El Albacete superó al Almería en un partido espectacular

Juan Carrizo
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2
Albacete Balompié
1
UD Almería
Finalizado
Los dos goles de Morcillo valieron para romper la racha de seis partidos sin ganar y levantar de sus asientos al público del Carlos Belmonte

Agus Medina despeja un balón durante el partido. - Foto: José Miguel Esparcia

El Albacete hizo lo que le había pedido su entrenador, dar un golpe encima de la mesa derrotando al poderoso Almería. Se rompió la racha de empates y de partidos sin ganar con un triunfo cargado de ambición y de mucho fútbol, con momentos de gran espectáculo y esa sensación a la que tanto alude Alberto González de que este Albacete puede optar a algo más que a luchar solo por la permanencia.

Los dos goles de un gran Morcillo valieron para ganar en un partido brillante en el que, esta vez, el resultado si fue el deseado y el merecido.

Alberto González volvió a jugar con Agus Medina como lateral zurdo, metiendo como novedades a Lalo, cumplida su sanción, y Riki Rodríguez, de vuelta a la titularidad superada ya su lesión, como así demostró en los minutos que jugó ante el Eibar.

El Almería daba miedo. Su parte de arriba es temible, lo dicen sus números, pero igual que pasó en el partido de ida, parece que González les tiene cogida la medida y el planteamiento del técnico del Albacete resultó fundamental para ver una de las mejores primeras partes que se recuerdan, porque enfrente estaba un equipo que llevaba 14 jornadas sin perder y que tiene un poder anotador espectacular.

El Alba salió con una fuerte presión a la salida del balón, que pronto complicó la vida a un Almería que cuando lograba salir daba miedo, sobre todo porque por la derecha entraba con mucha comodidad y Luis Suárez tenía el gatillo preparado. Pero el Almería adelanta mucho sus líneas, arriesga mucho y a los tres minutos tuvo el Alba su primera gran oportunidad, en un claro tres contra uno en el que Morcillo se quedó a medio camino entre tirar y pasar, perdiendo una gran y clara oportunidad.

En el seis, Jon García fallaba en un despeje y el balón le quedaba a un Luis Suárez que, al no esperarse el balón, no atinó a rematar entre los tres palos. El colombiano tenía el gol en su punto de mira y poco después lo intentó un poco más alejado y el balón salió fuera al ser tocado por un defensa.

En el saque de esquina, que el Almería tocaba en corto, otra vez lo intentaba Luis Suárez desde la media luna, pero el balón se estrellaba en el larguero. Con el Almería totalmente volcado, el rechace acabó en Morcillo, en una jugada muy similar a la protagonizada en el minuto tres. Esta vez el de Amorebieta puso la directa hacia a la portería y definió con clase ante Maximiano. El Alba se adelantaba en el marcador en el minuto 13.

SUPERIORIDAD. Poco a poco el equipo de Alberto González empezaba a ganar presencia con la pelota y generaba muchos problemas a la zaga visitante, pero con malas decisiones, pocas ideas y esa sensación de estar perdiendo una gran oportunidad para aumentar la cuenta en el marcador.

Luis Suárez estaba desquiciado, el Almería totalmente perdido y el Alba no encontró la manera de aprovecharlo y eso que lo intentó y tuvo ocasiones para haberse ido con dos o tres goles a su favor.

La grada coreaba a su equipo pues, literalmente, se estaba comiendo a un Almería perdido, desorganizado y a merced de los manchegos. Kofane volvía a dar muestras de su talento con acciones impropias de su edad. El joven camerunés tiene una facilidad innata para estar en el sitio exacto y una visión de juego al alcance de muy pocos.

Las acciones ofensivas se fueron sucediendo con más ocasiones para un Morcillo quizás un poco individualista en algunas ocasiones, también para Fidel y Juanma. Hasta Melero tenía que sacar bajo palos un remate de Javi Rueda con Maximiano ha batido. Pero el fútbol tiene esas cosas, que por mucho que lo merezcas, al final solo cuentan los que entran entre los tres palos y el Albacete se iba al descanso con un 1-0 cuando el marcador debía señalar por juego y ocasiones un contundente 3-0. Así de espectacular había sido la primera mitad del conjunto manchego, sobre todo en sus últimos 30 minutos.

OCASIONES VISITANTES. En el partido de la primera vuelta el Albacete también fue mejor en la primera mitad y Rubi, con tres cambios en el descanso, cambió totalmente el partido, que en su segunda parte fue un monólogo del Almería. En esta ocasión, Rubi solo hizo un cambio, Robertone por un amonestado y superado Loby, pero desde el primer momento se pudo ver el cambio de escenario. El Almería salió con dos marchas más y tuvo durante los primeros 15 minutos de la reanudación al Albacete metido en su área.

Melamed y Arribas se encontraron con Lizoain en dos acciones muy claras. Estaba pasando muchos apuros el Albacete y Alberto González movió ficha reforzando a nivel defensivo el centro del campo con la entrada de Rai Marchán en lugar de un Fidel que se iba cabizbajo porque siempre suele ser uno de los primeros cambios.

Logró el Alba quitarse el agobio visitante y nada mejor que darle el balón a un Morcillo extramotivado, que se inventó un buen pase para Riki y la entrada del jugador ovetense era frenada como elefante en cacharrería por Robertone. Un penalti de libro que además provocó la lesión del centrocampista del Albacete, que pudo volver al terreno de juego pero solo unos minutos antes de tener que marcharse tras haber realizado un encuentro extraordinario.

Morcillo cogió la pelota y el de Amorebieta no falló. El partido empezaba a ponerse muy de cara para el cuadro manchego ante el delirio de la grada. El tanto quebró el impulso tomado por el Almería en el arranque de la segunda mitad y Alberto González iba a tener razón, era el día, la hora, el momento y el rival para dar un golpe encima de la mesa.

Riki tenía que dejar el partido, lesionado en su muñeca en la jugada del penalti, mientras Rubi ponía a todos los delanteros que tenía en el banquillo sobre el césped. Hubo minutos de sufrimiento, sobre todo cuando Lizoain no estuvo fino en un saque de esquina y Robertone recortaba distancias en el minuto 85, o cuando en el 94 Arnau estrellaba un remate en el palo.

El empate contra el Racing sobrevoló el Belmonte, pero el Alba, su ambición y su juego no lo merecían. Cuando el árbitro pitó el final el júbilo fue total, con la mayor parte de la grada puesta en pie aplaudiendo y coreando a su equipo.