Profesionales del Servicio de Neurología de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete llevaron a cabo ayer en la entrada de las consultas externas del Hospital General Universitario una jornada de sensibilización con la realización de pruebas diagnósticas a los ciudadanos, tal y como vienen haciendo en los últimos años, de cara a prevenir los ictus en pacientes con riesgo de padecerlo.
Anualmente son en torno a un millar los ictus que se producen en la provincia de Albacete, sin embargo, mediante la activación del Código Ictus en 2023 fueron atendidos por los neurólogos albacetenses 460 pacientes. Gracias a este protocolo de actuación rápida, las pruebas diagnósticas y los tratamientos eficaces de recanalización se hacen lo más rápido posible, ya que esta patología es tiempo dependiente: cuanto antes se trata, más probabilidades de recuperarse sin secuelas neurológicas tiene el paciente afectado.
Del total de accidentes cerebrovasculares que se produjeron el año pasado en la geografía provincial, entre 500 y 600 precisaron ingreso en la Unidad de Ictus, cuya estancia media ronda los dos días, según apuntó el doctor Óscar Ayo, coordinador de este dispositivo, que ayer junto a otros compañeros médicos de la especialidad y de Enfermería de su Servicio realizaron ecodoppler de arterias carótidas a medio centenar de ciudadanos que acudían al centro hospitalario por una cita médica. El doctor Ayo informó que «el examen de las arterias carótidas a menudo se realiza para detectar un estrechamiento, o estenosis de las carótidas, enfermedad que aumenta de manera sustancial el riesgo de accidente cerebrovascular, especialmente en pacientes con colesterol alto , triglicéridos elevados, así como diabetes y obesidad».
Por su parte, la supervisora de Enfermería de la Unidad de Ictus, Carmina Rosillo, fue una de las enfermeras que ofreció ayer información a la población en la mesa informativa instalada a tal efecto en el Hospital. Rosillo insistió en los factores de riesgo de un ictus y en la detección precoz ante los síntomas de alarma y alertó a la población que ante la mínima sospecha consulten con los profesionales sanitarios o llamen al 112 «porque el ictus es una enfermedad tiempo dependiente».
En este sentido, Carmina Rosillo reiteró que «hay gente que tiene un ictus, y como se encuentra mal, decide acostarse para ver si se le pasa, lo cual es un error garrafal, ante la menor sospecha hay que acudir a Urgencias o llamar al 112».
Fuerte dolor de cabeza repentino, mareo, dificultad para hablar o para interpretar lo que te dicen, pérdida de sensibilidad en un brazo o una pierda o en un lado del cuerpo, inestabilidad de la marcha, pérdida de fuerza, alteración de la visión son signos clave de alarma de que una persona puede sufrir un ictus o en el mejor de los casos un accidente isquémico transitorio donde al cabo de unos minutos o en menos de 24 horas el paciente se recupera por completo.
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