Aventura, diversión y soliRALLYdad, así se define el Chatarras Raid que el viernes puso punto y final a su edición de marzo de 2024, tras seis etapas emocionantes y más de 3.000 kilómetros de recorrido entre Tánger y Marrakech. Una edición que ha sido especial para cuatro albacetenses, pues David Atienzar y Javier Molina desde Chinchilla; y Alejandro Mondéjar y Pablo del Amo desde la capital, lograron acabar un raid que califican como «una experiencia inolvidable». No han sido los únicos, pues como nos cuentan también había un coche de Villarrobledo y dos de Alpera. Un acontecimiento al que llegaron tras ver un anuncio en Facebook y como cuentan para La Tribuna, David y Javier «la idea empezó tras ver vídeos en YouTube». David le dijo a su primo Javi que tenían que hacer una prueba de ese tipo y «como soy mecánico y tengo el taller, lo comentamos y nos inscribimos».
Para participar en el Chatarras Raid uno de los requisitos es tener un vehículo ligero con más de 15 años de antigüedad, de ahí el nombre de este rally. David cuenta que se fueron hasta Oliva en Valencia y adquirieron un Seat Ibiza 1.2 System Porsche del año 1991. «A base de dedicarle fines de semana, puentes y festivos, fuimos preparando el coche». Posteriormente, este mecánico de Chinchilla habló de su aventura a su amigo Alejandro Mondéjar, y tras animarle a que se uniera a la expedición, Álex creyó que su amigo Pablo del Amo era el mejor acompañante. Buscaron un Volkswagen Polo 1.4 del año 1999 y entre los cuatro prepararon en el taller de David los dos vehículos de 4x2 para lanzarse a cruzar Marruecos por lugares que nunca habían imaginado.
Javier Molina y David Atienzar. Solidaridad
Pero este raid no es sólo conducción a través de navegación por roadbook o en algunas etapas como la cuarta por waypoint, también prima el buen rollo, el compañerismo y lo que han bautizado como soliRALLYdad. Es decir, cada vehículo participante debe aportar al menos 10 kilos de alimentos no perecederos que como apunta David «entregamos más de 20 en Castellar de la Frontera para el Banco de Alimentos de Campo de Gibraltar». Y tras las primeras etapas en Marruecos «la organización colabora con asociaciones que se dedican a la escolarización de niños sin recursos y cada vehículo tenía que donar una cantidad de material escolar y entregamos más de 80 kilos en los colegios. Fue algo muy emocionante y emotivo, que nos hizo ver con lo poco que se conforman y aquí parece que siempre nos va a faltar».
Javi Molina desgrana que tras muchas horas de trabajo la emoción se empieza a sentir «camino de Algeciras para coger el ferry, esa sensación pone los pelos de punta al ver como nuestros vehículos suben al barco y no hay vuelta atrás, con tus amigos y compañeros, es increíble». Pero también «cuando comienzas a rodar en la primera etapa y ves que todo va perfectamente, la emoción se multiplica».
Alejandro Mondéjar y Pablo del AmoEn el Chatarras Raid lo importante es disfrutar y llegar a la meta y eso es algo que hicieron los cuatro albacetenses a pesar de las complicaciones. Álex cuenta que el día del inicio «nos quedamos sin amortiguación trasera y aún así, hemos sido capaces de completar todo el raid sin que nos hayan tenido que remolcar». Para las cuatro protagonistas participar en este raid «es recomendable al 100%» y todos esperan repetir, pero no saben si será en otro Chatarras o en alguna experiencia similar. David apunta que «no me imaginaba que Marruecos era así. Todos tenemos idea de desiertos, paisajes secos, pero no es así. Hay zonas muy bonitas, muy verdes y otras desérticas en las que piensas, ¿cómo es posible que aquí viva nadie? A la hora de conducir hemos tenido mucha precaución, ya que donde menos te lo esperabas aparecía un niño». Por su parte Javi deja claro que es «una experiencia que te deja sin palabras», algo similar le ha ocurrido a Álex pues este rally le ha servido para ponerse a prueba y ver lo que es capaz de hacer en «situaciones que nunca había imaginado». Pablo se define como amante de la naturaleza, por lo que «conocía poco el desierto y conducir sobre las dunas me ha encantado».
Un raid en el que han participado más de 220 coches y aunque es difícil conocer a todo el mundo en los pocos días que duran las etapas, Atienzar apunta que «se hace grupo, nos hemos ido ayudando unos a otros, cuando veías a alguien atascado o con problemas mecánicos. Hemos podido hacer buenos amigos y eso también es bonito».
Los albacetenses coinciden en que la cuarta etapa entre Merzouga y Tafraoute Sidi Ali fue la más dura. David explica que «era de navegación por waypoint, es decir a rumbo y con un kilometraje, y con vehículos 4x2 no fue sencilla. Había que pasar por muchas dunas y fue divertida. Al final nos perdimos, porque hubo una tormenta de arena fuerte y nos desorientamos. Empezamos a atascar y tuvo que venir la organización a por nosotros. Nos echaron una mano para salir y también esperamos a otro compañero que se le había roto el coche. Hicimos un pequeño convoy y llegamos al campamento. No tenemos experiencia en navegación, pero, por ejemplo, al día siguiente hicimos un roadbook de más de 90 kilómetros y lo clavamos sin fallos».
Nuestros protagonistas cruzaron el viernes la meta de Ouarzazate, tras recorrer 3.000 kilómetros que «a nivel paisajístico son difíciles de mejorar». David narra que fue «súper emocionante llegar a la meta y ver los dos coches que hemos preparado finalizaban la aventura. Ver la cara de felicidad de mis amigos, las caras de satisfacción de todos. En fin, fue un cúmulo de emociones, y solo pude escribir a mi mujer y agradecerle su apoyo. Al final, yo por ejemplo no tengo mucho tiempo libre y esto lo he hecho robándoselo a mi familia y si no es por ellos que me han apoyado, había sido imposible».
Javi, Álex y Pablo, para finalizar, hacen una valoración similar «es una experiencia que te deja sin palabras, sin igual y que hay que vivir una vez en la vida». Además, agradecen a David su implicación «sin su esfuerzo, sin su taller, esta aventura no habría salido».
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