Para llegar a las oficinas de la Consejería de Igualdad hay que cruzar un pequeño jardín en el que los árboles ya amarillean al acercarse la fecha del 25 de noviembre, el Díapara la Eliminación de la Violencia de Género. El amarillo es el color complementario al violeta, el que tiñe las políticas del Gobierno regional durante todo el año, pero es que además el amarillo es la promesa de la primavera que llegará después de la caída de la hoja y de las ramas desnudas. Es la esperanza, algo de lo que también hay que hablar el 25 de noviembre.
El 25-N es un día para hablar de la esperanza. ¿Qué es lo que más dificulta que una mujer pueda dar ese paso y aprovechar toda esta red de ayudas y recursos para huir de la violencia?
De media una mujer tarda nueve años en atreverse a dar el paso de denunciar que vive una situación de violencia. Tenemos que trasladarles que nosotros estamos para tenderles la mano. No solamente para poner una denuncia, que sería lo ideal para activar esos protocolos de protección, pero hay un camino largo mientras tanto en el que las podemos acompañar. Tenemos desde psicólogas, trabajadoras sociales, jurídicas... Es importante que las mujeres puedan entender que hay otra vida fuera de la violencia.
«Cada día se salva la vida a miles de mujeres» - Foto: Javier PozoMe preocupan mucho los discurso que se escuchan diciendo que el sistema falla. No es real. Cada día se salva la vida a miles de mujeres. En 2023 en nuestros recursos de acogida pasaron más de 400 mujeres a las que se protegió, mujeres que tuvieron que salir de sus hogares, muchas veces con sus niños y niñas. Es cierto que todavía se producen asesinatos, pero vamos viendo como la cifra desciende a lo largo de los años. Hace una década estábamos en torno a las 80 mujeres asesinadas y en los últimos años estamos en torno a 50. Aun así, hasta que la cifra no sea cero no vamos a parar.
Precisamente este año el lema para el 25-N es 'que la única cifra sea cero'. ¿Por qué lo habéis elegido?
Cuando hablamos de violencia machista, yo tengo la sensación de que muchas veces empiezan a ser simplemente números. Las cifras nos dicen cosas, y algunas son escalofriantes:en 2023 hubo 200.000 denuncias por violencia machista en España, hubo 124.000 peticiones de ayudas al 016, 23.000 sentencias firmes. Tenemos 101.000 casos activos. Parece que lo único que importa son las cifras y entendíamos la necesidad de trasladar ese mensaje de que la única cifra importante es que no haya violencia, que no haya ninguna mujer asesinada, que ninguna mujer sufra la violencia sexual, que no haya ningún crimen de violencia vicaria, que ningún niño sea asesinado para dañar a su madre.
¿Por qué aparece un hombre y una mujer en esta campaña? Entendemos que ese objetivo tiene que ser el compromiso de toda la sociedad, de los hombres y de las mujeres. No vamos a acabar con la violencia hacia las mujeres solamente con el impulso y las ganas del 50 por ciento de la población. Necesitamos que los hombres se sumen de una manera activa a este compromiso. Estoy convencida de que la inmensa mayoría de los hombres quieren vivir en una sociedad libre de violencia a las mujeres. Hay que aislar a esa minoría que piensan que tienen el derecho de agredir y hacer sentir mal o violentar sexualmente a las mujeres.
Llevamos dos décadas haciendo mucho hincapié en este problema y todavía nos parecen muchos los casos, no solo de asesinatos, sino de denuncias, sentencias, de mujeres que tienen que huir. ¿Nos está costando mucho revertirlo?
Muchas veces se dice que la violencia machista es una lacra y una lacra en el fondo es un vicio que tiene la sociedad. Una lacra podría ser la alta tasa de obesidad infantil, por ejemplo. Pero la violencia machista no es una lacra, es la consecuencia de una desigualdad estructural que vivimos en nuestra sociedad. Una mujer tiene que sufrir la brecha salarial, la desigualdad económica, la violencia sexual, tiene menos reconocimiento social, acaba sufriendo violencia psicológica...
¿Qué tendríamos que hacer? Ir al origen, a esa desigualdad que tenemos que trabajar para que desaparezca, educar a nuestros niños y niñas entendiendo que los hombres y mujeres somos seres humanos que tenemos que tener los mismos derechos, las mismas oportunidades. Es cierto que eso es complicadísimo, porque no solamente es una responsabilidad de los colegios. La sociedad en su conjunto también educa a los niños y niñas a través de la televisión, de las redes sociales… Vivimos en una estructura patriarcal donde el machismo está instalado y cada vez va atacando desde diferentes frentes.
Corremos un serio riesgo de dar un paso para atrás y lo vemos con las personas adolescentes, con los jóvenes, cómo van asumiendo los comportamientos machistas como si los tuviesen absolutamente naturalizados, tanto ellos como ellas. Ahora mismo estamos viendo que esas cifras descienden porque hay una generación que fuimos evolucionando y educando en igualdad. A mí me preocupa cómo pueda ir evolucionando esa curva en los próximos años, cuando esa generación que hoy se está educando en el machismo a través de las redes sociales, alcance la edad adulta.
Parece difícil negar un crimen cuando este sucede. ¿Entonces por dónde ataca el negacionismo, qué resquicio busca?
Lo que hacen los discursos negacionistas es negar que haya una violencia estructural que sufrimos las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Hay hombres que entienden que las mujeres no son iguales a ellos y por lo tanto creen que tienen el derecho de ejercer esa violencia hacia ellas. Ellos lo que niegan es que haya una desigualdad, dicen que vivimos en una sociedad absolutamente igual, da igual que sea una mujer la que mata a un hombre o un hombre el que mata a una mujer. Es cierto que hay mujeres que también cometen asesinatos porque las mujeres somos personas, no somos seres de luz que no cometemos ningún crimen, pero la violencia machista se estructura en esa desigualdad. No todos los crímenes de un hombres sobre una mujer son violencia machista. Por ejemplo, si un hombre mata a una mujer por un ajuste de cuentas no es violencia machista, si mata a una mujer porque quiere cobrar un seguro, no es violencia machista, hay un móvil, pero la violencia de género que sufrimos las mujeres por el mero hecho de ser mujeres existe porque en nuestra sociedad y en todas las del mundo hay una desigualdad estructural. Ninguna estamos libres de vivir la violencia en nuestra propia pareja o de ir por la calle y que un hombre decida agredirnos sexualmente y si nos resistimos, incluso a lo mejor asesinarnos.
¿Y por qué ha calado ese discurso negacionista? Aparte del que lo hace, hay gente que lo recibe y le gusta. ¿Por qué había oídos que estaban esperando escuchar este tipo de mensajes?
Yo creo que se han dado dos parámetros a la vez que han hecho que haya este movimiento reaccionario, por un lado escuchar este discurso desde los atriles, los parlamentos y por otro lado, creo que en los últimos años, me atrevería decir que desde el Ministerio de Igualdad se han transmitido mensajes muy desafortunados. Cuando yo escuchaba a la ministra Montero decir que todos los hombres eran violadores en potencia, pues a mí me preocupaba porque yo creo que la inmensa mayoría quiere vivir en una sociedad libre de violencia contra las mujeres y trabajan para eso. Creo que en cierta medida se sintieron atacados por quien era la que defendía las políticas de igualdad y eso hizo un cóctel molotov que hizo que mucha gente, especialmente las personas más jóvenes, generasen ese movimiento reaccionario. Cuando se legisla contra los abusos a menores, ninguna persona nos sentimos interpeladas. Es muy curioso que cuando se hace una ley para regular las agresiones sexuales se consiga que en una mitad de la población se sienta interpelados, no tendrían por qué.
Hay varios ayuntamientos en la región gobernados por PP-Vox. ¿Cómo ve en la práctica que están gestionando la política sobre violencia de género? ¿Va más en la forma o en el fondo?
Cuando se firmaron acuerdos en mayo de 2023 entre PP y Vox parecía que se firmaban acuerdos muy alegremente, que no pasaba nada por pactar por un partido que es racista, machista y homófobo. En un primer momento vimos algunos detalles, cómo obligaban a cambiar el nombre de punto violeta, no iluminar los ayuntamientos con ese color... Pero es que ahora ya estamos viendo que se traduce en políticas reales que están desprotegiendo a las mujeres. Veíamos en Ciudad Real cómo Vox exige que la unidad VioGén, que es de la policía local que se dedica en exclusiva a proteger a las mujeres víctimas de la violencia machista, ahora se va a dedicar a la violencia de otros muchos tipos y eso se traduce en que las mujeres van a estar más desprotegidas.
A mí me parece muy sorprendente que a día de hoy el PP todavía no haya puesto pie en pared y no haya roto todos los gobiernos con Vox, un partido que niega la violencia machista y que traslada un mensaje peligrosísimo a las mujeres que están en su casa sufriendo y que para los agresores los empodera.
Ha pedido una reunión con el presidente de la Federación de Municipios para tratar esta cuestión. ¿Cuándo será y qué espera del encuentro?
Ya hemos recibido la respuesta y vamos a cerrar en los próximos días una reunión, a ver si puede ser en los primeros días de diciembre o si no, a principios de año. Lo que queremos trasladarle al presidente de la FEMP es esa preocupación por las políticas que se están llevando a cabo en los ayuntamientos y que hacen que las mujeres estén más desprotegidas. La FEMP tiene que ser un órgano que también haga una intervención directa en los ayuntamientos para exigirles que, cuando hablamos de violencia hacia las mujeres, no puede haber ningún tipo de duda. Confío en que la FEMP esté en este mismo posicionamiento.
¿Se ha dado cuenta de que haya ocurrido un caso a la inversa? Algún político de Vox que haya cambiado su discurso a la hora de gestionar y ver en su despacho, en su pueblo a víctimas de violencia de género…
Yo no tengo esa perspectiva. Sí que sé que hay muchas personas en el PP que están plenamente concienciadas y a mí me cuesta pensar cómo pueden estar pactando con un partido como Vox. Sin embargo en Vox no he visto este giro. Lo que he visto es que está presionando para que allá donde gobiernan vayan tomando medidas cada vez más intensas para que se vaya desmantelando ese sistema que protege a las mujeres.
Esa red que protege a las mujeres va creciendo en Castilla-La Mancha. ¿Qué nuevos centros vamos a tener en 2025?
Castilla-La Mancha ya cuenta con una de las redes más importantes de centros de la mujer. Tenemos la mayor inversión de la historia, con más de 32 millones para los próximos dos años y crecemos con un centro más en Sacedón. Después tenemos los 15 recursos de acogida y en este mes de diciembre se van a terminar de abrir los tres centros para víctimas de agresiones sexuales que quedan: Ciudad Real, Cuenca y Toledo. Pero en esta tierra queríamos ir a más. La ley nos mandata que haya uno en cada una de las provincias, pero tenemos zonas altamente despobladas y hemos adquirido esos autobuses que van a ir trasladando la acción que se hace en esos centros para víctimas de agresiones sexuales a los municipios más alejados.
A finales de 2025 podremos tener también un centro específico para víctimas de la trata. La trata y la prostitución es una de las formas de violencia hacia las mujeres más cruel. Es una de las más invisibles y como sociedad hemos decidido mirar para otro lado. Vamos a poner ese centro para poder rescatar a esas mujeres y vamos a hacer un llamamiento para que se pueda seguir legislando para abolir la prostitución y terminar con todo tipo de trata.
No es de recibo que haya hombres que piensen que a cambio de dinero pueden violar a una mujer. Esa mujer no tiene ningún deseo sexual hacia él, sino que lo hace forzada o a cambio de dinero. Cuando todos los hombres entiendan que no tienen ese derecho a pagar por adquirir el cuerpo de una mujer, se acabará la prostitución.
Países Bajos es quizá el ejemplo más conocido de un intento de regularización, pero no parece que haya solucionado la situación de esas mujeres…
No, porque esas mujeres están siendo violadas igualmente.
¿Qué libro o película nos recomendaría ver que trate la violencia contra las mujeres?
Yo creo que en estos días hay que recomendar una película que cuenta la historia de una mujer que fue muy valiente, que denunció que estaba sufriendo violencia sexual, como fue Nevenka Fernández. Por alzar la voz se la machacó de manera social hasta tal punto que ya no vive en este país, se tuvo que ir. Recordar esa historia nos hace ver la perspectiva de por qué muchas mujeres no se atreven a denunciar. Estos días me recriminaban algunos miembros de Vox que celebrase que haya más denuncias de violencia sexual. Claro que hay que reivindicar que haya más denuncias. No significa que haya más casos de violencia sexual, significa que ahora hay mujeres que levantan la voz y dicen basta ya. Lo que pasaba hace veinte años es que a esas mujeres se las lapidaba públicamente.
Hay grandes obras de teatro como 'Otelo' y óperas como 'Carmen' o 'I Pagliacci' que terminan con el asesinato de una mujer por parte de su marido o de su pareja. ¿Qué hacemos como espectador? ¿Cómo compaginar el disfrutar de esa obra y a la vez no caer en romantizar o frivolizar lo que estamos viendo?
Realmente si tuviésemos esa perspectiva no veríamos ninguna película de diez años para atrás y no escucharíamos ninguna canción ni iríamos a ninguna obra de teatro. Hay que aprender a mirar las cosas con la perspectiva del momento histórico en el que se crearon. Hay que tener claros los valores, tener los pies anclados al suelo. Mientras nosotros tengamos nuestro planteamiento social y nuestra manera de entender el mundo desde la igualdad y respeto, aunque veamos esa obra, lo que vamos a ver es que en ese tiempo a lo mejor se romantizaba la violencia hacia las mujeres o a entender que a día de hoy no sería admisible y además si sucediese delante de nuestros ojos, levantaríamos la mano para denunciar. Eso es lo importante.