La tarde era de expectación y la mejor muestra es que se colgó el cartel de no hay billetes, y estuvo a punto de tornarse en decepción, pero lo evitó Samuel Navalón, quien tenía claro desde que se inició el paseíllo que su objetivo no era otro que abandonar la plaza de toros en hombros en una tarde tan especial, la de su doctorado, con dos figuras del toreo como Manzanares y Roca Rey. Tarde completa del joven de Ayora, pero criado taurinamente en la Escuela Taurina de Albacete, en la que realizó lo más brillante, con una gran actuación ante Zafia, el toro de la alternativa, desde que lo recibió a portagayola hasta que dejó una estocada desprendida para despacharlo, que no tuvo el merecido premio de las dos orejas, algo que no le importó al nuevo torero, porque su decisión fue la misma ante el que cerró plaza y no bajó su intensidad para lograr la oreja que le faltaba para salir en hombros.
No tuvo su tarde su padrino, Manzanares, que pasó de puntillas por Albacete y lo mejor que realizó fue el saludo con el capote al cuarto de la tarde. Y su testigo, Roca Rey, tampoco firmó su mejor actuación, más en su línea ante su primer enemigo, con el que estuvo desacertado con los aceros, mientras que ante el quinto de la tarde se perdió en probaturas.
ambición. Hace 393 días, Samuel Navalón era alumno de la Escuela Taurina de Albacete y ayer más que un toricantano, parecía un experimentado matador de toros con el astado de la alternativa, pero con la ambición del principiante, que le llevó a plantarse en la puerta de toriles para recibir al toro del doctorado a portagayola, completada con verónicas, chicuelinas y una revolera. Con chicuelinas al paso llevó al toro al caballo y, tras un puyacito, realizó un ajustadísimo quite por chicuelinas. Tras la ceremonia de la alternativa, Navalón brindó a su padre y se marchó a los medios para iniciar una faena en la que estuvo templado y con mucha firmeza, bajó los acordes, desde el primer momento, del pasodoble Agüero y con un público entregado. En los medios le recetó varias pases cambiados antes de ligar las series con la mano derecha, muy ajustado el torero ante un astado que hacía amagos de rajarse. Mejoró el panorama con el toreo al natural, más ajustado con un toro que repitió con mayor franqueza. En el tramo final de su larga faena, varios circulares y unas ajustadísimas bernadinas para rematar. Sólo faltaba la rúbrica con la espada y Navalón dejó una estocada caída que fue suficiente para que el toro doblase. Afloraron los pañuelos y se concedió una oreja con petición de la segunda. Navalón dio tres vueltas al ruedo y el palco se llevó una sonora pitada.
A portagayola se fue también a recibir al sexto de la tarde, que después tuvo menos fijeza en el capote, dos arreones en el caballo y apretó en banderillas. Brindó la faena al público y en los medios, a pies juntos, citó para comenzar con un ayudado por alto, siendo arrollado por el toro en el segundo. No se amedrentó el diestro, más dispuesto todavía, y ligó con la derecha series cortas, ajustadas y de mucha intensidad, que se mantuvo en el toreo al natural, pese a no ser tan limpios los muletazos. Poco duró el astado, más protestón en las últimas series y, tras un desplante, con la espada dejó media estocada caída, por lo que tuvo que descabellar. No importó al respetable, que pidió la oreja que le abría la puerta grande en tarde tan importante para el nuevo matador de toros.
El segundo de la tarde, primero de Manzanares, fue un toro que no se entregó en el capote, se dejó en el caballo y esperó en banderillas. No mejoró en la muleta del alicantino, pero fue noble y manejable, aunque el diestro se contagió de la entrega del astado, casi nula, con series por ambos pitones con muletazos de mucho alivio, siempre rematando hacia afuera, como si le hubiesen adelantado una huelga en las tintorerías alicantinas. Pinchó antes de dejar una estocada casi entera. Su labor fue silenciada.
Lo mejor de Manzanares ante el cuarto de la tarde llegó en el saludo con el capote, con verónicas rematadas con una media. Tras el paso del astado por el caballo, sin emplearse, y un tercio de banderillas en el que se movió, Manzanares dibujó una faena muy desigual, con los primeros pasajes sobre la mano derecha, con poco ajuste, y lo mejor llegó en la primera serie al natural, ligada, más ajustada y con más temple. Incomprensiblemente, volvió sobre la mano derecha y a partir de ahí el conjunto fue a menos, en series por ambos pitones sin calado alguno a un toro que, al final, se rajó. Dejó el alicantino una estocada trasera, que fue suficiente para que el toro doblase.
Variado estuvo Roca Rey en el saludo con el capote al tercero de la tarde, alternando verónicas, chicuelinas y una revolera para rematar. Tras el paso por el caballo, con un par de arreones del toro, realizó un quite por chicuelinas, antes de un tercio de banderillas en el que esperó. La faena de muleta al noble y manejable de Jandilla, comenzó con estatuarios y varios pases cambiados, a los que sucedieron series con la derecha de poco ajuste y que fueron a menos. Más templado estuvo en el toreo al natural y, con el toro más apagado, llegaron los circulares iniciados por la espalda y los desplantes en la cara del toro para poner fin a su faena con una estocada caída y cinco descabellos.
El quinto de la tarde, justo de presentación, repitió en el capote de Roca Rey, que lo recibió con verónicas y media de remate y, tras el paso por el caballo, le recetó un variado y vistoso quite con faroles, tafalleras, una gaonera y una revolera. La faena de muleta, a un toro descastado y blando, la inició clavado de rodillas, sin lucimiento, y, ya puesto en pie, alternó por ambos pitones con desigual suerte en una faena que alargó en exceso para el juego que estaba dando el astado y lo poco que él estaba logrando. Pinchó dos veces antes de dejar una estocada atravesada y escuchó palmas tras el arrastre del toro.
FICHA:
Ganadería. Se lidiaron seis toros de Jandilla, desiguales de presentación, nobles, manejables y con poco fondo en general.
José M. Manzanares. Nazareno y oro. Silencio y ovación.
Roca Rey. Grana y oro. Silencio y palmas.
Samuel Navalón. Blanco y oro. Una oreja y una oreja.
Incidencias. Se colgó el cartel de 'no hay billetes' en tarde agradable.