El pasado febrero vio la luz el primer convenio colectivo del fútbol femenino rubricado por la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF), y los sindicatos AFE y Futbolistas On, todo un hito en materia de igualdad como primer paso para el reconocimiento profesional de las jugadoras españolas. El destino ha querido que su desarrollo haya coincidido con la pandemia del Covid-19, que será menos demoledor para las futbolistas gracias precisamente a este nuevo marco regulador. María José López, cuya labor fue decisiva desde la parte social, explica a 'La Tribuna' la situación del fútbol femenino y lamenta el nulo reconocimiento por parte, entre otros, del Gobierno a la hora de protegerlo como sí ha hecho con las ligas profesionales masculinas.
En Albacete tenemos dos clubes de fútbol femenino, pero la situación será similar a la del resto. ¿Cómo está la situación tras la firma del convenio colectivo y la crisis sanitaria posterior?
Menos mal que el convenio entró en vigor el 18 de febrero porque lo bueno de tenerlo es que en los clubes afectados de Primera División había bastante parcialidad y se consiguió rebajar. En un ERTE no es lo mismo cobrar 200 euros que 600. El último caso es el de una jugadora de un filial con más de 12 convocatorias en el primer equipo, se invocó el convenio y esas jugadoras ya pueden acogerse a los ERTEs
¿Qué tipos de ERTE se han producido en Primera División?
Uno de suspensión y otro de reducción de jornada. Siempre hemos dicho que no entendíamos el de suspensión de contrato por cuanto esas jugadoras han seguido entrenando en tanto que la competición no ha finalizado, y por ello sería de reducción de jornada. El ERTE es una decisión unilateral de las empresas, pero el Gobierno está tan desbordado que se produce un silencio positivo y no sé si están entrando en el fondo. En cuanto al fútbol femenino, existe mucha parcialidad rebajada con el convenio y los ERTEs han de hacerse obligatoriamente de acuerdo con el convenio colectivo, y esa es una cuestión positiva que hay que valorar. Desgraciadamente hemos estrenado el convenio con el Covid-19 en unas circunstancias duras, pero lo positivo es que si antes tenía una parcialidad del 50% y ahora es del 75%, en una suspensión del contrato no es lo mismo cobrar 200 euros que 600.
¿Percibe mucha picaresca por parte de los clubes a la hora de aplicar un ERTE?
Me resulta extraño un ERTE de suspensión de contrato en el que a la trabajadora se le exonera de realizar la actividad. Pero como la competición no ha sido cancelada y son responsables, seguirán haciendo un entrenamiento que, en principio, es responsabilidad de la deportista. Algunos clubes se han dado cuenta de la situación y han aplicado el ERTE de la reducción de jornada porque las jugadoras siguen monitorizadas y siguiendo las indicaciones del propio club. Esa es una buena praxis, aunque también es verdad que la decisión es unilateral por parte del club y es la Dirección de Trabajo la que debe supervisarlo.
El fútbol femenino es el gran ausente en las discusiones acerca de la reanudación de las distintas competiciones.
Es curioso y merece un punto de reflexión. En el documento que manda el CSD al Estado para la reanudación de las competiciones profesionales noto una falta de consideración con el fútbol femenino, cuando algunos de esos clubes están jugando Champions y existe un convenio colectivo. Es una falta de respeto sin duda alguna y me pregunto si no debiéramos ya luchar grandemente para que se considerara como profesional la liga femenina. La firma de ese convenio ha venido a reconocer unas relaciones laborales estandarizadas y una profesionalidad fuera de toda duda que exige un reconocimiento legal porque así este Gobierno, que habla tanto de igualdad, ya hubiese actuado de otra manera, mientras ahora considera esta liga como de barrio o amateur. Creo que le han metido un gol por la escuadra al minimizar el nivel competitivo de esta liga, con un calendario subsumido en otras categorías. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)