El domingo, 12 de noviembre, mientras una parte de los toledanos se manifestaba, (tal vez algunos sabiéndolo y la gran mayoría ignorándolo), contra la Constitución, el Parlamento de la Nación, contra la convivencia y la tolerancia, contra pactos y consensos, me acerqué a ver el primer proyecto de recuperación de restos arqueológicos que se está realizando en Vega Baja. Se prepara y se adapta para que pueda ser visitado y explicado a los ciudadanos. Con este primer proyecto, se inicia la consolidación de unos restos hasta ahora enterrados y se ponen a disposición del público, en un entorno de diseño y jardín para convertirse en un nuevo lugar ciudadano. Es la primera buena noticia en años sobre Vega Baja, ese espacio tan codiciado por promotores, constructores, especuladores y comisionistas. Algo bueno o malo, dependerá de los toledanos, ha comenzado. Aunque surgen las dudas sobre sí la plantación que se ha realizado era la adecuada o sí aguantará los rigores del invierno, las temperaturas tórridas de los veranos, los efectos de aires violentos, las lluvias torrenciales más el vandalismo humano. En cualquier caso, el problema, que es persistente en Toledo, será el mantenimiento sostenido de la zona recuperada.
La noticia buena es que, tras años de abandono, la anterior Corporación, presidida por la alcaldesa Milagros Tolón, consiguió la implicación del Ministerio de Cultura, Junta de Comunidades y Ayuntamiento para la recuperación de los restos enterrados en la Vega Baja de Toledo. Como era de esperar no surgirá un trampantojo de 'Puy du Fou', pero los restos reales nos cuentan historias igualmente reales de los visigodos y de los hispanorromanos. El trabajo deberá continuar en los próximos años con nuevos proyectos que vayan ampliando lo ya destapado. En paralelo, no estaría de más actuar sobre el Circo Romano, mejor identificado, para cambiar todo el espacio e ir trasmutando la zona de parking impactante a parque urbano. El proyecto completo no se conseguirá en poco tiempo. Será un trabajo que deberán acometer distintas Corporaciones. Vega Baja debería configurarse como un gran espacio arqueológico-verde, situado entre la Universidad y los barrios de Palomarejos, Santa Teresa y el llamado Poblado Obrero.