Se reanudaba la temporada en nuestra provincia tras más de cuatro meses de inactividad taurina, con el tercer festejo del certamen taurino Promesas de Nuestra Tierra, con todas las medidas de seguridad que marca la ley, lo que resultaba curioso, con gel en la puerta, la fila ordenada y dejando la distancia de seguridad y todo el mundo con su mascarilla, que no se podía quitar a no ser para comer, por lo que los puros hubo que fumarlos fuera, tras el festejo. Una buena novillada de La Quinta, pareja, noble y encastada, les permitió a cada joven diestro, expresarse según sus condiciones y conceptos.
Abrió plaza el alicantino, aunque en la Escuela Taurina de Arles, Borja Escudero, quien sorteó un buen novillo encastado y noble, con el que estuvo entonado, sobre todo por el pitón izquierdo, por el que embestía con mayor suavidad. Una tanda en redondo consiguió casi en los finales de la faena con cierta compostura de ligazón y temple, pero la espada lo descompuso todo, necesitando de dos pinchazos, de los que salió volteado, un metisaca bajo, una media estocada arriba y descabello, recogiendo una ovación. Con el que hizo cuarto, también le faltó cierto acople en algunos momentos, si bien es cierto que el animal, sin tener mala condición, fue mas pegajoso, pero hubo pasajes suaves y templados. Lo mató de un pinchazo y estocada casi entera, escuchando palmas.
El sevillano Manuel Casado es un novillero muy bullidor que conecta rápido con el tendido. Muy efectista, recibió a su primero con una larga cambiada de rodillas a porta gayola con el capote de paseo y ese bullicio lo transmitió en la faena de muleta, que a su manera cuajo. Mató sin muleta de una estocada tendida y recogió una oreja. Volvió a bullir con largas cambiadas de rodillas de salida en el quinto, continuando con el capote hasta que resultó cogido sin consecuencias. Al igual que en el primero de su lote, puso banderillas con mayor acierto que en el anterior, y con la muleta mas sereno con un novillo de buena condición, como el resto de la novillada, aunque se fue embarullando en los finales del trasteo. Volvió a entrar a matar sin muleta, cobrando una estocada y cortando las dos orejas.
Quedó baja la estocada al primero del lote de Alejandro Penaranda, lo que no fue obstáculo para que le pidieran con fuerza las dos orejas, que paseo por el ruedo de la bonita plaza de Munera. El novillo tuvo las mismas condiciones que sus dos hermanos anteriores, nobleza y movilidad. Bien lidiado por Santi González y buenos pares de Perea y Richar, fue el preámbulo de una buena faena, basada en el pitón derecho, por el que se sucedieron series ligadas, con temple y mando, mostrando el de Iniesta una buena dimensión. Con el que cerró plaza, lo recibió suave y templado con el capote, sucediéndose verónicas de muy buen corte. Volvió a brillar la cuadrilla, esta vez con la capa Perea y con las banderillas Santi González y Richar.
Faena compacta, con clase, torería, temple y ligazón a un gran novillo de La Quinta, que sin duda lo convierte en un serio candidato a la final. Estocada, dos orejas y rabo y la vuelta al novillo. De excelencia.