Esta Navidad tenemos una nueva oportunidad para no dejarnos cegar por las luces de la apariencia y de la superficialidad, de la alegría fácil, que no ve más allá de su propio capricho o necesidad.
Estos días convivirán luces y sombras. El brillo que vemos, el de los regalos y escaparates, las ganas de celebrar, esa necesidad de esperanza, de estar con los nuestros, se darán también la mano con las sombras que oscurecen nuestro corazón. La ausencia de quienes ya no se sentarán a nuestra mesa, los conflictos no resueltos con familiares o amigos, nuestras cargas personales e incoherencias también pesan estos días.
Junto a ellas, está también esa otra Navidad que a veces sentimos lejana, pero que está ahí. Y es que las luces brillantes, en muchas ocasiones nos ciegan y nos impiden ver esa otra realidad. La que viven las personas que se acuestan soñando con una cena caliente, las que no llegan a fin de mes y tienen que elegir si pagan su vivienda o destinan ese dinero a comer, la de las personas que conviven con la guerra y la metralla, las que no tienen un hogar, o las que lo tienen pero deben dejarlo en busca de esperanza y oportunidades.
No son tiempos de paz, ni la prosperidad alcanza a todos. Pero nuestra esperanza es cierta: Dios sale a nuestro encuentro esta Navidad y abraza nuestra humanidad herida. Su cuna se aloja hoy más que nunca en medio de tantas guerras, de mil crisis humanitarias olvidadas y de una desigualdad creciente.
Convencidos de que solo su Amor nos da la posibilidad de perseverar día a día sin perder el impulso de la esperanza, Cáritas lanza su tradicional campaña de Navidad con el lema Tú tienes mucho que ver. A través de esta iniciativa, Cáritas nos invita a descubrir que todas las personas tenemos mucho que ver en las oportunidades que otras pueden tener. Lo que cada uno hace o deja de hacer, lo que puede aportar puede dar vida, aliviar la soledad, sanar el alma, hacer que otras personas sientan que la vida brota nueva en ellas. Nuestra tarea no consiste solamente en cubrir las necesidades de los otros, sino en descubrir todas las posibilidades de vida nueva que cada persona llevamos dentro.
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