Ayer se celebró el Día Mundial del Agua, cuyo origen se remonta a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida también como la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en el año 1992, donde se decidió instaurar una jornada dedicada a enfatizar la importancia del agua dulce con el fin de sensibilizar acerca de la gestión sostenible de los recursos hídricos y destacar el papel vital del agua en el desarrollo sostenible.
Numerosos actos se han celebrado en torno a este efeméride, donde no hay que olvidar la influencia que el cambio climático tiene y que cada vez es más palpable en los episodios meteorológicos extremos, que alteran los patrones y los ciclos hidrológicos, con el consiguiente desafío a las capacidades de gestión y de respuesta tradicionales a unos recursos que son tan limitados como necesarios.
Sirva como ejemplo el balance meteorológico del recién finalizado invierno en la región que, según indicó la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, es el sexto más cálido en los últimos 64 años, con una temperatura media de 7,1 grados. En cuanto a la lluvia, sin contar la quincena de lluvias de marzo, ha sido un invierno de carácter seco, con una precipitación media de 75,4 litros por metro cuadrado, lo que supone un 57% respecto de la precipitación media en el período de referencia. Por tanto, entre el 1 de diciembre y el 28 de febrero, Castilla-La Mancha tuvo un invierno muy cálido en cuanto a temperaturas y seco en lo que se refiere a las lluvias; y una primera quincena de marzo que, debido a las borrascas, tendrá, al menos, un carácter muy húmedo en lo referente a las precipitaciones».
Unas lluvias, generalizadas en todo el país, pero con mayor cuantía en unas zonas que otras, que también se ha reflejado en el aumento de la reserva hidráulica que, obviamente, ofrece, pese al agua caída, porcentajes menores en la denominada España seca en la que se sitúa esta región. Estos aumentos, servirán para la demanda de más trasvases hacia la zona del Levante, cuando ha quedado probado más de una vez que el líquido elemento no sobra por estos lares y que el agua embalsada durante estas semanas no es garantía de exceso, sobre todo si se cumple la previsión de Aemet para los próximos meses de la primavera, con abril y mayo por debajo de lo habitual en precipitaciones.
Consumo humano, desarrollo sostenible y regadío son necesarios, pero también deben tener la mejor gestión para que sean compatibles en toda la geografía nacional, con las inversiones necesarias y sin penalizar a unos en beneficio de otros, ya que hay que recordar que históricamente a este tierra no se le ha dado el mejor trato.