El mercado laboral atraviesa actualmente un momento difícil de gestionar en lo que respecta a la gran desmotivación que sufren los jóvenes a la hora de incorporarse a un trabajo o, incluso, los empleados que llevan años cotizando y no se sienten satisfechos ni realizados con su actividad profesional.
A la dificultad que existe para encontrar un puesto de trabajo acorde con la formación y la titulación de las generaciones mejor preparadas de la historia de España, se une la falta de interés que denuncian las empresas que observan entre sus plantillas y que una buena parte de los jóvenes justifican asegurando que las condiciones laborales y salariales no les permiten tener un plan de vida a futuro.
En España, a día de hoy, unos 2,5 millones de trabajadores cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 1.134 euros brutos mensuales en 14 pagas que equivalen 15.876 euros brutos anuales y un 20,5% declara unas ganancias anuales de entre 14.000 y 19.000 euros, lejos de los 26.949 euros que registra el salario medio.
En este contexto, factores como los contratos temporales, la cifra de fijos discontinuos, la brecha de género y también la que existe entre autonomías, han hecho que una buena parte de los españoles no se sientan atraídos por un trabajo y haga que el número de jóvenes inactivos haya alcanzado su nivel más alto, donde más de uno de cada 10 pertenecen a la categoría de los ninis (ni estudian ni trabajan) con una cifra que supera más de medio millón en el país.
En este contexto, la duración de los nuevos contratos descendió a su mínimo histórico el pasado 2024 en España. De hecho, seis de cada 10 altas fueron temporales pese a la reforma laboral aprobada por Yolanda Díaz y su vigencia no superó los 45 días. Además, apenas un 5% de los eventuales se convirtieron en indefinidos y solo un 13% de los contratos se prorrogó, según el INE.
El fenómeno conocido como la gran renuncia, que se inició en EEUU, se ha extendido a todo el mundo y, en el caso de España, está teniendo una implantación muy destacada que ha llevado a las empresas a denunciar que no encuentran los profesionales que demandan, sobre todo especializados, para sus compañías.
Los expertos sostienen que la capacidad de sacrificio se ha reducido a cotas muy bajas frente a un escaso interés ante la denuncia que hacen estas personas cuando aseguran que no les compensa trabajar duramente toda la semana y luego no poder hacer frente al pago de un alquiler, a la letra del coche e, incluso, a unos días de vacaciones, puesto que su presupuesto se queda muy corto ante unos precios que no dejan de subir y que disparan las cifras de pobreza y vulnerabilidad.
En esta línea, una buena parte de los españoles se muestran desencantados con la calidad de los empleos que les ofrecen y critican que carecen de perspectivas en el desarrollo de su carrera profesional.
Sensibilidad
Como contrapartida, para retener talento y motivar a los trabajadores, las empresas se han planteado cómo ser más humanas y sensibles con sus empleados y, de hecho, se han vuelto más activas ofreciendo mayor flexibilidad y alternativas muy eficientes en términos de organización del trabajo, incluso, muchas organizaciones se plantean la reducción de la jornada de cuatro días semanales o un modelo híbrido que apuesta por 60% del horario en teletrabajo.
La estrategia que manejan los departamentos de recursos humanos pasa por cuidar a sus trabajadores, escuchar sus necesidades, formarles para que mejoren en sus carreras y, sobre todo, hacer que se sientan parte de su estructura y se involucren para crear un buen ambiente y mejorar las condiciones que complementan a ambas partes.