Hay personajes tan importantes que si contáramos su hoja de servicios a la cultura en general, y en este caso, a la música en particular, no sólo se llenaría esta página, sino toda la sección y medio periódico. No cabría nada más. Cual acontece con alguien que, además de ser catedrático de guitarra en el Real Conservatorio de Madrid -a lo que une Título Superior de Música en Instrumentos de Cuerda Pulsada del Renacimiento y Barroco de esta institución-, es doctor de investigación, diplomado en Estudios Avanzados de Musicología, y suma diversos másteres, ponencias y conferencias por diversos países, ha ganado muchos premios -entre ellos el Internacional Andrés Segovia para Guitarra-. Y, claro, como intérprete, junto a multitud de conciertos y grabaciones en radio y televisión en nuestro país y fuera, totaliza once discos, completando la docena el reciente Live in Madrid. Noble, llano y sencillo, Pedro Jesús Gómez no presume absolutamente de nada de lo anterior, pero sí de ser de Albacete «y su impresionante nivel musical, no solamente en clásica», cual expresa.
Ni siquiera se las da de una cifra que sorprendería a cualquiera, posiblemente a otros colegas de la guitarra en cuanto al número de instrumentos de cuerda que domina. Porque, sí, claro, tocando este instrumento para repertorio clásico actual es extraordinario, pero, además sus diversas interpretaciones de música de los siglos XIII al XXI, las realiza con instrumentos originales. Y no uno ni dos: ocho en total: al-oud, cítola medieval, vihuela de mano de seis ordenes, laúd de ocho ordenes, guitarra barroca, tiorba de trece órdenes, laúd barroco de catorce órdenes y guitarra clásico-romántica.
De varios de los cuales ha impartido clases magistrales y ha hecho en buen número de giras desde hace más de tres décadas, a pesar de lo cual, este polivalente músico y enseñante, que acaba de regresar de Italia, insiste en no considerarse «ni grande ni destacado; trabajador tenaz, puede ser». Porque de sus extraordinarios logros profesionales -es justo y necesario insistir-nunca se la ocurriría alardear. Pero sí, en lo personal, de las mejores virtudes de la tierra, entre ellas el típico humor con retranca que tantos ratos divertidos le proporciona. Aunque confiesa no estar dotado de ese talento: «El sentido del humor no venía en mi canastilla de bautizo».
Y, cómo no, de la Feria, a la que todo el que acude por primera vez, sea de donde sea y tenga la edad que tenga, queda entusiasmado, y que poco a poco se va conociendo más fuera de Albacete. En definitiva, «la mejor y mayor embajadora de la tierra», justificándolo así, como la califica, para añadir que «representa todos los aspectos de nuestra sociedad, el lúdico, el artístico, el económico y el del patrimonio cultural».
Una definición que igualmente aplica al que estima como el otro gran embajador al que todavía no le hemos colocado en el lugar que se merece: la provincia. Con tantos y tantos rincones que no dejan de sorprender a quien los visita, «y que, esos sí, por desgracia, aún son absolutamente desconocidos en la Villa y Corte».
Y ya su orgullo paisano se adentra por lo profesional con el impresionante cambio que ha dado Albacete desde los no tan lejanos tiempos en que él comenzó a estudiar música. Desde la clásica -incluyendo la antigua- a la ópera, y pasando por la guitarra. Sobre todo con el Festival de Guitarra -del que Pedro Jesús es director artístico- y que organiza la Concejalía de Cultura hace ya 26 años, «que de ser únicamente testimonial, se ha convertido en algo enorme y magnífico tanto en cantidad como en calidad», precisa.
Mas también sostiene que dentro de la oferta no faltan otras grandes músicas como el flamenco, el jazz, el rock, incluso el swing o el jazz manouche. Todas presentes en Albacete con la calidad que merece la ciudad, y el talento local siempre dentro de estas programaciones. Algo que no ha ocurrido por casualidad, y lo argumenta. «Tres estamentos sociales se han puesto de acuerdo para este milagro, que espero que dure muchos años: programadores vocacionales e incansables que los promueven, instituciones públicas y privadas que los apoyan, y, lo más importante, un público que asiste fielmente y reconoce las buenas representaciones artísticas».
Una opinión que se jacta de ser sólida, en mayor medida en cuanto a la música académica, ya que tuvo la oportunidad de trabajar en los tres conservatorios de música de la ciudad, y en todos ellos existió el denominador común de que compartió con alumnos y profesores una actividad académica excelente. Por lo que resume que la programación cultural en lo que se refiere a música erudita de Albacete capital y provincia «supera con creces la de otros territorios con mayor población y recursos».
Poco apoyo a la música en España. No obstante y pese a estas ideas expuestas sobre la tierra, la misma no deja de estar sumida en una sociedad en la que la música clásica, académica o erudita sigue sin ser patrimonio identitario, como sí lo es en otros muchos países civilizados de nuestro entorno. Por lo que es lógico y comprensible que a un personaje culto como él, quizás remedando a Larra, le duela España en este aspecto de la cultura. «Con el poquísimo apoyo que se ha dado a la música desde hace siglos -y a otras artes académicas o eruditas, por supuesto-, aún me parece un milagro que hayamos dado tantos y tan excelentes músicos como Falla, Pau Casals, Alicia de Larrocha o Andrés Segovia, en una lista que sería interminable».
Estas palabras de frustración argumentada le llevan a valorar la suerte que tuvo con sus padres, que siempre apostaron por él y por su hermana -también guitarrista y profesora-, verdaderos artífices de su dedicación, desmintiendo que para ser músico haya que tener una vocación especial y un talento extraordinario que emane de algún lugar místico o intangible. «Nada más lejos de la realidad, pues la mayoría de los músicos lo son por contagio, porque ha vivido sus primeros años rodeados de un entorno musical y cultural».
Su madre era oyente de Radio Clásica y su padre tocaba la bandurria, ambos creían en las virtudes de la práctica musical como herramienta educadora en valores y herramientas intelectuales e, hicieron un enorme esfuerzo con él y su hermana, como afirma emocionado, ahora sí, con orgullo. Para rematar de esta manera: «La música era uno de sus sueños y lo hicieron realidad con sus hijos».