desarrollo para garantizar que los medicamentos, una vez desarrollados, fueran accesibles para quienes los necesitaban. Estoy convencida de que la verdadera innovación sólo se da cuando es accesible para las personas que pueden beneficiarse de ella.
Mi auténtica pasión es contribuir, dentro de mis capacidades, a construir una sociedad más saludable. Porque la salud no es sólo un objetivo en sí mismo, sino el pilar fundamental para que podamos alcanzar nuestro máximo potencial, tanto a nivel individual como colectivo.
¿Qué supone ser la directora mundial de operaciones de IAVI?
Es un gran honor y, al mismo tiempo, una enorme responsabilidad liderar un equipo tan talentoso y comprometido. Mi objetivo es asegurar que nuestras estrategias y proyectos se ejecuten con eficiencia, maximizando nuestro impacto a nivel global. Tengo la suerte de trabajar con colegas que son líderes mundiales en sus respectivas áreas, de quienes aprendo algo nuevo cada día. Esto me motiva constantemente a dar lo mejor de mí y a estar a la altura del líder que merecen. Más allá de las habilidades profesionales, siempre doy prioridad a rodearme de buenas personas: honestas, íntegras y, sobre todo, comprometidas con el éxito de la organización por encima del individual. El trabajo en equipo es, sin duda, la clave del éxito colectivo en IAVI.
Estos seis años en IAVI han sido un auténtico privilegio. Ha sido una oportunidad invaluable para contribuir directamente a avances científicos y a la mejora de la salud global, especialmente en comunidades con mayores necesidades. Saber que nuestro trabajo tiene el potencial de marcar una verdadera diferencia en la vida de tantas personas es, sin duda, lo que me impulsa cada día.
¿Cómo es su día a día en esta organización a miles y miles de kilómetros de su tierra?
La mayor parte de mi jornada transcurre en reuniones, ya sea con mi equipo más directo o con colaboradores externos. El trabajo transversal es clave para avanzar en los proyectos, ya que constituye nuestra metodología principal de trabajo. Suelo involucrarme muy activamente al inicio de los proyectos, asegurándome de que se lancen con todo el apoyo necesario. Además, me gusta establecer plataformas y dinámicas que faciliten el contacto continuo con los equipos, permitiendo realizar un seguimiento apropiado y efectivo. Para mí, el éxito colectivo es algo realmente extraordinario y motivador. Sin embargo, no todo son éxitos. La vida profesional también incluye fracasos y momentos desafiantes. A menudo enfrentamos situaciones complejas, ya sea por cambios regulatorios, problemas de financiación, imprevistos en la ejecución o la propia naturaleza de la ciencia y las personas, que a veces son inherentemente complejas.
Otro componente fundamental de mi trabajo es la resolución de crisis. Estas situaciones, aunque retadoras, son oportunidades para aprender y mejorar continuamente.
¿Su organización trabaja en la vacuna frente al SIDA, aunque para los enfermos de VIH, los últimos antirretrovirales consistentes en una inyección subcutánea es ya en sí la mejor vacuna después de pasar por el calvario de tener que tomar más de 20 pastillas diarias?
Es inspirador ver cómo la prevención y el tratamiento del VIH-SIDA han evolucionado tan positivamente en los últimos años. Uno de los avances más recientes, reconocido por la revista Science como el avance científico del año, es lenacapavir. Este antirretroviral de acción prolongada se administra mediante una inyección subcutánea cada seis meses, marcando una mejora significativa en comparación con los tratamientos tradicionales que requieren dosis diarias. A pesar de estos logros, existen necesidades no cubiertas. Por ejemplo, la profilaxis preexposición (PrEP) es una herramienta importante, pero no es adecuada para todas las personas. Nuestra visión sigue siendo aún más ambiciosa: desarrollar una solución preventiva que permita evitar nuevas infecciones y reducir la carga global del VIH.
Estamos trabajando en dos proyectos clave relacionados con el SIDA: buscamos desarrollar una vacuna capaz de generar anticuerpos de amplio espectro neutralizante, esenciales para controlar y prevenir el SIDA; y en la administración de los propios anticuerpos neutralizantes, una estrategia especialmente relevante para prevenir la transmisión materno-infantil del VIH, que sigue siendo un problema crítico en muchas regiones del mundo. Estos proyectos reflejan nuestro compromiso con la lucha contra el VIH-SIDA, trabajando hacia un futuro en el que la prevención y el tratamiento sean accesibles y efectivos para todos.
¿Considera que, en general, no hay suficiente apuesta por prevenir las enfermedades y que gran parte del presupuesto se va en tratar las enfermedades ya declaradas?
Este es un problema global, no limitado a España. En los países de la OCDE, el gasto en prevención y promoción de la salud representa, en promedio, apenas el 2.8% del presupuesto total en salud, mientras que el resto se destina principalmente al tratamiento de enfermedades. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que una mayor inversión en prevención puede reducir significativamente la carga de enfermedad en la población.
El desafío radica en que, aunque una parte importante de la carga de enfermedad es prevenible, los efectos de la prevención suelen manifestarse a medio y largo plazo, lo que dificulta priorizarla frente a necesidades inmediatas de atención médica. Es crucial fomentar un cambio hacia una cultura global que valore más la prevención, ya que esta es la única manera de garantizar más años de vida saludable (no sólo una mayor esperanza de vida). Además, una mayor inversión en prevención nos permitiría gestionar mejor los crecientes costos asociados a la incorporación de innovaciones farmacológicas y tecnológicas, que enfrentan cada vez más barreras de acceso. Es por ello que cada vez me apasiona más la educación en salud durante la infancia, puesto que es una de las inversiones mas rentables que se puede hacer.
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