La semana ha estado marcada por la celebración del Día de la Mujer el día 8, por esa razón durante los últimos días se llevaron a cabo infinidad de actos conmemorativos que desembocaron en el viernes con la marcha por las calles de la capital. Entre las celebraciones se encontraba la gala de Reconocidas organizada por el Ayuntamiento el jueves y entre las galardonadas estaba Rubí Sanz, una mujer discreta, pero con una personalidad bien marcada y unas convicciones férreas. Quizás ese carácter le haya costado más de un revés en su vida, una vida marcada por la defensa de la cultura y el patrimonio no sólo de Albacete, también de Castilla-La Mancha y de España. Directora del Museo de Albacete, del Arqueológico Nacional y consejera, esta albacetense rompió techos de cristal en el ámbito cultural desde hace décadas y es un claro ejemplo de trabajo constante, tenaz y, muchas veces, callado. No siempre ha remado a favor de corriente, por lo que ha tenido que luchar contra adversidades que, en ocasiones, sólo ella sabe cuáles fueron. Pero se mantuvo firme, aunque le trajera consecuencias... y no buenas precisamente.
Rubí Sanz ya está jubilada laboralmente, pero mantiene su actividad y no duda en alzar la voz con el único objetivo final de transmitir a las próximas generaciones un legado cultural y patrimonial que es testimonio vivo de la forma de vivir y de crear de nuestros antepasados. Por eso, el galardón de Reconocidas no puede ser más merecido para esta servidora pública que debe ser un espejo en el que se miren muchas mujeres y un ejemplo de que la inteligencia es el mayor patrimonio de cualquier persona.