El sumatorio de tres grandes personajes sólo puede desembocar en el éxito. Es una especie de quiniela cultural de fácil, muy fácil pronóstico. Cual acontece con el inmortal escritor Benito Pérez Galdós, el extraordinario actor Manuel Galiana y el polifacético paisano Javier López Galiacho -colaborador de La Tribuna en la sección de opiniones-, que al destacado libro sobre su bisabuelo el también actor Pepe López Alonso une ahora su magnífica y cuidada versión teatral. Y, así, El lector de Galdós -«un texto imprescindible que queda para siempre ya en la literatura española», como lo piropea Galiana- puede verse, y disfrutarse, en una especie de preestreno, en la sala Estudio 2 que éste tiene en el madrileño barrio de Embajadores donde nació. Y que el próximo día 4 se subirá al Teatro Circo, ya como estreno oficial, en la tradicional gala de entrega de los premios Amithe.
De este modo, lo que comenzó de una manera informal, y casual que luego devendría en causal, fue cogiendo forma poco a poco en la intención de Javier de aportar a la historia del gran inmortal escritor canario algo desconocido y relacionado con su familia. Como explica a nuestro periódico: «Mi padre, Juan, cirujano muy querido en Albacete, me legó todos los recuerdos teatrales que heredó del suyo, pionero de la medicina social en Albacete, y allí estaba esa foto, hecha en enero de 1919 en el domicilio madrileño del escritor, de su abuelo y, por tanto, mi bisabuelo, el actor Pepe López Alonso leyéndole a Galdós, enfermo ya de queratitis y prácticamente ciego. Una foto que atestigua toda la veracidad de la historia que esconde».
Después, como es lógico -y hasta justo y necesario-, hubo un trabajo para ampliar documentación e información, porque como añade el biznieto de López Alonso, varios amigos -entre los que cita a Javier Ruiz y Urbano Blanco- le fueron convenciendo para que, en principio, la historia se reflejase en un libro, que ha sido publicado por la editorial Pigmalión. Y en el que, junto a otras reflexiones siempre muy interesantes de Galdós, van apareciendo no sólo sus ideas literarias y sociales, sino también las políticas. Por cierto, que Galiacho destaca que durante la tragedia de la pandemia escribió el libro conmemorando el centenario del fallecimiento del escritor en 1920, ya pensando en que en el futuro podría convertirse en obra de teatro: «A partir de esa foto me puse a imaginar a este maestro de maestros de actores que es Manuel encarnando a Don Benito». Y el actor opina que en este diálogo ficticio pero más que verosímil comprobó que Galdós hizo «una perfecta radiografía de aquella época que, desgraciadamente en muchos de sus aspectos tiene actualidad».
Y que esta conversación le ha servido, en gran parte, para ir metiéndose en profundidad en el personaje al que da vida sobre las tablas. El propio Galiana no deja pasar la ocasión para confesar con sinceridad que, junto a otro de sus grandes ídolos literarios, Federico García Lorca, el autor canario es posiblemente «el escritor más importante de nuestra literatura». Por lo que admite que no le ha sido difícil meterse en su personalidad.
Un comentario que igualmente le ha transmitido al autor de El lector de Galdós y que éste sostiene que, desde su modesta visión que no se puede, ni debe, comparar con la de Galiana, suscribe al máximo. «Ese enorme personaje de Galdós, que ojalá tuviéramos la suerte de contar con muchos de similar talla ahora, no ha logrado el reconocimiento que merece». Un matiz en el que también coincide con quien ahora le da vida en los escenarios.
Incluso el albacetense extiende su argumentada conjetura al respecto agregando que no le cabe ninguna duda de que su legado dramático, y literario, es impresionante e imprescindible. «Por muchas y variadas razones que serían muy largas de exponer íntegramente, pero de manera fundamental y resumida porque su visión del patriotismo español fraternal, entre todos los ciudadanos, es un estado de necesidad para una sociedad de hoy tristemente dividida y polarizada».
Por su lado, el veterano actor aprovecha para criticar que ninguna cadena de televisión ofrezca ahora teatro, y se mete sobre todo con la pública, recordando que incluso durante la dictadura franquista existía el magnífico programa Estudio 1 con fabulosas obras que se tragaban los censores, en las que él, muy joven, participaba junto a otros grandes compañeros de la época. De ahí que cuando hace tres lustros algunos de sus alumnos le sorprendieron regalándole las instalaciones de su sala, que le sirven también para sus clases, decidiera bautizarla, en un sentido homenaje, como Estudio 2.
En cuya programación estima como «un lujo» haber tenido la posibilidad de representar El lector de Galdós, en una versión dramática interpretada y dirigida por él -y acompañado sobre las tablas de otro gran actor como es su colega de reparto Jesús Ganuza -extraída del libro, teniendo en cuenta las opiniones de su autor. Pero no esconde que lo más importante es que se represente en el que califica como «incomparable» Teatro Circo de Albacete, «una joya de la que debéis estar muy orgullosos los albacetenses", como deja claro y presume que hace él.
Pero que, cual precisa, este enorgullecerse del recinto de la calle Isaac Peral no lo lleva a cabo por ser el presidente de honor -tras el fallecimiento de otro de los legendarios actores como fue Tony Leblanc-, de la Asociación de Amigos de los Teatros Históricos de España, sino porque es «verdad, verdad de la buena». El orgullo que siente, más allá del propio teatro en el que tantas veces ha hecho el paseíllo, lo extiende a la «enorme labor no sólo teatral, sino cultural» de este grupo con más de tres décadas de existencia y que en esta edición de 2025 alcanza su primer cuarto de siglo. «Con quién mejor que cerrando la ceremonia de entrega uniendo como por arte de magia a Galdós y Galiacho».
En definitiva y ya de cara a la entrega el próximo 4 de abril de los prestigiosos Premios Amithe -el Nacional de Teatro Pepe Isbert al actor y director Josep María Flotats, el Internacional Gregorio Arcos al productor Darío Regattieri, y el Orgullo de Albacete al albacetense Jorge Kent-, el broche de oro sería, y será, representar El lector de Galdós, como sentencia Galiacho. Quien en lo que también coincidió con Galiana es en que vendría muy bien rodarla en tres funciones previas en Madrid -como se está haciendo-, donde es muy posible que vuelva más adelante ya con continuidad. Todo ello, cual concluyen ambos, sin olvidar un recuerdo al recientemente fallecido Tony Isbert, con cuyo nombre se va a bautizar un camerino del Teatro Circo.