El terremoto 'Deepseek'

Hilario L. Muñoz
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Expertos de la UCLM desglosan por qué la IA China ha cambiado las normas, aunque no es equiparable al cambio que trajo ChatGPT

El terremoto ‘Deepseek’ - Foto: Tomás Fernández de Moya

De la noche a la mañana, DeepSeek, la Inteligencia Artificial desarrollada en China, se ha convertido en una de las grandes noticias de 2025. Una IA que se puede descargar gratis por cualquier persona, que no tiene un sistema de pagos como ChatGPT, de la empresa OpenAI, y que provocó la caída en bolsa de las principales empresas tecnológicas. El motivo de este terremoto informativo está en cómo se ha desarrollado esta IA, más que en la Inteligencia Artificial en sí misma. Así lo exponen, al menos, el profesor de la Escuela de Informática José Ángel Olivas y el investigador predoctoral Andrés Maroto.

«DeepSeek es otro modelo de lenguaje nuevo que va apareciendo», explica Maroto, quien recuerda que cada día aparece uno distinto. La clave aquí está en que esta IA ha costado unos 5,8 millones de dólares, cuando la última versión de ChatGPT se suponía que tuvo un coste de «más de cien millones». «Con bajo costo han conseguido un rendimiento similar en muchos de los aspectos» al modelo anterior. Además se logra con unos chips que en Estados Unidos se consideraban obsoletos. Esto ha hecho que la gente se replantee el valor real de las compañías de otras IA y de ahí el varapalo en bolsa. «Algo ha tenido que pasar porque con todos los aranceles que tiene China en microchips han conseguido igualar a quienes tienen toda la potencia computacional disponible», indica Olivas de forma gráfica.

Esto es una muestra de que la IA es la nueva «carrera espacial». «Ahora todo el mundo se ha apuntado a esto de la inteligencia artificial» y la clave es que «hay mentes brillantes que ahora tienen financiación» para desarrollar sus ideas en este campo. Igualmente recuerda que esta IA es China, se rige por su política, y hay preguntas sobre el país que están censuradas.

Un segundo aspecto clave de DeepSeek es la gratuidad, lo que ha provocado que algunas empresas, de la noche a la mañana, hayan dejado de pagar por algo que ahora tienen gratis. El problema recuerdan es que cuando algo es gratis,  el producto son los datos, como pasa con las redes sociales. En este caso, el producto son las búsquedas en la IA. 

Un tercer aspecto de DeepSeek es «cómo ha sido entrenado», indican los dos expertos de la UCLM. «Normalmente, los modelos de OpenAI se entrenan con ajuste de aprendizaje supervisado». Simplificando, lo que se hace es dar unos datos a la IA y que están etiquetados, con el objetivo de que localice un patrón. Por ejemplo, si se quiere enseñar a la inteligencia a localizar un tumor, se le darían imágenes y en unas se diría que hay cáncer y en otras no; así un número de veces, hasta que  la IA entrenada fuera capaz de discernir qué imágenes son de un tumor y cuáles no.

En el caso de DeepSeek se ha optado por un aprendizaje por refuerzo, «basado en la psicología de prueba y error», de tal modo que cuando hace algo bien, se le premia, en cierta manera. Este razonamiento que emplea la IA se muestra en DeepSeek. «Te va explicando todo su proceso de razonamiento» y justifica «los pasos de las respuestas que va dando», algo que no ocurre con otras inteligencias. 

Los dos investigadores recuerdan que la revolución de la IA surgió con ChatGPT y la extensión de su uso. Lo que ha sucedido esta semana es «más una revolución económica». «Va a ser más barato y lo van a dar gratis», indican, pero es un cambio del lenguaje. 

Eso sí, tanto el catedrático como el investigador predoctoral exponen que ellos, que están «dentro del mundo de la tecnología», empiezan a sentirse abrumados por la cantidad de IAs y novedades que siguen registrándose.