Piden la absolución de dos acusados de homicidio imprudente

Josechu Guillamón
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Los dos procesados eran los arrendatarios del terreno donde se encontraba una sauna-iglú que se derrumbó en Los Bancalicos (Letur) en 2017 y que causó la muerte de dos personas

Un cartel artesano indica el acceso a los Bancalicos. - Foto: Rubén Serrallé

El Juzgado de lo Penal 3 sentó ayer en el banquillo de los acusados a dos personas que se enfrentan a tres años de prisión y al pago de indemnizaciones por más de 600.000 euros, como autoras de dos delitos de homicidio imprudente, como responsables de la muerte de dos jóvenes por el derrumbamiento de una sauna-iglú, en la aldea de Los Bancalicos, un recóndito lugar junto al río Segura, muy cerca de la finca de La Longuera, entre los términos municipales de Letur y Elche de la Sierra, el 16 de julio de 2017.

Cabe destacar que en este caso,  únicamente acusan los abogados de las familias de los dos fallecidos, puesto que la Fiscalía solicitó el sobreseimiento del caso.

Piden la absolución. El abogado Jonathan Haro Revenga, representante legal de los dos acusados, arrendatarios del lugar donde se produjo el derrumbe de la sauna-iglú, asegura que desafortunadamente se produjeron dos muertes, pero que sus clientes no cometieron delito alguno. «Nuestra línea de defensa es que hay dos fallecimientos, pero no hay delito, porque todas las personas que se metieron sabían que era una construcción muy rudimentaria, realizada por personas sin conocimiento en la materia, con materiales sacados del terreno (barro y cañas) y por tanto, todo el mundo conocía el riesgo. Ha sido necesario que ocurra esto para que se dieran cuenta de lo que estaban haciendo».

En este sentido, el abogado señalaba que eso es lo que han declarado sus clientes en el juicio. «Mis clientes han manifestado que todo el mundo sabía la forma en la que se construyó».

En este sentido, Haro Revenga manifestaba que «era un agujero en el suelo y allí se clavó una especie de cúpula, hecha con varas dobladas, que luego se tapó con arena».

El abogado comentaba también que en la vista celebrada ayer hubo testigos que comentaron que la gente si conocía como se había hecho la construcción. «Todo el que se metía allí sabía donde se estaba metiendo y asumía un riesgo. Las acusaciones intentan hacer creer que ellos no conocían esos riesgos, pero lo cierto es que una de las familiares de los fallecidos ha reconocido, a preguntas mías, que ella sabía como era la estructura, que era la cúpula de cañas y que sobre eso se echó tierra».

El letrado también señalaba que sus clientes no se lucraban explotando económicamente la sauna-iglú. «Las acusaciones dicen que mis clientes explotaban el paraje económicamente, pero no es cierto, lo que hacían eran convivencias y si se reunía un grupo de amigos, ponían un bote y las acusaciones quieren hacer pasar ese bote por una especie de tarifa y eso no es así, no había control de ningún pago y de hecho hubo gente que entró sin poner nada. Daban la voluntad o unos euros o una botella de vino o agua». El juicio continuará el próximo 5 de febrero con la declaración de un testigo y los peritos y las conclusiones.