El municipio de Riópar no se conforma con devolver a la vida a  sus Fábricas, sino que también se preocupa por su entorno, como muestra una pequeña pero importante obra que acaba de sacar a licitación pública.

Se trata de la adecuación de la Plaza de Juan Jorge Graubner, dedicada a la memoria del fundador del complejo fabril. Es un pequeño espacio, pero crucial para la imagen del conjunto industrial que se quiere transformar en hospedería.

El importe de las obras es modesto en comparación al gran proyecto de las Fábricas, de algo menos de 118.000 euros, y la entidad  licitadora no es el Ayuntamiento, sino el Grupo de Acción Local (GAL)de la Sierra del Segura.

El espacio ocupa algo más de 420 metros cuadrados, contiguos a la calle que lleva el mismo nombre. Ahora mismo, ocupan la parcela dos almacenes en estado de «ruina parcial» y un solar abandonado, con un viejo transformador.

Los inmuebles no tienen uso y están tan deteriorados que, de acuerdo al proyecto de recuperación, hay un claro «riesgo de desprendimientos de elementos constructivos hacia la vía pública», por lo que urge intervenir.

Además, su estado de abandono «empeora la percepción del ámbito del Conjunto histórico de las Fábricas de Metales de Riópar, donde en breve comenzarán las obras de ejecución de la Hospedería, restaurante, zona de eventos y museo de San Carlos».

Para ello, se propone crear un espacio público que se pueda usar todo el año, con un diseño que incluye tanto zonas al aire libre como espacios cubiertos «que permitan su uso en días de mucho sol y calor así como en días de lluvia».

Varios niveles. La mayor parte del espacio estará ocupado por una plaza ajardinada, de unos 114 metros cuadrados  de superficie, y por una plaza cubierta de casi 82. También habrá varias escaleras y rampas, para acceder a la zona.

Esto se debe a que el terreno  «se encuentra por debajo de la cota de la Calle Juan Jorge Graubner y por encima de la Urbanización Vega de Arriba», con una diferencia de cota entre ambas vías de unos 2,20 metros de altura.

De las actuales estructuras, se contempla el derribo de uno de los dos almacenes,  el que está en peor estado, para así abrir espacio a una escalinata con forma de pequeño anfiteatro o graderío.

El antiguo transformador también se quitará, pero el otro almacén continuará, aunque convertido «en un espacio abierto y parcialmente cubierto, conservando el ambiente industrial que caracteriza a estas construcciones».

También se conservarán las cerchas existentes, así como los restos de maquinaria de los que dispone el almacén en este momento, «como elementos musealizables». 

En la zona de solar sin uso se creará una zona ajardinada dotada de una rampa que permita el acceso a todos los espacios a cualquier persona, con independencia de su grado de movilidad.