«Dormir... tal vez soñar», dice Shakespeare en un verso del monólogo Ser o no ser de Hamlet. Pero lo de dormir, tal vez soñar, a veces es un gran problema cuando uno apaga la luz y se mete entre las sábanas. «El sueño es una necesidad biológica de nuestro organismo, una de las inversiones más rentables en salud, ya que dormir nos permite restablecer durante la noche las funciones físicas y psicológicas esenciales para disfrutar de un pleno bienestar al día siguiente. Por eso, no descansar las horas suficientes o no hacerlo en buenas condiciones puede originar fallos de memoria y de razonamiento, un estado de peor humor, irritabilidad o ansiedad y acarrear un menor rendimiento en el trabajo», asegura la doctora Alicia López de Ocáriz, experta médica de Cinfa, incidiendo en que «la privación del sueño incluso puede aumentar el riesgo de sufrir accidentes de tráfico, domésticos y laborales».
Entre el 20 y el 48 por ciento de la población adulta española sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño, según datos de la Sociedad Española de Neurología. Pero, ¿cuáles son esos ladrones que le roban su carácter reparador? Según expone López de Ocáriz, entre las principales causas de insomnio están «las alteraciones emocionales propias del día a día, acompañadas de sentimientos de angustia y preocupación» que afloran en el momento de cerrar los ojos. También las enfermedades psiquiátricas, como la ansiedad o la depresión, pueden perjudicar el descanso, así como ciertos trastornos físicos.