El economato de Cáritas beneficia a 1.400 personas vulnerables

Teresa Roldán
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El uso de las tarjetas monedero que la entidad implantó hace tres años gana terreno a otras herramientas de alimentación

Familias con bajos recursos acuden al economato de Cáritas. - Foto: Rubén Serrallé

Está en el ADN de Cáritas Diocesana de su día a día la atención de las necesidades de las personas más vulnerables, así como la emergencia social. Para llevar a cabo esta tarea esta organización, a través de su entramado de cáritas parroquiales, cuenta con numerosos programas y servicios, que en el caso de la cobertura de las necesidades básicas de alimentación se centra en dignificar este derecho que tienen todas las personas, eliminando progresivamente la visión que la sociedad tiene de las llamadas colas del hambre.

En el caso de Cáritas Diocesana son varias las alternativas que ofrecen a las personas vulnerables para que puedan cubrir dignamente sus necesidades básicas de alimentación, «porque consideramos que la alimentación es un derecho y como tal se debe ejercer con libertad, dignidad y en función de las necesidades de cada familiar, y si es necesario, en un espacio participativo», señaló la coordinadora general de Programas de Cáritas Diocesana, Ana López.

De esta forma, la entidad ofrece distintas herramientas para facilitar ese acceso a la alimentación de la forma más normalizada posible, tanto a través de ayudas económicas directas a las familias, como también realiza transferencias y pago de recibos de suministros básicos, entrega vales de supermercado, cuenta con el servicio de los economatos, tanto en la capital como en la provincia, y la última alternativa más novedosa en este abanico de posibilidades son las llamadas tarjetas monedero.

En opinión de López «hay herramientas que facilitan más que ese derecho a la alimentación sea efectivo, y otras no tanto».

Una de ellas es el economato, «un espacio, un pequeño supermercado, donde se pueden encontrar los productos básicos de alimentación, y la familia va con una tarjeta y en función de los miembros de su unidad familiar y sus necesidades, elige los alimentos y compra». La diferencia con un supermercado convencional es que a éste sólo acceden familias pobres o que a pesar de tener un empleo uno de sus miembros no llegan a finales de mes y con las que ya viene interviniendo Cáritas Diocesana en los últimos años, derivadas desde las cáritas parroquiales y los servicios sociales municipales.

Los datos facilitados por la entidad apuntan a que este año son 503 las personas que han hecho uso del recurso de los economatos tanto en la capital como en el resto de los que funcionan en la provincia, de los que se han beneficiado 1.400 personas. Recuerda Ana López que para acceder al economato, hay que tener unos ingresos mínimos, porque los usuarios deben hacer frente al 25% del precio de los productos que adquieren. «Es mucho más barato, pero hay que pagar una pequeña parte», manifestó López.

En el caso concreto del economato de la capital son 237 las familias que han utilizado este recurso durante el 2024, que ha beneficiado a 715 personas.

una experiencia exitosa. Otro instrumento al alcance de estas personas vulnerables es la tarjeta monedero, «que en nuestro caso son tarjetas bancarias, que se usan como tal, y en la que se carga mensualmente una cantidad de dinero en función del número de miembros del núcleo familiar, y de la situación de vulnerabilidad. Esto significa que estas tarjetas se pueden utilizar en cualquier establecimiento de alimentación, es decir, que no son exclusivas de un supermercado concreto», agregó López.

En opinión de la coordinadora de Programas de Cáritas Diocesana de Albacete «la fórmula de la tarjeta monedero es la forma más normalizada de poder acceder a ese derecho», al tiempo apuntó que  «facilitamos que el comercio local y de barrio se pueda beneficiar de las compras que puedan hacer sus vecinos, con lo cual la medida tiene esos otros objetivos más transversales y colaterales».

En concreto, a lo largo de este año, la institución ha entregado casi 200 tarjetas a personas sin recursos de la capital, cifra que rondará las 350 en la provincia, «dado que esta herramienta va incrementándose en número de personas que lo utilizan, mientras que los usuarios de los economatos se estancan», manifestó Ana López, que recordó que hubo unos años de mucho crecimiento en cuanto al uso de este recurso, pero ahora las familias buscan otras opciones, «también se han producido cambios en los tipos de productos de alimentación que se compran».

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