Fiel a su cita, la solemne procesión del Santísimo Cristo de las Misericordias partió de la capilla del Cementerio a las seis de la tarde. Después de dos años, presidida por el obispo de la Diócesis, Ángel Fernández Collado, la imagen del Cristo, portada por los cofrades, hizo ese recorrido hasta la Parroquia de del Buen Pastor, donde se celebró el solemne Vía Crucis. No faltó el acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de San Juan Evangelista, así como numeroso público, con ese significativo paso por las pasarelas del Cementerio, de la autovía y el tren, donde tuvieron que redoblar su esfuerzo los costaleros. Todo con el apoyo de la Policía Municipal, siempre atenta en el recorrido.
El presidente de la Venerable, Antigua y Penitencial Cofradía del Cristo de la Sangre, Cristo de las Misericordias, Antonio Martín, comentó que «por fin hemos comenzado la Semana Santa, con las procesiones en las calles y por fin volvemos a encontrarnos para revivir esos sentimientos y compartir esa devoción, aunque no estaba olvidada y para nuestra cofradía es revivir, pensando que hemos tenido un parón, pero se abre la esperanza, porque tras la muerte, con el Cristo de las Misericordias que llevamos a hombros, se abre el camino hacia la vida, hacia la esperanza».
Una procesión que en ese camino desde la capilla del Cementerio, que lleva el nombre del Cristo de las Misericordias, recorrió todo el patio de panteones hasta cruzar las pasarelas y se encaminó junto a las estaciones, para llegar al Buen Pastor, transportado en la parihuela, para que pudieran participar más cofrades, así que fue portado por 10 personas, sin hacer relevos.
En el Buen Pastor, se celebró el Vía Crucis que tradicionalmente se hacía en el transcurso de la procesión, «porque ya el año pasado se hizo en la parroquia, nos gustó y decidimos hacerlo así», indicó Antonio Martín.