La Vía Verde de la Jara: tres años de vergüenza nacional

J. Moreno
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El cierre indefinido del itinerario continúa, como desde 2021, sin visos de remontada. «Está muy mal. Está fatal», dice el alcalde sobre la conservación

La Vía Verde de la Jara: tres años de vergüenza nacional - Foto: LT

El alcalde de Aldeanueva de Barbarroya (Toledo), José Manuel Fernández, enfatiza cuando se refiere a la Vía Verde de la Jara. «Novedad no hay ninguna. Nada de nada de nada», suelta en dos frases que destilan la desesperación de una comarca. El itinerario colinda con el núcleo urbano de este municipio de 500 empadronados, y el regidor, agricultor, conoce a la perfección el malogro de los 52 kilómetros. «Está muy mal. Está fatal. Hay zonas por las que no se puede ni pasar por ella», apostilla sobre la única Vía Verde de España desdeñada con el anuncio de cierre indefinido.

José Manuel menciona expresamente las descuidadas orillas del trazado, con una vegetación devoradora. El programa de las Vías Verdes advierte desde hace tres años del cierre del itinerario, descabezado desde 2018. El derrumbe de un reguero de piedras en una trinchera precipitó lavarse las manos. «Debido al estado de conservación y a los serios problemas de seguridad por esta circunstancia (mal estado del firme, falta de iluminación en los túneles y déficit en la recogida de residuos) ADIF ha determinado el cierre temporal», indicaba el 12 de noviembre de 2021 la red para peatones y ciclistas dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.

La estocada letal sucedió días antes, el 30 de octubre. Un desprendimiento de piedras cerca de Aldeanueva de Barbarroya precintó en realidad el trazado. La empresa pública Tragsa hizo desaparecer semanas después el pedregal inopinado, pero el paso ha permanecido desde entonces cerrado.

Los ciclistas y paseantes concurren, no obstante, los fines de semana en este trazado de 52 kilómetros que recorre como una cicatriz parte de la comarca de La Jara. Asumen el riesgo. «Se hace especial énfasis en que no está permitido acceder o acercarse a los recintos de las estaciones en estado de abandono, al denominado túnel número 9 cerrado (el siguiente a la estación de Nava-Fuentes) por desprendimientos a causa de las lluvias», avisa desde hace tres años el programa de Vías Verdes.

El adjetivo temporal hacía sonreírse desde el principio a los políticos locales, conscientes de que el carácter provisional sería duradero. El único movimiento ocurrió el 3 de marzo de 2022. Por entonces, la Fundación de los Ferrocarriles Españoles organizó un encuentro entre el subdelegado del Gobierno, Carlos Ángel Devia, representantes de los ministerios de Transportes y Agricultura, la Diputación, ADIF y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Todos los ingredientes estaban en el plato, pero ese 'principio de acuerdo' para la solución sonaba errático. Impreciso. Tan impreciso, que ninguna intervención se ha materializado.

«Hay ocasiones en las que un ferrocarril nace muerto», abrevia el programa Vías Verdes sobre la historia de proyecto nacional diseñado a principios del siglo XX para unir Talavera con las Vegas Altas del Guadiana en Extremadura. Suena a premonición. «Un recorrido extremadamente difícil, unido a las ingentes obras de ingeniería que exigía la tortuosa orografía de la región, provocaron que se diera carpetazo al proyecto», explica. Un carpetazo que aún resuena.

La mancomunidad de municipios gestionó la Vía Verde hasta 2018 y quedó disuelta entre una deuda inasumible. Los vagones de alojamiento y restaurante acabaron vapuleados por el vandalismo, que vampiriza las infraestructuras abandonadas. En definitiva, los 750.000 euros recibidos de fondos europeos e inyectados entre 2008 y 2011 han terminado engullidos por la decadencia y el olvido.