El Centro de Recuperación de Fauna recibió 1.340 ejemplares

Dolo Cambronero
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El 71% de los ingresos de 2023 eran animales vivos y se practicaron 355 necropsias a los que llegaron fallecidos para esclarecer las causas de la muerte

Un veterinario del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre atiende un búho. - Foto: Rubén Serrallé

Es una suerte de hospital del reino animal, con su unidad de cuidados intensivos, sus quirófanos y sus habitaciones. El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albacete, dependiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible, atiende a especies salvajes, especialmente a las amenazadas, que han sufrido algún percance, como un choque o un disparo, que les impide continuar en su medio natural, con el objetivo de devolverlos tras el tratamiento a su entorno. En 2023, entraron a sus instalaciones 1.342 ejemplares, de los cuales 957 llegaron vivos, el 71% del total. Además, se realizaron 355 necropsias a animales para determinar las causas de la muerte que estaban ya muertos o fallecieron al poco de recalar en estas dependencias, a lo que hay que sumar otros 30 casos en los que solo ingresaron restos de cuerpos.

Un año antes, habían entrado 836 ejemplares, 498 de los cuales vivos, habiéndose realizado 288 necropsias. A pesar del incremento interanual, el jefe del Servicio de Medio Natural y de Biodiversidad de la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible, José Luis Fernández López, considera que 2023 fue un ejercicio "normal" y explica que la diferencia de entradas se debe a que en 2022 solo llegaron 31 vencejos frente a los 401 que se contabilizaron el año pasado.

Este año, hasta finales de junio habían entrado 532 ejemplares en el centro, habiéndose adelantado a mayo el ingreso de aves.   

La avifauna representó en torno al 84% de las entradas de 2023 (el 44% fueron aves no rapaces y el 40%, rapaces) a este centro, ubicado en el kilómetro dos de la carretera de Ayora, mientras que el resto se distribuye entre mamíferos, anfibios y reptiles. Vencejos, aviones, cigüeñas, cernícalos, águilas ratoneras, búhos reales, aguiluchos y especies vulnerables como águilas imperiales (llegaron nueve, solo dos vivas) y perdiceras (seis, la mitad de ellas muertas) son algunas de las aves que ingresaron. Garduñas, ardillas, gatos monteses, hurones o tejones destacan en el apartado de mamíferos. «También nos traen gatos pero nosotros  no los recepcionamos», precisa. 

El mayor pico de entradas se produce de mayo a septiembre, alcanzando su punto álgido en junio y julio, que es la época en la que los polluelos suelen salir de los nidos, produciéndose muchas caídas, tras las que no pueden echar a volar. Vencejos, aviones y otras especies habituales especialmente en entornos urbanos son las más frecuentes. En relación con los primeros, el centro desarrolla desde hace años la campaña Acoge a un vencejo, en la que piden la colaboración de los ciudadanos para que se lleven a estos pequeños pájaros a sus casas hasta que puedan desenvolverse por sí solos, proporcionando la entidad a los voluntarios insectos para que los alimenten.

Caídas del nido y traumatismos por choques con vehículos, tendidos eléctricos, edificios o aerogeneradores, entre otros, son las causas mayoritarias de ingreso de animales vivos. Electrocuciones, enfermedades, accidentes naturales al despeñarse y debilidad por inanición, especialmente de ejemplares jóvenes en cuyos entornos escasea el alimento, son otros de los motivos de entrada.

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