Después de los trágicos acontecimientos del pasado 29 de octubre, el casco histórico de Letur se ha convertido en una isla solitaria, aislada del exterior por dos enormes cicatrices, dos surcos excavados por el agua que lo aíslan del resto del mundo. Pero no del todo.
Desde el primer momento, pequeños grupos de técnicos, tocados con cascos y ataviados con llamativos chalecos amarillos, recorren las estrechas callejuelas de su barrio antiguo, que ahora aparecen más solitarias que nunca. Dos de ellos son arquitectos.
Son Eduardo Mascagni, presidente de la demarcación de Albacete del Coacm (Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha) y Ana Teresa García, una profesional que cuenta con formación específica en el área de emergencias. Su principal misión es evaluar riesgos.
No es la única. En colaboración con la Administración, estos técnicos gestionan los informes sobre los edificios afectados por las tres avenidas que golpearon la localidad, además de asesorar en el trámite de los fondos regionales para emergencias o de los seguros.
Su presencia no es casual. La demarcación del Coacm en Albacete provincia tiene establecidos protocolos de emergencia, de forma que los arquitectos han colaborado con el plan emergencias del Gobierno regional y de Protección Civil.
«La primera inspección allí la llevaron a cabo los técnicos de la Diputación», informa el Colegio en un comunicado, «pero en los días siguientes han contado ya, en numerosas ocasiones, con el apoyo y la visita de Mascagni y García».
Los protocolos de emergencia tampoco son casuales. La demarcación de Albacete y el Colegio de arquitectos de Murcia (Coamu), son instituciones con una gran experiencia en este terreno, que disponen de equipos consolidados.
Sobre el terreno, se aplica un sistema simple y efectivo. Es un sistema de colores y figuras que indican el estado del edificio, de manera que vecinos y voluntarios saben, a primera vista, si hay problemas o ya se puede entrar a limpiar.
En paralelo, el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha y la demarcación de Cuenca usaron esos protocolos para formar a un equipo de voluntarios, que recorre las calles de Mira, la otra localidad afectada por la Dana.
«El criterio y la experiencia de Lorca han sido fundamentales para organizar nuestra labor, así como también la experiencia de Mayte Cuesta, arquitecta de Buenache de Alarcón, localidad que ya sufrió una DANA en 2023, y autora de los necesarios 97 informes de daños», afirma Juan José Ramón, presidente de la demarcación de Cuenca del COACM, principal inspirador de la acción junto a Pablo León, presidente de la Agrupación de Arquitectos Peritos y Forenses del Coacm.
«Los arquitectos nos hemos volcado. La respuesta ha sido incluso emocionante. Me hace sentir un gran orgullo por la reacción solidaria, e inmediata, de nuestra profesión en un momento de tanta necesidad», señala la decana del Coacm, Elena Guijarro.
Señalar, por último, que el Coacm está en contacto constante con el Colegio de Arquitectos de Valencia y con el CSCAE.