Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Un planteamiento por completo equivocado

22/12/2023

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se reunirán este viernes para, según todos los augurios, mantenerse en la bronca perpetua y no llegar a ningún acuerdo de sustancia. Sin embargo, me permito pensar que a ninguno de los dos le conviene una actitud de permanente hostigamiento, conscientes de que la sociedad reclama otra cosa. Y, en cualquier caso, sospecho que es un planteamiento erróneo el que ha marcado los prolegómenos de un encuentro entre el jefe del Gobierno y el líder de la oposición que ni siquiera debería ser noticia por lo frecuente, pero que es noticioso precisamente por lo contrario: porque el presidente del Ejecutivo y el del PP han mantenido reuniones bilaterales muy contadas, contra lo que ocurre y es normal en la mayoría de las democracias europeas. Y, sobre todo, contra lo que le conviene a la nación.
Pienso que el enfoque previo a esta reunión se mantiene sobre dos líneas desacertadas: en primer lugar, cada parte trata de ganarse la adhesión de la UE, dividiendo a las estructuras europeas, en lugar de actuar conjuntamente ante una Europa que ha iniciado reformas de tanto calado como el pacto migratorio y el de estabilidad; claro que el error, o la perfidia, comenzó antes, cuando se mantuvo a la oposición por completo alejada de las tareas de la presidencia española de la UE. Y siguió el camino equivocado cuando el PP se empeñó en utilizar a la UE como ariete contra los proyectos gubernamentales. Cuando me temo que la verdad es que 'Europa' se siente muy poco involucrada en nuestras peleas intestinas, más allá de declaraciones de compromiso y de enviar a España delegaciones 'para estudiar' los temas candentes españoles.
En segundo lugar, ambos tratan de frenar cualquier reforma de calado, en lugar de potenciarla. Así, de acuerdo con algunas informaciones, Feijóo tratará de limitar cualquier reforma constitucional, circunscribiéndola solamente al artículo 49 de la Constitución --una reforma mínima, una sola palabra, que hace tiempo debería estar resuelta--, pidiendo a Sánchez que 'detenga' cualquier afán de su coaligado Sumar por ir más allá en los cambios de la Carta Magna.
Así, se mantiene el mismo espíritu preventivo de 'no abrir el melón' constitucional, no vaya a ser que las fuerzas republicanas traten de impulsar un referéndum sobre la forma de Estado. Cuando lo lógico sería que las dos fuerzas mayoritarias, PSOE y PP, orillando republicanismos y secesionismos, llegasen a un acuerdo para estudiar, sin prisa pero sin pausa, los necesarios cambios constitucionales, especialmente los referentes a la territorialidad y al fortalecimiento de la Corona.
Ya sé que es por completo utópico mirar tan lejos, cuando la vista de los políticos es tan corta que se limita a garantizarse parcelas de poder y su talante se centra en el disenso mucho más que en la voluntad de pactos. Pero un comentarista político, equivocado o no, está obligado a señalar lo que considera más adecuado para el país y a criticar las actitudes que juzga inadecuadas. Y tengo la sensación de que hay una tercera parte que estará sobrevolando el aire en el encuentro de los dos políticos más poderosos de España: la ciudadanía, que hace tiempo que no entiende por qué no se llega a pactos de Estado en materia exterior, de reforma y relevo del poder judicial, en la territorialidad (la negociación con los independentistas no debería ser una materia opaca en las exclusivas manos del Gobierno, ni la derecha debería oponerse a ella) o en el reparto de los fondos 'next generation'.
Confieso que, en realidad, espero poco de una reunión que llega precedida de reproches, desconfianzas y descalificaciones totales. Pero la medida de hombres de Estado de los dos interlocutores de este viernes quedará reflejada en los resultados, o en la falta de ellos, de la 'cumbre' de hoy: ni Sánchez ni Feijóo pueden estar condicionados por 'sus' respectivos extremistas. ¿Ganan los 'halcones' o el sentido común?