Se juntaron todos los ingredientes para que el Albacete Basket se reencontrara con la victoria y, de esta forma, dejara atrás la negativa racha de tres derrotas consecutivas que le habían empujado a la zona de peligro. El Pabellón del Parque respondió como nunca al llamamiento hecho por el club durante la semana y no dejó ningún asiento vacío. Dijo David Varela en la rueda de prensa previa al duelo ante el Biele ISB que las opciones de victoria del conjunto albacetense pasaban por un puntaje bajo y, de esta forma, anular al máximo las virtudes del segundo clasificado de la Liga Regular Oeste de la Segunda FEB. Con el marcador final en la mano, se puede decir claramente que sus pupilos lo consiguieron. Y eso que les costó arrancar en el aspecto defensivo durante los primeros compases, con mucho tanteo en el electrónico entre ambos conjuntos. Al término del primer cuarto, el cuadro vasco se marchó arriba con dos unidades de ventaja.
El Biele ISB salió más enchufado al segundo cuarto y firmó un parcial de 0-8 de salida que le disparó en el marcador y que pudo hacer que los fantasmas de estas últimas fechas merodearan sobre el parqué del Parque, pero nada más lejos de la realidad. Un Diego de Blas acertado desde el perímetro reenganchó al Albacete Basket al partido, y es que se echaba en falta la faceta anotadora del jugador madrileño en este tramo importante de la temporada y lo cierto es que el alero recogió el guante a la perfección. No obstante, se trabó notablemente el partido al filo del descanso, con muchas transiciones locales que no se tradujeron en anotación y, por consiguiente, ventaja en el luminoso. Se le vieron incómodos a los pupilos de David Varela en fase ofensiva, por lo que se vieron obligados a hacerse sólidos en defensa como también reclamó el técnico el pasado jueves.
Tras un largo periodo sin disfrutar de ponerse por delante, el Albacete Basket lo logró en el tercer cuarto gracias a un triple a los dos minutos y medio de la reanudación. De hecho, de no haber sido por un triple increíble casi sobre la bocina de Ierai Aizpitarte y que silenció el Parque casi sobre la bocina, el conjunto albacetense se hubiera ido al último cuarto con ventaja en el marcador. No afectó en lo anímico al Albacete Basket en los diez minutos finales, que como otras tantas veces esta temporada remaron y se mantuvieron en la pelea por la victoria hasta el final. Lo que cambió fue el signo de su suerte, que impulsó también una afición que convirtió el Pabellón del Parque en una olla a presión y en otro jugador más sobre la cancha.