Ángel Ñacle presentará sus dos últimos trabajos en noviembre

Emilio Martínez
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Son el 'pendrive' 'El latir de una tierra', con 19.000 fotos, y también el libro 'Paseos por Hellín'

Ángel Ñacle, durante su ponencia en Madrid. - Foto: Carlos Paverito

Es más que probable que si hubiera nacido en Francia, Alemania o cualquier país Occidental, incluyendo Estados Unidos, estaría valoradísimo en lo mediático y en lo popular. Tampoco hay que descartar, sino todo lo contrario, que posiblemente si su llegada a este mundo hubiese acontecido en alguna otra región española, sobre todo Cataluña o País Vasco, también tendría ese doble reconocimiento. Algo que no le ocurre en su amado Albacete y que no le importa en absoluto al montañero, escritor, naturalista y andador, como más le gusta definirse. Incluso Ángel Ñacle García se avergüenza cuando se le plantea: «Yo estoy contento de intentar cumplir mi único objetivo: dar a conocer tantas cosas buenas de mi tierra». Sobre la que tiene miles y miles y miles de fotografías y de páginas escritas. En este último caso, las más recientes constituyen su libro Paseos por Hellín, que presentará a los paisanos de la diáspora madrileña el próximo mes de noviembre en fecha exacta por determinar. 

No, no se exagera nada al cuantificar las casi increíbles cifras de retratos y de páginas, aunque él ni siquiera se había parado a pensarlo. Porque sí que asustan sus 38 libros publicados -«a ver si llego a 40», se motiva-, que a un promedio tirando por lo bajo de cerca de 200, se superan las 7.500. Pero en el tema de las fotografías, el récord sería más que digno del famoso Guinness, donde caso de publicarse -lo que no va a ocurrir porque Ángel pasa de estas cuestiones- contaría que el albacetense, que se conoce la provincia palmo a palmo tras haberla recorrido –y retratado- en multitud de ocasiones, suma la fabulosa cifra de 170.000 fotos.

Parte de ellas, tras una complicada selección que tuvo que realizar él mismo, se reúnen en un pendrive digital que por encargo de la Diputación -a la que agradece la iniciativa «para que los paisanos conozcan su tierra y se sorprendan de tanta belleza», apunta- verá la luz en breves fechas. Nadie como Ángel para profundizar en este trabajo. «Bajo el título de El latir de una tierra, consta de 40 carpetas clasificadas temáticamente que contienen 19.000 archivos que nos presentan paisajes (por comarcas), un mundo rural prácticamente desaparecido (que no volverá), construcciones preindustriales, las aguas en todos sus aspectos, pinturas rupestres, arqueología, monumentos, etnología, fiestas, tradiciones y un largo etcétera».

Este dispositivo, al margen de lo que se haga en Albacete, formará parte también de la puesta de largo de Paseos por Hellín, como primicia para los paisanos que residen en la capital española y se agrupan en la Asociación Cultural Albacete en Madrid. De esta manera, este polifacético intelectual, protagonizará la serie Fines de Semana Culturales de este conjunto de albaceteños de la diáspora correspondiente al próximo mes de noviembre.

Se significaba líneas arriba que ese promedio de 200 páginas por libro suyo se quedaba muy, pero que muy, corto. Un irrebatible ejemplo más -por ahora, ya que nadie duda de que su autor pronto alcanzará las 40 publicaciones como es su meta- son estas interesantes caminatas por Hellín, que suman seis centenares largos entre los dos volúmenes de que consta.

Nadie mejor que su autor para resumir sus atractivos. «El primero se fracciona en tres epígrafes generales -Comarca, Municipio, Ciudad- en los que se desgranan muy ampliamente los aspectos físicos y humanos de la comarca Campos de Hellín, de la que la localidad es capital, del término municipal y de la propia ciudad, terminando con la propuesta de seis paseos urbanos por los distintos barrios de Hellín, andando, lógicamente. El segundo queda conformado por 29 rutas a lo largo y ancho del municipio. A través de ellas, el visitante andariego, foráneo o local, podrá conocer e interpretar las diferentes zonas en las que he fraccionado el territorio con el fin de facilitar los recorridos».

Además, este libro fundamental aborda de manera unitaria y amplia todo aquello que el lector debe conocer de Hellín en cuanto, entre otros aspectos, a geomorfología, relieve, hidrografía, humedales, clima y vegetación. Al tiempo que trata prolijamente aspectos etnológicos que se van desgranando a lo largo de cada una de las rutas o paseos y que no olvidan el Patrimonio, la Carta Arqueológica, los Inmuebles protegidos, las Prospecciones arqueológicas y los Espacios de especial protección. También su responsable destaca el repertorio bibliográfico utilizado bebiendo en las fuentes de cinco siglos -del XVI al XX- que nos muestran lo que aquellos autores dijeron sobre la orografía, los ríos, la geología o las producciones agrícolas y mineras del territorio que hoy conforma esta tierra, aludiendo directamente a objetos arqueológicos, lugares de interés histórico y multitud de otros aspectos.

Y, por último, Ángel no se resiste a un dato desconocido, curioso y «para que los hellineros presuman». Y es que, cual relata, Fernando Colón, hijo del descubridor de América, llega a decir que «aquí se hacen las mejores cebollas del país». Además, hay varios epígrafes dedicados al Patrimonio de Hellín, Carta Arqueológica, Inmuebles protegidos, Prospecciones arqueológicas, Espacios de especial protección, etc. que vienen a completar lo que su autor llama «Paseos naturalistas, históricos y sentimentales».

Todo ello contado por una persona que no nació en Hellín, sino en Albacete capital. Pero que al fallecer su padre en 2011 y jubilarse como profesor de Geografía e Historia se fue a vivir a Hellín. Como entonces conocía a poca gente, presentó un plan para dar cursos en la Universidad Popular, comenzando a impartirlos en 2012. Y creando la Asociación deportiva y cultural ELO (la antigua ciudad visigoda del Tolmo) y, claro, haciendo actividades y rutas por la sierra. 

Aparte del extraordinario libro, su vinculación para la localidad aún es mucho mayor, ya que actualmente es Presidente de Amigos del Museo y del Patrimonio de Hellín (Mussyphea). Todo ello ha hecho que esté muy implicado en la vida hellinera y exprese con orgullo que «el libro es una forma de corresponder a tanta gente». 

Y aunque no esconde que considera haber cumplido consigo mismo y con su tierra, su frenética y multivalente actividad no cesa porque continúa escribiendo poesías, cuentos, microrrelatos, ripios quijotescos, haikus, artículos y ciertas reflexiones sobre la vida y la gente, y con todo ello conforma un compendio que titula Luces y Sombras. Por si fuera poco, además trabaja en darle forma a unas quinientas rutas que ya ha hecho por Albacete sin tener muy claro ni el método ni la forma: «Dejaremos que el tiempo diluya los problemas y me lleve al buen camino».