Para una región que produce el 9 por ciento de todo el vino del mundo es fundamental llegar a la vendimia con una buena situación de remanentes de la cosecha anterior. Es decir, que lo más positivo es que durante el año se haya vendido bien la producción y se llegue a la nueva campaña con pocas existencias almacenadas.

Es lo que parece que va a ocurrir este año. El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, ha desvelado esta mañana que a 31 de mayo no llegaban ni a 11 millones de hectolitros el remanente de vino y mosto en la región, un 30 por ciento menos que en ejercicios anteriores. "Nos ofrece unas cifras que pocas veces las hemos podido visualizar", comentó. En concreto hay un millón y medio de hectolitros de mosto y nueve de vino. En el caso del vino la cifra es un 26 por ciento inferior a la que había el pasado año.

Son varios los motivos que explican este buen dato de remanentes de cara a la próxima vendimia. Lizán explicó que se ha sumado "una producción corta", la de la vendimia pasada y además un "ritmo de comercialización importante". Solo en abril se vendió vino por 90 millones de euros, "algo que no había sucedido nunca".

De cara a la vendimia, el consejero señala que las previsiones apuntan a que será "buena", pero aclara que todavía es pronto para hacer una estimación más ajustada. Habla de una "cosecha normalizada", que podría estar en el entorno de los 24-25 millones de hectolitros. Con todo, advierte de que todavía está por ver si afecta a la producción algún tipo de enfermedad o las tormentas y el pedrisco, "que no estamos a salvo en ningún momento".

Lizán hizo estas valoraciones justo antes de la reunión del Comité regional Vitivinícola.