Irene tiene la voz un poco cogida de catarro. Lo dice ella al otro lado del teléfono, pero avisa de que estará bien para venir esta tarde a recoger en Toledo el premio que le ha concedido el Festival del Cine y la Palabra (CiBRA). Es una actriz con muchas tablas en la interpretación y también en las entrevistas. Las tiene cogido ese punto a medio camino entre la improvisación y la reflexión para no decir nada que pueda ser polémico. A Irene no le interesa tener proyección mediática al margen de su carrera y lo dice bien claro. Ella vive de y para sus personajes, sean de teatro, de cine o de televisión.
La XVI edición del Festival CiBRA de Toledo te premia con el galardón al talento joven. ¿Cómo te tomas este reconocimiento?
Estoy muy contenta y agradecida a Toledo. Este año también el Teatro de Rojas me ha dado el premio a la mejor actriz por 'Finlandia', un premio precioso del público que no pude ir a recoger. Siento que es especial venir a Toledo para recoger el premio de CiBRA en una ciudad que me ha reconocido tanto.
¿Tienes sitio en casa para colocar este galardón? Llevas muchos años de carrera a pesar de que acabas de cumplir 36 años y ya tienes un Goya, un Fotogramas de Plata, mención en San Sebastián y otros cuantos premios más.
Al llevar tantos años trabajando hay más opciones de que eso ocurra. Me siento muy afortunada por los premios, pero, sobre todo, por tener trabajo. Aunque pueda sonar un poco a tópico, lo mejor es estar trabajando. Y si los compañeros o la profesión te quieren premiar por tus trabajos, siempre es un chute de energía, de alegría y una manera de decirte que lo estás haciendo bien, que sigas por ese camino. Las muestras de cariño siempre sientan muy bien.
En la industria audiovisual llevas muy buen año con 'Las abogadas' y con 'Las largas sombras', dos series muy exitosas. ¿Te esperabas esta acogida?
Ha sido un año muy bonito por estrenar estos dos trabajos. Lo más importante para mí ha sido tener estos dos personajes con energías tan diferentes. En concreto, en 'Las largas sombras' tengo un personaje muy alejado de mí y me supuso un reto muy importante. También el hecho de dar vida a Manuela Carmena, a la que admiro tanto, era difícil, en una serie que narra un periodo de la historia de España muy concreto, y un hecho muy desconocido.
Ahora, viendo la acogida tan buena de 'Las abogadas', tengo claro que el gran acierto de la serie es que la ha visto mucha gente joven y es muy importante.
La serie se ha cerrado con seis capítulos una vez que se producen los atentados en el despacho de abogados de Atocha. ¿No merece una segunda temporada para conocer más de cerca la vida de estas cuatro abogadas años más tarde?
No tengo ni idea. La serie va hacia atrás y cuenta los diez años antes de la matanza de Atocha para entender qué pasó. Lo siguiente sería entrar a escarbar en qué pasó con el juicio y creo que hay muchas cosas que están ocultas. Ese juicio fue tramposo y no quedó muy claro qué pasó. Creo que no habrá segunda parte.
En la redes y a nivel mediático estos últimos días se ha destacado especialmente tu interpretación en 'Las abogadas' en ese último capítulo y escenas posteriores a la matanza. ¿Te esperabas esa repercusión?
No me he enterado de nada. No me meto mucho en las redes sociales, pero me hace mucha ilusión. Haces tantos trabajos y muchas veces me da por pensar dónde quedará todo lo que haces. Cuando trabajas en el teatro tienes contacto con la gente, con un público que sabes que está ahí, ha pagado su entrada y todo es mucho más tangible y real. Sin embargo, en el mundo virtual no sabes, ahí queda y es muy aleatorio.
Uno de los pilares del festival CiBRA son las masterclass de Encuentros de Cine con profesionales del sector. Si tuvieras que dar una a jóvenes que quieren ser actores, ¿ aconsejarías que se metieran en la profesión?
Les diría que tuvieran muy clara la razón interna de porqué se quieren dedicar a esto. Será su motor para seguir y pelear porque no es una profesión fácil. A mí lo que me ha salvado muchas veces es acordarme de eso. En mi caso, ser actriz es algo tan poderoso y me da tanta energía... Soy consecuente con esto porque me compensa. Pero si no tienes muy clara la razón, es difícil sostenerse y mantener esta profesión.
¿Es un buen momento para lanzarse a la interpretación ahora, con tantas plataformas?
No lo sé. Ahora hay tal nivel de confusión, de falta de atención y de lío con las redes... También el mundo de la moda está muy dentro de nuestra profesión de repente y se ponen en valor otras cosas. No sabría que camino tomar si tuviera que empezar. Cuando yo comencé era mucho más claro hacia dónde había que ir, pero ahora es más complejo y hay que encontrar un buen espacio donde formarse, también hacer grupo con personas creativas, colaboradoras y que quieren estar en la profesión. Lo que me encontré cuando estaba empezando fue gente con la que he escrito proyectos o he sacado adelante trabajos. Ese primer impulso en una edad en la que una persona está muy permeable es muy importante.
¿Te ves dando el salto a la dirección como acaban de hacer las actrices Marta Nieto o Paz Vega?
No. Me gusta más sacar adelante mis proyectos y producir, pero dirigir, no. No me veo, de momento.
También ahora se habla mucho de la irrupción de la inteligencia artificial en la industria, una tecnología que ya empieza a preocupar a los actores estadounidenses, sobre todo. ¿Cómo lo vives?
Nos falta muchísima información. El otro día estuve en unas charlas sobre la democratización de datos para entender un poco qué pasa con los sitios del almacenaje de datos y cómo contaminan, qué pasa con la inteligencia artificial y cómo se regulará en Europa. Es un tema muy complicado y nadie nos ha explicado de qué manera nos puede afectar a los actores. Las cosas se están empezando a entender y la clave será la regulación.
Como actriz ya has tocado todos los palos: teatro, cine y televisión. ¿Lo que más te llama es el teatro?
He hecho mucho teatro, pero no siento eso, quizá lo que he tenido ha sido mejores textos. No sabría decir qué disciplina me gusta más. El cine me encanta y en los últimos años he puesto la energía ahí. Estoy convencida de que todavía tengo mucho que explorar y aprender.
¿Te cansa que siempre que se habla de ti se te vincule a tu conocida familia de actores, los Gutiérrez-Caba?
Son muchos años ya. Cada vez que me presentan me lo recuerdan y pienso que es algo cansino.
Pero hay mucha gente que el apellido Escolar le despista y no sabe que eres nieta de Irene Gutiérrez Caba y sobrina nieta de Emilio y de Julia Gutiérrez Caba.
Me alegra eso también. Es una manera de ubicarme. No podría decir que me cansa. Me gusta que la gente haya visto mi trabajo y poder sostenerme por mí misma. No deja de ser mi familia y entiendo que ha formado parte del mundo de las artes de este país durante muchas generaciones. Es bonito que sean recordados y se lo merecen por su esfuerzo. Estoy muy agradecida y me ha dado cosas muy bonitas también, claro que sí.
Has estado hace unos días en 'La Revuelta', el programa de Broncano, y tus palabras sobre tus dificultades para pagar el alquiler por los precios del mercado se han vuelto virales. ¿Cómo te lo has tomado?
Aunque es muy interesante, prefiero no seguir hablando de esto.
¿Pero eres consciente de que al ser una actriz conocida eres también altavoz a nivel mediático?
Esa repercusión ya se ha aplacado y estoy en un momento en el que quiero rodar tranquila. Es algo muy ajeno a mí y no quiero meterme en más líos. No soy muy consciente de ser un altavoz. El nivel de desinformación, cómo se viralizan y se tergiversan las palabras, genera un caos muy grande del que prefiero estar al margen. Siento cada vez más que lo que me gusta es coger trabajos, implicarme en ellos, y que ese trabajo pueda acompañar a alguien o hacerle sentir bien. Para mí, eso es un altavoz muy poderoso.