Las bandas cierran el homenaje a la Puerta de Hierros

E.F
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Las piezas de Semana Santa y los pasodobles dominaron el programa, pero también hubo zarzuela y obras clásicas

La Semana Santa se adelantó unos cuantos meses para honrar a la Puerta de Hierros. - Foto: Rubén Serrallé

El rítmico retumbar de los tambores de Semana Santa hizo temblar los adoquines del Paseo de la Feria  a media tarde de ayer, como una obertura solemne para el festival de bandas de música que cerró ayer el ciclo de conciertos para celebrar el primer medio siglo de la Puerta de Hierros.

Numerosos vecinos de la ciudad se dieron cita en el escenario situado a pocos metros de la Puerta, para recibirla entrada triunfal de los músicos de la Agrupación de Bandas de Cornetas y Tambores de la Semana Santa de Albacete en un tono, no obstante, bastante alegre y festivo que incluyó un breve interludio o más interrupción de la concejal de Cultura, Elena Serrallé, quien se coló sin pretenderlo entre una pieza y otra, al creer que ya era su turno.

Una vez solventado el equívoco con humor, llegó el turno de la Unión Musical Ciudad de Albacete, que se arrancó por pasodobles ya antes de llegar al escenario,  con una cuidada selección de clásicos como Ecos Españoles, Hierro y Sol, Antonio Rojas y, ya sobre las tablas, La Gracia de Dios y Ciclo Andaluz.

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Las bandas cierran el homenaje a la Puerta de Hierros - Foto: Rubén Serrallé
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Las bandas cierran el homenaje a la Puerta de Hierros - Foto: Rubén Serrallé

La tercera formación en alegrar el ambiente y los oídos fue la Asociación Musical San Marcos de El  Salobral, cuyo miembros interpretaron dos pasodobles, titulados Por Colleras y Sierra de Luna. El tour de force de la tarde correspondió a la Banda Sinfónica Municipal de Albacete, que dio un pequeño pero intenso concierto en el que hubo un recorrido por varios géneros aunque, eso sí, la primera pieza fue un pasodoble denominado, precisamente, Puerta de Hierros, para dejar bien claro a quién se rendía el homenaje. Siguieron A Festive Ouverture, de Alfred Reed; el preludio de La Torre del Oro, de Gerónimo Giménez, la Danza del Príncipe Igor, de Borodin, y el interludio de La Boda de Luis Alonso, también de Gerónimo Giménez.