El tiempo parece haber dado la razón a quienes aseguraron que la llegada del AVE a Albacete, a través del ramal a Alicante y no de la línea principal a Valencia, reduciría el número de conexiones diarias con las que habían sido los principales destinos de los usuarios albacetenses del tren: Madrid y la capital valenciana.
Así se desprende de una comparación entre la oferta de trenes desde la ciudad en un viernes de noviembre de 2010 (datos aportados por sectores críticos con la decisión estatal semanas antes de que se inaugurase la línea de alta velocidad) y los disponibles en el mismo día de la semana actual. El análisis resulta oportuno en el último día laborable semanal, al ser habitualmente en el que más trenes se ponen a la venta.
En cualquier caso, resulta destacable que, en términos totales, las salidas desde la estación de Albacete-Los Llanos (un número prácticamente igual al de llegadas) a los cinco destinos más habituales han crecido un 10% desde entonces, al pasar de 58 a 64. Sin embargo, todo ese aumento se corresponde con la oferta de viajes a Alicante y Cuenca, capitales de menor tamaño y menos habituales entre los viajes de los albacetenses, mientras que el número de frecuencias se mantiene en la conexión con Murcia y baja hacia Madrid y Valencia.
Especialmente drástico es el descenso de conexiones con la capital valenciana, de casi un 75% con respecto a finales de 2010, al pasar de 15 a cuatro. Al respecto, cabe recordar que la escasa disponibilidad horaria actual ha motivado preguntas en el Congreso, mociones en el Ayuntamiento y criticas generalizadas de todos los sectores de la sociedad albacetense, aunque el Gobierno descartaba hace unas semanas poder ampliar las frecuencias por los límites de capacidad de la vía convencional.
Lógicamente, además de horarios, se ha perdido en la variedad de oferta y en el tiempo de viaje. En 2010, los muy usados Alaris realizaban el trayecto con Valencia en una hora y 23 minutos, mientras que otras opciones llegaban a las casi dos horas y media del Regional. Ahora, solo se ofertan de forma directa dos regionales, dos Media Distancia y el Torre del Oro (que une Andalucía y Barcelona), con trayectos que no bajan de la hora y 55 minutos. De sumar las conexiones de alta velocidad con transbordo en Cuenca (siempre por encima de dos horas totales de viaje), la disponibilidad sube a 10 trenes.
Mientras, la reducción de oferta se queda en un 12% en los viajes a Madrid, al pasar de 25 a 22 las salidas desde Albacete en los viernes de las dos semanas mencionadas. En la cifra actual, a 17 trenes operados por Renfe se suman otros cinco de las nuevas compañías (tres de Ouigo y dos de Iryo).
En este caso, sí se ganó notablemente en el tiempo de viaje, con una reducción de casi una hora con respecto a los trenes de 2010, situándose ahora en el entorno de 90 minutos en el desplazamiento hasta la estación de Chamartín, que sería algo inferior de mantenerse Atocha como parada de referencia. En cualquier caso, la bajada en la duración ha ido acompañada de un notable aumento del precio medio (a excepción de las nuevas ofertas de bajo coste), ya que ahora solo se ofertan dos trenes de velocidad convencional, generalmente más económicos.
Por otro lado, la disponibilidad de trenes con destino a Murcia se mantiene igual, en cinco frecuencias, al excluir de la suma los trayectos que actualmente se realizan en autobús por el cierre de la línea convencional Chinchilla-Cartagena. De recuperarse esta, la oferta crecerá previsiblemente, con más opciones para Hellín que, de momento, se quedó sin parada por las obras.
Curiosamente en este caso la llegada de la alta velocidad no supone una reducción del tiempo de viaje, ya que los trayectos en AVE por la línea de Alicante y Orihuela tienen ahora una duración aproximada de una hora y 50 minutos, mientras que algunos de los trenes disponibles hace 14 años completaban la distancia unos 15 minutos menos.
En cuanto a los casos de aumentos, las conexiones con Cuenca pasaron de cinco opciones, todas ellas con enlace, a 12 en la actualidad a través de trenes de alta velocidad en sus distintas denominaciones. El descenso en el tiempo de viaje es sobresaliente, al realizarse ahora en poco más de 30 minutos, lo que resulta una buena opción en determinados horarios para trabajadores de la función pública que se desplazan diariamente entre ambas ciudades, mientras que el uso del trayecto es residual en el resto de frecuencias.
Por último, las opciones para viajar a Alicante (también con el ya mencionado aumento de precio) han pasado de ocho a 21 y la duración del itinerario se queda ahora en la mitad, en unos 48 minutos mientras que en 2010 se empleaban unos 90. Solo dos frecuencias diarias son de tren convencional.
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