El Albacete Balompié consiguió su segunda victoria en otros tantos partidos tras el comienzo de la liga en Segunda División. Hoy, derrotó al Elche en el Carlos Belmonte después de un encuentro intenso y emocionante.
El encuentro respondió a un duelo entre dos estilos, si no antagónicos, sí bien distintos. El Elche, siguiendo el libreto de Eder Sarabia, se apoderó inmediatamente de la pelota y monopolizó su circulación, favorecido sin duda por un repliegue intenso de los blancos que no pusieron a prueba la precisión ilicitana con una presión algo más intensa.
Óscar Plano, a los cinco minutos, rozó el gol con un remate de puntera tras una buena asociación pero los visitantes apenas lograban transformar su abrumador dominio en oportunidades de gol.
Di señales de vida el Albacete en una buena combinación que dejó a Quiles en buena disposición de marcar, pero su remate acabó blocado por Dituro. Aunque los blancos encontraban opciones entre líneas, el Elche no cambió el plan, e hizo bien porque su dominio fue a más. Yago Santiago encontraba espacio dentro del área, pero su lanzamiento se estrelló en Jon García.
Con Riki sin entrar en juego, Rai Marchán perdido y Fidel eligiendo permanentemente la peor opción, el Albacete no tenía iniciativa, pero tampoco claridad en las contras. El cuadro ilicitano, que sí intentaba recuperar la pelota continuamente, sofocó totalmente el fútbol eléctrico de los locales en campo contrario con un fútbol de posición que incluso llegó a irritar al público cuando paraba el juego invitando a su oponente, sin éxito, a dar un paso adelante y, así, ganar superioridad en el mediocampo.
Se entró, pues, en una fase de dominio absoluto de los franjiverdes, con el Albacete hundido en defensa y muy lejos de la portería contraria. Tras un lance con varios quiebros, Yago Santiago estrelló la pelota en el palo, rechace de Jon García mediante, en la mejor oportunidad ilicitana. En vista de la poca profundidad, los visitantes comenzaron a probar suerte desde lejos, mientras el Albacete, agobiado, pedía a gritos el descanso, si bien, paradójicamente, gozó de su mejor opción cuando Quiles regaló un pase mortal a Fidel, que tampoco acertó en el remate.
Se alcanzó el descanso sin goles con una gran sensación de alivio por la mala impresión que ofreció el equipo de Alberto González.
error fatal. La segunda mitad comenzó bajo los mismos derroteros, pero un error clamoroso en la salida de balón del Elche (esta vez sí, con presión local) provocó un robo de Juanma, que cedió a Fidel para recobrarse de los errores anteriores y anotar el 1-0 precisamente frente a su exequipo.
El gol revitalizó al Albacete, que despertó del letargo, se sacudió por fin el plomo y apretó más en la idea de responder con decisión a la iniciativa ilicitana, mientras Alberto González, para reforzar la reacción, refrescó las bandas reeemplazando a los laterales.
Con todo perdido, los visitantes dieron un paso adelante, pero el Albacete avisó con un lanzamiento de Morcillo, en un buen contraataque, que lamió el travesaño, e insistió en otro fallo, en este caso del portero Dituro, que estrelló la pelota en Quiles cuando buscaba un pase en diagonal.
Aun así, el Elche no dio su brazo a torcer, Sarabia agotó los cambios, aportó más velocidad y verticalidad a su ataque, y el partido entró en una fase postrera a tumba abierta. Juanma, tras una buena combinación entre el debutante Lazo y Quiles, gozó de una buena opción tras un robo y contra, pero el balón se marchó alto en una fase final de cierto desorden que perjudicó al Elche, carente de profundidad.
Mendoza, en los últimos minutos, no logró ver puerta en otra asociación por la izquierda, pero el cuadro de Sarabia lo siguió intentando hasta el final, exento totalmente de pegada. Aun así, pudo haber alcanzado el empate en un saque largo de Dituro que Lizoain, que calculó mal, sacó con muchos apuros. En la prolongación de la jugada también intervino con acierto a disparo de Nico Castro.
Fue el último momento de apuro para un Albacete que salió vivo de la primera parte y, después, supo jugar sus bazas en una segunda en la que, una vez más, decidió el acierto entre los tres palos.