Javier Gallego visita hoy Albacete. Estará en Librería Popular, a las 19 horas, para presentar su novela La caída del imperio y conversará con Karmento sobre la obra. El autor del podcast Carne Cruda, periodista, poeta y músico, comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de la obra.
¿Por qué el paso a novela después de cultivar otros géneros, como la poesía?
En realidad es una vocación muy juvenil que desarrollo en la madurez, porque el periodismo no me ha dejado otra opción. Me ha exigido mucha dedicación y he podido desarrollar otras facetas expresivas, como la poesía, la música, pero una novela requiere una atención, una dedicación y una constancia que era bastante incompatible con mi trabajo. Finalmente, puse todas mis fuerzas y toda la carne en el asador, nunca mejor dicho, para que esto saliese adelante, porque era una vocación que no quería dejar. Espero que ésta sea la primera de muchas novelas.
Músico, escritor, periodista, ¿hay alguna faceta en la que se sienta más cómodo?
En realidad, creo que todo está relacionado. Son distintas formas de expresión, pero tienen muchos puntos en común, básicamente la necesidad o el gusto de comunicar. Al final, la radio y la música se tocan, como la poesía con las artes. La escritura, la música, el sonido, todo está muy relacionado y no es muy distinto hacer un poema que una canción. Son círculos que se tocan y he desarrollado distintas formas de expresarme, todas tienen en común la musicalidad del ritmo, la narración. Un programa, muchas veces lo entiendo como una canción o un relato.
La caída del imperio, ¿es también underground?
La novela trata de un grupo de jóvenes que intenta vivir como imaginan y salirse de las normas y las convenciones que han heredado, durante un momento de sus vidas, de crisis personal, que coincide con la crisis de un sistema de valores, económico y social, que es la crisis de un país, que coincide con la de una generación. Entonces, lo que intento contar en la novela es cómo estos jóvenes a contracorriente, tienen que nadar en esas aguas procelosas para llegar al otro lado a salvo, sobrevivir a todo, manteniéndose fieles a la vida que imaginaron en un momento.
Qué difícil es eso...
Eso es, qué difícil es mantenerse fiel a los sueños de juventud. De eso va la novela, de lo difícil que es vivir como imaginas, como imaginabas.
¿Tiene conexiones con los ambientes musicales que tan bien conoce?
Sí, toda la novela se desarrolla en tres días de fiesta, en los que los personajes van de bares a garitos;de garitos a casas, merodean por las calles ardiendo y pensando en si hay que quemar la ciudad, porque el malestar que tienen les lleva a la rebelión y, en ese ambiente de underground, la música está presente todo el tiempo. La música es lo que los une, la banda sonora que les cuenta y en la música bailan, se liberan y se encuentran. La música es ese lenguaje que concentra a la juventud; es el lenguaje universal de la juventud.
Muy importante en su vida.
Cierto. No entendería mi vida sin la música. A través de las canciones, muchas veces me acerco a la realidad, es el medio con el que me relaciono con el mundo exterior y con el mundo interior. De alguna manera, como un escritor, que es un médium entre el mundo exterior y el interior, entre la realidad y los lectores. Cualquier forma de arte creo que es un canal para comunicarnos con la realidad. Soy músico y eso permea todo lo que hago, desde la radio al periodismo, pasando por la narrativa ahora. Por supuesto, la poesía, siempre que escribo, el ritmo está muy presente.
Una primera experiencia que tendrá continuidad.
La novela tiene una particularidad, es experimental. A través del estilo intento que el lector experimente lo mismo que los personajes. Es una novela que utiliza muchos recursos de todas mis facetas, porque hay poesía, hay radio y mucha música. Como me han dicho muchos lectores, es una novela que se escucha, ruidosa. Creo que es muy sensorial y sensual.La idea es que el lector sea uno más de los personajes. Claro, hay varias ideas para próximos libros.