A principios del pasado mes de julio, Carlo Ancelotti lo vio claro: la llegada de Jude Bellingham y la sorpresiva salida de Karim Benzema rumbo a Arabia Saudí merecían un cambio de rumbo táctico para adaptar al equipo a una nueva realidad. El resultado difícilmente ha podido ser mejor, con el Real Madrid metido de lleno en la lucha por LaLiga y ya con el pase a octavos de la Champions en la mano. El centrocampista inglés ha brillado con luz propia en su nueva ubicación, de enganche, con todo el bloque jugando para y con él. Sin embargo, un beneficio colateral de esta modificación ha tenido como epicentro el lateral derecho, con un Dani Carvajal ofreciendo, a sus 31 años, su mejor versión de juego.

Que el de Leganés era un lateral ofensivo y con bastantes capacidades a la hora de girarse y defender su espalda era algo conocido por todos. Pero que sus cualidades futbolísticas podían hacer de él un lateral moderno y polifuncional dentro del 4-4-2 en rombo que el técnico italiano ha implementado en el bloque merengue solo lo vio el de Reggiolo.

La mutación se ha dado en un visto y no visto, apoyada en un cambio físico del lateral. Tiempo atrás, todas las temporadas se debían planificar en Chamartín contando con que Carvajal sufriría una o dos lesiones musculares de relativa importancia y la plantilla debía disponer de un sustituto de garantías.

Sin embargo, una nueva dieta, hábitos de entrenamiento y enfoque de su rutina han hecho del defensor internacional un jugador sólido, regular y, sobre todo, con confianza para asumir el rol de irremplazable dentro del Madrid. Brazalete en brazo, el capitán ha dado ese paso adelante que todo futbolista debe dar para adquirir la categoría de leyenda en el Santiago Bernabéu.

De esta forma, el zaguero lleva disputados esta campaña un total de 1.153 minutos, repartidos en 14 partidos. Con tan solo tres meses de competición, el lateral está en disposición de batir todos los récords de protagonismo en encuentros de cursos anteriores en al cuadro merengue. De hecho, este año ya lleva más minutos a sus espaldas que en todo el ejercicio 20/21, donde solo pudo estar sobre el terreno de juego 1.119, divididos en 15 compromisos.

Libertad

Con el nuevo sistema, Carvajal ha adquirido mucha más libertad de movimientos en la fase ofensiva del bloque de Chamartín. Cuando el equipo está ubicado en campo contrario, sobre todo si está Fede Valverde sobre el césped, el lateral tiene licencia para posicionarse por dentro y participar tanto en la construcción como en la parte final de la acción.

La presencia de Valverde permite al español despegarse del costado, porque este pasa a ocupar la banda, como cuando ejercía de 'falso extremo' por la derecha en una versión anterior del Real Madrid de Ancelotti.

Es en ese tipo de situaciones en las que podemos ver 'volar' al actual Carvajal, un futbolista polifuncional que tan pronto está definiendo la jugada ante la portería rival como que defiende una oportunidad del extremo izquierdo adversario. «Tengo más libertad para llegar arriba con el 4-4-2. Esa libertad me hace estar más cerca del campo contrario», señaló el zaguero merengue.

Solo así está pudiendo aumentar sus guarismos goleadores, con sus tantos ante el Sevilla, de cabeza, y contra el Valencia, que abrió el marcador con un disparo desde fuera del área. Aunque la diana del Pizjuán tiene aún más historia.

A balón parado

La influencia del internacional dentro del nuevo 'ecosistema' táctico del Madrid va aún más allá. «Este año hablé con el cuerpo técnico, que quiere que suba más a los córners», admitió un Carvajal que también ha mutado su rol en las acciones a balón parado, como demostró ante el equipo hispalense, haciendo el empate en un córner.

Todo esto, además de a la modificación del dibujo, va asociado a la confianza. «Creo que es la primera vez que consigo estar en los tres parones con España. Al estar en rodaje y con mucha confianza, eso está afectando a mi rendimiento y estoy sacando la mejor versión», desarrolló un lateral al que la salud y el sistema han proyectado.