El Programa de Liderazgo Táctico (TLP), en el que se entrenan los mejores pilotos de la OTAN, cerró ayer su último curso de vuelo, con 12 misiones aéreas y cerca de 400 horas de vuelo.
En el curso, que comenzó el pasado 16 de septiembre, han participado unas 650 personas, incluyendo el personal de mantenimiento, aunque los graduados han sido 34, concretamente 22 pilotos, seis controladores de interceptación (GCI), encargados de coordinar y dirigir la misión desde los centros de control (CRC) y seis oficiales de Inteligencia (Intel), encargados de proporcionar la información del escenario y de ayudar en el planeamiento proporcionando la información de las amenazas que les sea requerida.
El curso ha sido todo un éxito, tal y como explicaba a La Tribuna de Albacete el coronel jefe del TLP, César Óscar Acebes Puertas. «El balance del curso ha sido muy positivo. Además de alcanzar los objetivos de adiestramiento en el ámbito de los participantes, también nos ha servido para introducir a los nuevos instructores llegados este verano a nuestra metodología de trabajo en el TLP».
Las misiones. En lo que a las misiones se refiere, cabe destacar que sólo nueve de ellas se han llevado a cabo con vuelos reales, ya que las tres restantes se han efectuado con el simulador, que se ha convertido en una herramienta indispensable para el aprendizaje de los pilotos, como señala el coronel Acebes. «El simulador avanzado del TLP nos aporta una gran flexibilidad a nuestros cursos. El entorno sintético nos permite incorporar elementos tácticos muy útiles y variados a los diferentes escenarios generados. Además, en caso de no poder volar una misión a causa de una metereología muy adversa, tenemos la oportunidad de ejecutar la misión planeada en el simulador, de forma que así no perdemos ninguna misión en nuestros cursos de vuelo. A su vez, las nuevas tecnologías nos permiten crecer muy rápido en el ámbito sintético, beneficiándonos de una serie de nuevas capacidades de gran valor operativo».
Desde que empezaron las misiones, éstas han ido creciendo en dificultad. «Todas las misiones están basadas en escenarios diferentes, y su nivel de complejidad va aumentando a lo largo del desarrollo del curso. Se trata de cubrir aspectos tácticos avanzados de una forma gradual, de forma que las tripulaciones participantes tengan la oportunidad de adiestrarse en un amplio espectro de operaciones aéreas de tipo Comao (Operaciones Aéreas Combinadas)».
Con estas misiones, lo que se busca es desarrollar las capacidades de liderazgo de las tripulaciones en el planeamiento y ejecución de las misiones asignadas. «Se trata de exponer a los participantes a un ambiente multinacional de operaciones aéreas complejas con objeto de que puedan mejorar sus habilidades profesionales en este ámbito, contando con el apoyo y la supervisión de un grupo de instructores con una alta experiencia operativa».
Un ambiente multinacional que, en esta ocasión, ha estado compuesto por personal de España, Francia, Estados Unidos, Rumanía, Turquía, Italia, Dinamarca, Polonia y Bélgica.
Desgraciadamente, no todos los pilotos pueden lideran misiones, ya que 12 es el número máximo de misiones que se pueden realizar, por lo que los instructores son directamente los responsables de asignar el rol de líder de misión del día. En cualquier caso, se intenta que todos los países puedan liderar una misión. «Se da la oportunidad para que todas las Unidades aéreas participantes disfruten de al menos una oportunidad para ejercer esta importante tarea a lo largo del curso».
En esta ocasión, se ha contado con dos pilotos del Ala 14, como señalaba el coronel Acebes. «Uno de ellos ha tenido la suerte de liderar una de las misiones del curso con un buen resultado. Sobre todo, el afortunado se ha llevado consigo unas valiosas lecciones aprendidas tras esta experiencia, que estoy seguro que aplicará a lo largo de su carrera profesional como piloto de caza».
Otra de las características del curso, es que ha vuelto a participar en el mismo, el avión pilotado remotamente (RPAS). «Contamos regularmente con la participación del MQ-9 Predator B del Ala 23 (Base Aérea de Badajoz). Su participación es muy valiosa en ciertas misiones, y hemos desarrollado unos procedimientos de actuación con la propia Unidad y a nivel de coordinación de Espacio Aéreo que nos permiten operar este Sistema de armas de forma eficiente en apoyo a las misiones Comao del curso».
En este sentido, hay que destacar que los RPAS (comúnmente conocidos como drones) cada vez son más utilizados en conflictos bélicos, con lo que su incorporación a las misiones cada vez es más indispensable. «Nuestro deber en el TLP es adaptarnos continuamente para integrar la gran variedad de capacidades tácticas que aportan estos sistemas en beneficio del adiestramiento avanzado de nuestras tripulaciones».
Por otra parte, también se ha realizado una misión de rescate de personal en territorio enemigo, para lo que se ha contado con dos instructores belgas especializados en la materia, como recordaba el coronel jefe del TLP. «El curso de vuelo incluye una misión CSAR (Combat Search & Rescue) donde se simula el rescate de una tripulación aérea en territorio enemigo. Es una operación muy compleja que exige una minuciosa preparación, y sobre todo un excelente nivel de coordinación para conseguir el objetivo final de llevar a cabo el rescate sin sufrir ningún tipo de bajas».
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