Filmoteca de Albacete acoge hoy a las 20 horas, el primer pase del largometraje documental Calle Ancha, fin de siglo, con presencia del equipo de la película para la presentación y el coloquio posterior.
Dirigida por Jorge Arenillas, la película, de 117 minutos de duración, es un retrato (personal y subjetivo) de la ciudad de Albacete en los años 90, con imágenes de archivo cedidas por Filmoteca junto a otras grabadas por el propio director durante aquella década.
En Calle Ancha, fin de siglo, una pandilla de amigos adolescentes dedica una década de sus vidas a hacer cortometrajes en la ciudad. Mientras ellos crecen, el paisaje urbano a sus espaldas evoluciona paulatinamente con el cambio de siglo. La película es la historia de la transformación de ambos. En 1993, seis amigos deciden rodar un corto en vídeo para presentarlo como trabajo de instituto. Es el primero de la decena de filmes que harán durante la siguiente década. La calidad mejora con cada nuevo trabajo pero, más allá del resultado, destaca la dedicación y el compromiso de unos chavales que trabajan durante años en esos cortos, sin aspiraciones, satisfechos por el acto mismo de crear.
Frente a la cámara, los jóvenes crecen y se convierten en adultos; y tras ellos, una ciudad se transforma. En especial su calle más emblemática, la Calle Ancha, que ya en los 90 enfrenta a grupos políticos, a medios de comunicación locales y a la ciudadanía a cuenta de su peatonalización. Pero el cambio es imparable. Ni las personas ni las ciudades pueden ser adolescentes para siempre.
El director Jorge Arenillas, que posteriormente escribiría guiones para otros directores como Enrique Urbizu o Daniel Calparsoro, realizaría sketches en el programa de culto Muchachada Nui durante sus cuatro temporadas en RTVE y dirigiría largometrajes como The Second Act of Elliott Murphy u Otro verano, explica sus razones para querer hacer Calle Ancha, fin de siglo, «todos tenemos una relación de amor-odio con las ciudades en las que crecimos y así me he sentido yo con Albacete durante bastantes años. Ahora que he llegado (con suerte) a la mitad de la vida, me ha apetecido mirar atrás y reexaminar esos sentimientos».