El refugio de un hogar temporal

Teresa Roldán
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Nelia e Isabel tienen en su familia desde hace seis años a Hugo, que llegó fruto de un acogimiento de urgencia que ahora es permanente

Una familia del programa de acogimiento mientras pasea por el parque Abelardo Sánchez. - Foto: Rubén Serrallé

Nelia e Isabel son una de ese centenar de familias acogedoras que hoy hay en la provincia. Esta pareja albacetense llevaba tiempo barajando la posibilidad de realizar esta gran labor social, pero las circunstancias profesionales y personales del momento les hacían retrasar esta decisión, hasta que un día un amigo que había hecho el curso de formación para ser padre acogedor les animó a dar este paso. Así, en 2017, estas dos jóvenes iniciaron este proceso, primero acudiendo a Mensajeros de la Paz para recibir información del programa de acogimiento familiar e inmediatamente después inscribiéndose en el curso de formación que se convocó en ese momento.  Dos meses después esta familia recibió el aviso de que había un niño para ellas, «entró como una urgencia y en 15 días lo teníamos con nosotros».

Con 17 meses Hugo llegaba a sus vidas y hoy seis años después sigue en esta familia de acogida integrada por Nelia e Isabel. «Hugo tuvo un retorno fallido a su familia biológica a los seis meses, pero finalmente las circunstancias no fueron favorables y de un acogimiento de urgencia pasó uno temporal y ahora está en uno permanente», afirma Nelia, una de las madres de la familia acogedora.

Justo nada más terminar el confinamiento tras la primera ola de la pandemia del coronavirus, esta familia recibió a otro menor, Jesús, un bebé de 10 meses, que llegó a este seno familiar con muchos problemas motores y que tras dos años con esta pareja pasó al programa de adopción al desaparecer la familia biológica «con la que mantenemos contacto», con lo cual «es maravilloso seguir viendo crecer a Jesús», agregan.

Por si con esta dos experiencias no fuera suficiente, esta familia acogedora albacetense espera la llegada inminente de otro menor que está bajo tutela de la Junta, un niño de 21 meses.

Afirman Nelia e Isabel que son muchos los perfiles de acogimiento a los que cada persona dispuesta a dar este paso puede optar en función de las  circunstancias laborales y personales que tenga. «Al final nosotras hemos tenido mucha suerte porque hemos contado en esta tarea con el apoyo incondicional de nuestras familias y amigos», señaló Nelia, mientras que Isabel reconoció que «aquí la conciliación familiar y laboral es igual que en una familia biológica, tienes que buscar canguros, guardería si son más pequeños o tirar de la familia cuando se ponen malos o surgen problemas en el trabajo».

En opinión de Nelia «la vida con los niños de acogida es exactamente igual que con los hijos biológicos, no cambia nada».

Hugo es un «privilegiado» como le dicen algunos de sus amigos del colegio porque tiene tres mamás, una biológica y dos de acogida, y afortunadamente en el colegio no ha sufrido ningún rechazo por esta razón. Con la primera mantiene contacto, una vez al mes acude al Punto de Encuentro Familiar donde se produce  la visita y pasa toda la tarde con su progenitora. «Se da la circunstancia de que la familia biológica al igual que nosotras vive en Albacete y nos cruzamos por la calle, y nos paramos y hablamos, porque la relación es muy cordial y buena; en ese sentido hemos tenido mucha suerte».

Aunque en la vida de este pequeño, a pesar de las circunstancias que le han tocado vivir, impera la normalidad, eso no impide para que de vez en cuando tenga sus conflictos emocionales, porque para él es complicado explicar que tiene tres mamás, dos de acogida y una de barriga», apuntó Isabel. Eso sí, ambas reconocen que todo su entorno social ha entendido el papel que asumían convirtiéndose en una familia acogedora, «todo ha sido muy fácil, porque nuestros familiares y amigos nos dicen que somos muy valientes».

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