Mencionar Cruz Roja Española es hablar de solidaridad, integración, apoyo a colectivos con menos facilidades. En Albacete, la organización, con 15 asambleas locales y la provincial y que ayer precisamente conmemoraba el Día Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, se ha convertido en uno de los referentes en acción social.
A lo largo del 2023, entre los profesionales y voluntarios de la organización llevaron a cabo en la provincia 56.457 intervenciones, repartidas en las distintas áreas de actuación que desarrolla.
A ello se une otro dato no menos elocuente:Cruz Roja atendió a 15.634 personas, mayoritariamente en el área de inclusión, a través de la que se dio respuesta a la situación de 7.281 personas, lo que representa el 46,5% del total.
El colectivo de personas en situación de extrema vulnerabilidad fue el principal receptor de las actuaciones en esta área, con cerca de 4.000 beneficiarios, seguido, aunque a bastante distancia, por el de personas mayores. «Con los primeros, mantenemos las ayudas de atención a necesidades básicas, como alimentación, higiene, medicación, escolar, apoyo en alquiler», explica la directora provincial de Intervención Social de Cruz Roja, Gloria Salinas.
el valor de asesorar. Pero casi igual de importante, si cabe, son otras acciones que, también dentro de los programas de vulnerabilidad, ofrece la organización.
Unos de ellos son los talleres «sobre economía doméstica, sobre eficiencia energética o sobre asesoramiento de alquileres», pero, además, indica Salinas, el año pasado y este año, estamos llevando a cabo, de forma compartida entre el área de Inclusión y el de Medio Ambiente, el programa Reacciona. «Es una iniciativa que aborda la pobreza energética, financiada por BP (British Petroleum), y que implica ofrecer asesoramiento sobre las facturas de luz, la realización de un informe del consumo energético de la vivienda y una valoración de la situación, a través de los recibos que hayan podido estar pagando de luz, agua u otros suministros, para evaluar si existe o no una posible situación de pobreza energética», explica.
El objetivo es que todas las personas paliaran esta situación de extrema vulnerabilidad. «Si una vivienda tenía estufa de leña, se le pagaba el pellet» o, si, en verano, «carecían de aire acondicionado, en las épocas de temperaturas más altas, estuvimos distribuyendo también ventiladores».
Además, de los informes que se realizaron en estas viviendas, de sus conclusiones, se derivaron intervenciones de mejoras. «Hemos hecho pequeñas reformas en vivienda, como la mejora de la instalación eléctrica, ventanas rotas, cisternas que no funcionan y se pierde agua o compra de electrodomésticos más eficientes, porque los tenían muy antiguos o con mal funcionamiento, que hacían que tuvieran unos consumos de luz muy elevados, o directamente no tenían electrodomésticos».
mayores autónomos. En el área de Inclusión, los mayores fueron los segundo destinatarios. «Con ellos trabajamos en programas como el de deterioro cognitivo, el de envejecimiento activo, el fomento de la autonomía personal o, lo que más nos demandaron, el acompañamiento, bien para hacer trámites, o para acudir a servicios, como una cita médica», relata la directora de Intervención Social.
Y se busca también, a través de Enréd@te, fomentar las relaciones interpersonales. Es una red social para personas mayores, un programa telemático de Cruz Roja que busca reducir la soledad y el aislamiento involuntario de las personas mayores de 65 años que no disponen de un círculo social acorde a sus necesidades.
El programa de Buen trato a mayores, para reforzar su independencia, respetar sus preferencias a la hora de recibir cuidado de sus cuidadores o personas a cuyo cargo están, evitar el aislamiento y la soledad, y tratarles con dignidad y respeto, o también «un programa específico que tenemos para personas cuidadoras con mayores a su cargo» son otras de las actuaciones que la organización desarrolló, junto con un programa estrella, el de teleasistencia. «Dentro de éste contamos también con el sistema LOPE(Localización de Personas), a través del que facilitamos a los mayores un smartwatch con sistema de geolocalización».
De esta forma, el reloj, del que «tenemos repartidos cinco dispositivos», envía la señal, que se controla desde Cruz Roja, y «a la que también pueden acceder los familiares a través del portal», que permite conocer su ubicación o «si se mueven más rápido de lo normal, lo que indica que se han podido subir a un autobús o coche, o si salen del área de seguridad estipulado».
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