Ricardo Fernández lució con maestría los versos de 'Eclipse'

Emilio Martínez
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El poeta minayense presentó esta su última creación en la Tertulia Eduardo Alonso

Participantes en la Tertulia Eduardo Alonso. - Foto: Carlos Paverito

Decir mucho escribiendo poco. O calidad superior a cantidad. Tal es la esencia de los escritores en general y de los poetas en particular. «Una magia bien difícil y que cumple a la perfección el protagonista de esta noche», cual declaró a La Tribuna el actor, doblador y poeta Enrique Gracia Trinidad en referencia a Ricardo Fernández Moyano. Aconteció la pasada semana en la puesta de largo del, Eclips', el último libro, por ahora, del minayense, dentro de la sesión CDXIV de las Tertulias Literarias Eduardo Alonso, que forman parte de la programación del nutrido grupo de albacetenses de la diáspora madrileña.

En sus palabras, Gracia Trinidad, que contó con un breve guion sobre el que fue improvisándolas por conocer desde hace mucho tiempo atrás al poeta invitado, fue más allá de los datos biográficos del autor de Eclipse, que, eso sí, en parte iban en paralelo a los su evolución personal, desde aquellos primeros años en que tomó «la excelente costumbre de leer con aquella colección de Salvat que compraba su padre». Poco a poco este minayense que ha desarrollado su profesión -y también vocación- didáctica en tierras aragonesas, concretamente en Zaragoza -donde al igual que en Albacete, goza de un gran cartel como escritor- fue avanzando en su amor por los libros. 

Recordó que después llegaron las lecturas adolescentes, además de tebeos, de grandes y típicas novelas de nuestra literatura y que eran casi de obligado cumplimiento para los chavales de las décadas de cincuenta y los sesenta, como Lazarillo de Tormes, El Buscón, las Novelas Ejemplares, y también ya después de Edgar Alan Poe. Todo lo, como él mismo dice y escribe, le enganchó ya desde entonces y para siempre.

Lo cual desembocó en alcanzar su deslumbramiento por los que fueron, y son, sus poetas favoritos: Francisco Brines, Cavafis, Neruda y Vallejo, entre otros. Insistió su presentador en esa característica de que el significado de sus versos vaya más allá de lo que a simple vista podría entenderse.»A pesar de que en su temática aborda cuestiones en principios muy pegadas a la sencillez de la vida», pero con el denominador común característico de Ricardo: su intensidad y su profundidad. 

De hecho, el mismo título de esta su creación postrera, va más allá de lo que podría entenderse como cierre, crisis, adiós, muerte. «Y leyéndolo se saborea que le da la vuelta a esperanza, solidaridad, esfuerzo, amistad, amor en busca de una redención», comentó Gracia, antes de insistir en que en este pequeño formato, como es la métrica de los versos de Eclipse, encierra «su inmenso contenido». 

Finalmente elogió este carácter «esencial, certero y pleno», que siempre busca la complicidad del lector y siempre apunta una esperanza al final. Concluyó con una frase cargada también de una especie de segundo sentido, más allá delo que dice y se escucha: «los poetas son locos lamentables que escriben cosas que los cuerdos lamentan no haber escrito». Y, como ejemplo de todo lo expuesto en su aplaudida intervención, leyó algunos de los poemas que publica Eclipse.

El turno siguiente fue el del minayense, quien agradeció la invitación una vez más de la tertulia para dar a conocer su libro a sus colegas el rodense Manuel Cortijo Rodríguez y al valdepeñero Juan Pedro Carrasco, máximos responsables de estas prestigiosas y veteranas citas literarias -que son las más antiguas de todas las que se celebran en Madrid-, y también lo hizo con la Asociación Cultural Albacete en Madrid. «Y, de manera muy especial, a mi amigo y hermano, Enrique por una presentación de mi persona y de mi libro excesiva en loas, que me ha conmovido enormemente y llegado muy hondo».

Con su habitual sencillez y humildad, que considera muy propia de sus orígenes manchegos y su posterior desarrollo y vivencia en Aragón, creyó conveniente no hablar más: «Ya está dicho todo en demasía», subrayó. Estimando que lo mejor sería continuar leyendo algunos de los poemas de Eclipse comenzando por el que da título al libro.

También un grupo de escritores y admiradores de Ricardo, que se dieron cita en la reunión, habían preparado igualmente otros de los poemas del libro para leerlos delante de su autor y como homenaje al mismo. Fueron los casos de Lola Álvarez, Antonio Portillo, Matteo Barbeto y Concha Parada, que aprovecharon para felicitarle -al igual que a Enrique Gracia- no sólo por este libro, «sino por una trayectoria maravillosa en todos y cada una de sus once obras», como expresó la primera de ellas.