En el primer día de 2025 y coincidiendo con la Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco pidió ayer a los Estados de tradición cristiana un gesto humanitario «de condonación» o reducción de las deudas de los países más empobrecidos y vulnerables. «Animo a los Gobiernos de los países de tradición cristiana a que den buen ejemplo, condonando o reduciendo la deuda de las naciones más pobres», apeló desde la ventana del Palacio Apostólico, ante miles de fieles congregados en la plaza San Pedro del Vaticano.
El Pontífice insistió en la cuestión del perdón de la deuda como parte del Jubileo, festividad que se celebrará durante todo 2025 y en la que la Iglesia concede indulgencias o la gracia de los pecados.
Ante la Jornada Mundial de la Paz, Francisco agradeció y aplaudió también «todas las iniciativas de oración por la paz» que se han llevado a cabo en el pasado año.
A su vez, hizo alusión a las guerras existentes en el mundo y reiteró la necesidad de que estas acaben. «Expreso mi más sincero agradecimiento a todos los que trabajan por el diálogo y las negociaciones en las numerosas zonas de conflicto» a nivel mundial. «Rezamos para que cesen los combates en todos los frentes y definitivamente nos centremos en la paz y la reconciliación», agregó.
En la bendición Urbi et Orbi, el Sumo Pontífice hizo de nuevo referencia a lugares en conflicto actualmente, como «la martirizada Ucrania, Gaza, Israel, Myanmar y tantos otros pueblos en guerra».
«He visto imágenes y fotografías de la destrucción que causa la guerra. La guerra siempre destruye, siempre es una derrota», apostilló.
Además, subrayó que las madres «tienen su corazón lleno de dolor porque sus hijos han sido arrebatados por la violencia, por la soberbia, por el odio».
«¡Qué hermosa es la paz!», exclamó el Papa, a la vez que lamentó «¡qué inhumana es la guerra, que rompe el corazón de las madres!».
El Obispo de Roma invitó a contemplar y valorar el misterio de la natividad y a devolver gratuitamente gestos de perdón y reconciliación.
Finalmente, en la primera misa del año en la Basílica de San Pedro, su Santidad instó a «proteger la vida» y «dignificar la vida de cada nacido de mujer, que es la base fundamental para construir una civilización de paz».