El arquitecto albacetense Esteban Belmonte Martínez, titulado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y que fuera presidente de la demarcación del Colegio Oficial de Arquitectos en Albacete y decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, intervino ayer en el ciclo de charlas de Aluex con una conferencia titulada Albacete: medio siglo de crecimiento urbano (1965-2015).

¿Cómo podría definirse esa evolución urbanística experimentada por la ciudad?

Realmente mi intervención se centra en el medio siglo que empieza a contar desde el traslado de la estación de ferrocarril del Paseo de la Cuba a su actual emplazamiento al final de la Avenida de la Estación, un momento muy importante porque supuso una transformación de la ciudad y un crecimiento hacia una nueva zona.

¿Qué balance podríamos hacer del diseño de la ciudad durante estas décadas?

Ha habido un poco de todo, porque la herencia que recibía la ciudad fue la de un crecimiento anárquico, hay que tener en cuenta que el primer Plan de Ordenación data del año1952, por lo tanto ponerla en orden era una cuestión difícil de abordar, en algunos casos casi imposible, aunque determinadas áreas sí han sufrido una importante modificación, como la zona del Parque Lineal y del Polígono San Antón, Villacerrada o el entorno de la Catedral.

¿El desarrollo experimentado en la zona del Parque Lineal ha sido un tanto atípico en el conjunto de la propia ciudad?

Ha sido diferenciador y también innovador, porque como el PGOU del 52 planteaba el cambio de la estación de ferrocarril se liberaba una franja de suelo muy importante para uso residencial y administrativo -incluso industrial en la zona próxima a Campollano-. Hasta entonces Albacete era una ciudad de viviendas entre medianeras y encorsetada, por lo que este planteamiento de hacer un corredor lineal o red viaria, que con las normas subsidiarias del Plan del 85 se definió como zona verde suponiendo un importante pulmón para la ciudad, y la continuidad con el Polígono San Antón  edificios aislados o exentos con una arquitectura de edificación aislada supuso un antes y un después en el crecimiento urbano albacetense.

¿Ha tenido en cuenta la Administración a los profesionales de la arquitectura a la hora de analizar ese planteamiento urbanístico?

Sinceramente debo decir que no, aunque la Administración suele decir que tiene en cuenta a todo el mundo la realidad es distinta, porque cuando ha habido un nuevo Plan de Ordenación siempre hemos presentado las alegaciones oportunas y de esas sólo algunas se tuvieron en cuenta.

¿Cuáles fueron los hitos en esa transformación de la fisonomía urbana?

Sin calificar de buenos o malos los resultados serían el desarrollo del Parque Lineal, Polígono San Antón, cambio de ubicación de la estación de tren, la transformación del Alto de la Villa y del entorno de la Catedral o las reformas de la Plaza Mayor y del Barrio de Carretas.

¿Qué opina del proceso de peatonalización del centro?

Ganar espacio para el peatón siempre es positivo, pero no podemos demonizar a los vehículos... en cualquier caso que el peatón goce de más espacios me parece correcto.

A su juicio, ¿cuál es la evolución urbana que debería seguir Albacete en las próximas décadas?

Diría que lo que se pide a gritos es comenzar el estudio de un nuevo Plan de Ordenación, porque aunque hay zonas a desarrollar, deberían  programarse las líneas por dónde se moverá ese crecimiento urbano, hay que hacer estudios previos para que no nos pille el toro en el momento de su aprobación. 

     La ciudad de Albacete cometió un error grave, porque una ciudad sin río, montañas o obstáculos alrededor  se ha rodeado de barreras por todos los sitios: ferrocarril, circunvalación, bolsa de viviendas ilegales, Base de los Llanos... por eso es el momento de empezar a trabajar en un PGOU que afronte esos problemas y aborde ese futuro urbano.