La asociación Aluex continúa con su programa de conferencias en el salón de actos de la Diputación. María Teresa Santamaría, catedrática de Filología Latina en la UCLM, habló sobre La paciente anónima a la luz de la ginecología antigua y comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de interés sobre su intervención.
¿Hay muchos datos en la ginecología antigua sobre la atención a la mujer?
Sí, se conoce mucho porque hay una literatura médica relativamente abundante, de distinto tipo, una quizá más culta, más racional, otra de tipo más de tipo popular, pero hay mucha literatura escrita tanto en griego como en latín en la Antigüedad y en la Edad Media, con autores que tratan sobre esto.
¿Esta literatura tiene que ver, casi en exclusiva, sobre la maternidad?
No exclusivamente. Tiene que ver, por un lado, con el asunto de la maternidad, efectivamente, embarazo, puerperio, pero también hay una parte importante de esa literatura que traba sobre las patologías derivadas de la condición propiamente femenina.
¿Escrita por hombres, exclusivamente o hay mujeres?
Está escrita por hombres, evidentemente, pero sí que hay alusiones relativas al ejercicio profesional de las mujeres, a las comadronas.
¿Cuáles son los escritos más importantes?
Bueno son muchos, hay un grupo de escritos, los que conocemos con el nombre de Corpus hipocráticos, escritos de Hipócrates, o transmitidos en un conjunto de obras bajo su nombre;luego, algún escrito del Corpus galénico o de autores específicamente ligados a la ginecología, como Sorano de Éfeso, o traducciones de estas obras, particularmente de Sorano, como las de Celio Aureliano. Luego, en la Edad Media, distintos tipos de obras basadas en éstas o que amplían un poco, obras de tipo práctico, algún herbario. Son muy diferentes, porque otras se transmiten anónimamente o están atribuidas a personajes, pero no son los autores.
¿Es precisa o hay muchos fallos o desconocimientos?
Realmente, hablamos de fallos desde una perspectiva actual. Es una medicina obviamente antigua o medieval, no es la actual con todos los avances que tenemos y que empezaron a despegar desde el siglo XVII, XVIII, con la aparición del microscopio, la iatroquímica, pero realmente es una medicina que tiene, por un lado, muchos aciertos, porque somos herederos de esa medicina por el estudio anatómico y otros aspectos, pero obviamente, hay elementos que explican de otra manera, pero en un sistema organizado, suficientemente, como para que en ese tiempo pudiera dar un relativo resultado.
¿Una literatura bastante racional, digamos?
Todo. Tenemos textos de literatura médica muy racional, como podemos encontrar en algunos de estos autores que hemos mencionado y luego, hay otra parte, derivada de ahí, que es bastante irracional y más vinculada a la superstición, a la magia o prácticas no muy científicas.
Esa idea de retroceso en la Edad Media, en las artes o la medicina, ¿es errónea?
Bueno, creo que no es así. Obviamente, en la Edad Media hay una gran evolución en las artes, en lo relativo a la lengua y literatura, luego en el aspecto de la ciencia. La Edad Media presenta un notable desarrollo, quizá con una destacada influencia de la literatura antigua, de la árabe, en distintas ciencias, en la medicina también. En ese sentido hay que tener en cuenta los movimientos de traducción científica que se producen en Edad Media, árabe y latín, que son importantísimo y supusieron un progreso de la medicina en Europa muy notable.
La religión, en general, ¿puso trabas?
Yo creo que no. Hay que reconocer, en el caso particular de la Iglesia, como la conocemos en Europa, y el cristianismo, fue uno de los grandes motores de la transmisión del conocimiento. Todos los textos que se recibieron del mundo antiguo se copiaron en los monasterios y abadías medievales y por eso los conservamos y luego, la iglesia fue promotora de los movimientos de traducción científica, por ejemplo en las traducciones de Gerardo de Cremona en el siglo XII, que era canónigo en la Catedral de Toledo, con lo cual es una ciencia y un conocimiento científico promovido lógicamente a partir de la depositaria de la cultura en ese momento que, en buena parte, es la Iglesia.