La Confederación Hidrográfica del Segura hará varias obras para frenar el deterioro progresivo de la Rambla de los Algarrobos, en Férez, por la que se ahora derivan los caudales que antes bajaban por la conexión entre los embalses del Talave y el Cenajo.
Así consta en la documentación de la obra, que la CHS acaba de adjudicar a Construcciones Iniesta, SL, como parte de un conjunto de obras de mejora y mantenimiento. El importe de adjudicación roza los 118.000 euros y el plazo de terminación de dos meses.
La conexión Talave-Cenajo comienza en Liétor y acaba en Férez. Se terminó en 2012, pero su segundo tramo ahora mismo no funciona, «por lo que es necesario utilizar alternativamente la Rambla de los Algarrobos como medio de hacer llegar los caudales».
«Si bien la capacidad de la rambla es suficiente», indica el organismo de cuenca en el anuncio de adjudicación, «este uso no natural de la misma genera problemas de erosión y de deterioro de accesos, caminos y vías pecuarias afectados por el régimen de caudales».
Este uso de la Rambla causa pérdidas de material en varios puntos del cauce por erosión y, en otros, acumulaciones de materiales arrastrados por la fuerte escorrentía. También se aprecia el deterioro del firme en accesos, caminos y vías pecuarias próximos al cauce.
El proyecto de la conexión Talave-Cenajo tardó más de una década en completarse. Se aprobó en 2001, pero la oposición de la Junta de Comunidades y de los pueblos de la Sierra del Segura provocó que sufriese modificaciones sustanciales que lo dejaron muy 'tocado'.
Cambios sustanciales. En 2006, el proyecto se aprobó con modificaciones sustanciales. La principal, que sólo podía servir para derivar agua para consumo humano, por lo que su capacidad de derivación se recortó, de 60 metros cúbicos por segundo a sólo 10.
La paradoja es que el tramo final de la conducción Talave-Cenajo se construyó para evitar que las aguas fluyesen por la citada Rambla del Algarrobo, ya que los terrenos de este cauce son muy permeables y absorben una parte sustancial de los caudales que se derivan.
El resultado final de todos estos vaivenes en el proyecto de conexión, es que se dedicaron más de 35 millones de euros de fondos públicos -la mayor parte de ellos, ayudas procedentes de la Unión Europea- para una obra que, hasta la fecha, sólo se ha mostrado útil para laminar crecidas, como la que tuvo lugar en el río Mundo en 2012. Pero para muy poco más.