No fue una buena novillada con el hierro de Chamaco, descastada, sin entrega y siempre a su aire, aunque tanto Peñaranda como Navalón los entendieron muy bien, dándoles las distancias y los terrenos donde pudieron sacarles las virtudes de los descastados novillos, que estuvieron bien presentados, con cuajo y pitones, pero a los que costo mucho embarcar tanto en el capote como en la muleta, y si lo consiguieron fue a base de temple y mandó.
Abrió plaza un ejemplar al que Peñaranda recibió a porta gayola, evidenciando su falta de entrega, al que enjareto chicuelinas con ajuste y limpieza. Tras dos puyazos medidos, quitó Navalón por tafalleras con ajuste.
Dos buenos pares de banderillas de Basilio Mansilla y tras brindar al público comenzó con una pelea con el de Chamaco, de la que resultó ganador a base de temple y mando, quedándose el novillo a media suerte, costándole mucho pasar, faltándole un tranco considerable. Lo mató de estocada algo contraria y la primera oreja de la tarde fue a las manos de Alejandro.
La oreja que le permitió abrir la puerta grande, se la arrancó al cuarto, un animal que también fue a su aire, sin entrega y que apenas se entrego en el caballo al segundo encuentro.
Lidia. Complicado en la lidia, pasando como un tren en el capote de Mansilla, y bien banderilleado por Caco Ramos y Víctor Martínez. Lo brindó a Rubén Pinar y le cuajo una faena muy por abajo, con profundidad y mando, acompañado por el viento, que molestó mucho, pero la decisión y las muñecas de Alejandro, pudieron componer una buena faena, que remató con una estocada, cortando otra oreja. Podríamos ver a Peñaranda de nuevo en esta plaza para convertirse en matador de toros. Esperemos.
Samuel Navalón dio una excelente dimensión, en la línea ascendente desde que debutó con picadores el pasado mes de Agosto en Almería. Templó al segundo de la tarde con el capote, lo que no era fácil por la falta de entrega del utrero, comenzando la faena de hinojos ante la descompuesta embestida, que fue corrigiendo con la virtud del temple, componiendo una faena que caló en el tendido, a pesar de la media embestida y recorrido distraído. Muy metido con el novillo, derrochando valor, ganas y mucha cabeza. Una pena que necesitara de un pinchazo , estocada trasera y dos descabellos, quedando en ovación lo que, sin duda, hubiese sido trofeo. El quinto, al que recibió con un farol de rodillas en el tercio, fue otro animal sin entrega y suelto, siendo capaz de cuajar le una faena importante con mucho toreo y sabiduría. Sentido de los terrenos y las distancias, aliñadas con una gran dosis de temple, conformaron una faena de gran altura. Trazo largo y con mando, con las dificultades que tenía el novillo, al que costaba un mundo que repitiese con franqueza más de dos veces. Lo mató de una buena estocada y tras una fuerte petición, el presidente solo atendió para sacar una vez el pañuelo, dando Navalón dos vueltas al ruedo y llevándose el presidente una sonora bronca.
Alberto Donaire, quien fuera alumno de la escuela taurina de Valencia, demostró voluntad y ganas. Era su segunda novillada picada, la del debut el pasado septiembre en Algemesi y esta. Las condiciones de los novillos y la espada, dejaron su labor resumida en silencio tras el arrastre de su primer oponente y vuelta al ruedo en el sexto.
Por lo menos la lluvia paró antes de que comenzase el festejo, pero la temperatura no fue la habitual en una tarde casi de primavera valenciana.