Al año se registran en Albacete más de 100 muertes súbitas por parada cardíaca, pero sólo 20 pacientes ingresan de media anualmente en el Hospital General Universitario tras ser recuperados fruto de la ejecución de una reanimación cardiopulmonar (RCP) correcta. De ellos, un 75% sobreviven tras los cuidados médicos posteriores.
El problema es que 80 pacientes mueren en el lugar donde cayeron desplomados porque nadie les hizo una RCP a tiempo. Y es que la mayoría de estas paradas se producen fuera del ámbito hospitalario, en la calle, en los domicilios o en recintos públicos en presencia de otras personas, pero a pesar de ello, la reanimación cardipulmonar sólo se hace en menos de uno de cada cinco casos.
Para evitar que estos datos se repitan y que la población en general conozca cómo actuar en estas situaciones de emergencia, un grupo de profesionales del servicio de Cardiología del Hospital General Universitario de Albacete, encabezados por los cardiólogos Miguel Corbí y Marisa Barrionuevo, van a llevar a cabo un programa formativo de educación básica en RCP en la Casa de la Cultura José Saramago, dentro de la programación de la Universidad Popular de Albacete para este mes.
Por ello, a través de esta iniciativa, que se desarrollará el próximo día 17, a las 18 horas, se ofrecerá tanto información teórica como práctica a los asistentes, para ayudarles a reconocer los signos y síntomas de alarma de infarto o de una parada cardíaca, perder el miedo y actuar realizando de forma adecuada maniobras de reanimación y cómo utilizar un desfibrilador semiautomático.
También quieren extender esta formación a los escolares, como mejor correa de transmisión al resto de la población. Conscientes de esa realidad el servicio de Cardiología del Área Integrada de Albacete, en concreto, los doctores Corbí y Barrionuevo, llevan un año trabajando para llevar las enseñanza en reanimación cardiopulmonar a los vecinos, a través de las asociaciones vecinales, y en el ámbito educativo, poniendo en marcha un proyecto piloto en seis IES de la capital, con formación para los docentes, que luego trasladarían en el aula a los alumnos, «bajo nuestra supervisión, porque es complicado tener una disponibilidad total para ir a todos los centros educativos a formar a todos los alumnos. Tenemos que tener una persona de referencia a la que formemos correctamente, supervisada por nosotros y que esa persona transmita esos conceptos a los distintos escolares».
(Más información en edición impresa).