La ONCE acompaña a 50 alumnos para garantizar su inclusión

Dolo Cambronero
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Varios docentes apoyan este curso en la provincia a estudiantes con discapacidad visual

Alonso Cuesta Martínez, escolar de cinco años del colegio Nuestra Señora de Gracia de Mahora, escribe en una línea Braille. - Foto: B.C.L.

Alonso Cuesta Martínez, de cinco años, está en el último curso de Educación Infantil. Este año continúa afianzando su proceso de lectoescritura que inició en el ejercicio pasado aunque la particularidad de su caso es que su código de comunicación será el sistema Braille ya que es ciego de nacimiento. No obstante, su falta de visión no es impedimento para que esté matriculado en un centro de enseñanza ordinario, algo que es posible gracias al apoyo que recibe del equipo de atención educativa especializada de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), en virtud de un convenio con la Consejería de Educación.      

El niño, escolarizado en el CEIP Nuestra Señora de Gracia de Mahora, es uno de los 52 alumnos ciegos o con discapacidad visual a los que la entidad presta apoyo educativo en este curso escolar en la provincia de Albacete a traves de tres docentes itinerantes, una de las cuales pertenece a la organización mientras que las otras dos son personal de la Administración autonómica.  

Esta intervención es toda una apuesta por un modelo de educación inclusiva. «El objetivo es conseguir la máxima autonomía personal del alumno dentro del centro educativo para que pueda llevar a cabo el seguimiento del curso escolar como cualquier otro compañero, lo que se consigue gracias a adaptaciones materiales como lupas, aplicaciones de ordenador... Pero no solo nos preocupa su integración dentro del aula sino en todo el horario del colegio, incluyendo el patio, es decir, su inclusión social y su movilidad autónoma para que pueda cambiar de clase, ir al patio o al baño por sí mismo y que no requiera de una persona que le acompañe a todas partes», explicó la directora de la ONCE en Albacete, Iris Alemán.

Del más de medio centenar de alumnos apoyados por la ONCE en la provincia, 30 están matriculados en centros educativos de la capital en distintas enseñanzas regladas, desde el colegio a la Universidad, pasando por el instituto. El resto se reparten entre las localidades de Mahora, Madrigueras, Tarazona de la Mancha, La Roda, Villarrobledo, Almansa, Hellín y Fuente Álamo. Este curso apoyan a dos alumnas que estudian en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), aunque otros años también han asesorado a otras personas que cursaban estudios superiores presenciales.

En el conjunto nacional, hay 7.153 estudiantes ciegos o con discapacidad visual, estando prácticamente la totalidad de ellos matriculados en centros de enseñanza ordinarios. En Castilla-La Mancha, son 299 los alumnos con problemas de visión.    

Desde la ONCE también asesoran al personal de los centros educativos que tienen escolarizado a algún alumno con baja visión a través de un equipo multidisciplinar que cuenta con un técnico de rehabilitación, que apoya en cuestiones de orientación y movilidad dentro del colegio del estudiante para ayudarle en su autonomía; un instructor en tiflotecnología, que se ocupa de cualquier tipo de adaptación tecnológica dado que actualmente en las aulas se trabaja con ordenador o tableta; un psicólogo que interviene en aquellos casos que precisan apoyo para la propia aceptación de la ceguera, ya sea directamente con el afiliado como con la familia; además del docente.

Además, desde la entidad también suele solicitarse a los centros que hagan ciertas adaptaciones para facilitar la estancia a este alumnado, como señalización de escalones para estudiantes con resto visual o la instalación de barandillas.  

Caso significativo.

Una de las maestras que forman parte de estos equipos en Albacete es Belén Cantos López, que apoya al pequeño Alonso Cuesta Martínez, que tiene el síndrome de Norrie: «Es un caso muy llamativo y motivador. Tiene muchas habilidades sociales, está muy integrado y aprende rápido. Su familia colabora mucho».

Como ejemplo de lo que supone para estos alumnos contar con este tipo de apoyo educativo, Alemán habla de ella misma: «Soy afiliada a la ONCE desde los cinco años y durante toda mi etapa educativa he recibido la intervención de estos profesionales. Las maestras que tuve fueron las que me motivaron y me ayudaron a saber que me quería dedicar a algo así. Y hoy tengo la suerte de poder trabajar en esta entidad asesorando a gente nueva que llega con mucho miedo y con muchas preguntas, y a sus familias».