Emprender con discapacidad es posible

A.G.
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Fundación ONCE subvenciona a dos albacetenses que inician proyectos de empleo por cuenta propia, opción adoptada por el 12,6% de trabajadores del colectivo en la provincia

Alberto Cazaña Sánchez. - Foto: Víctor Fernández

La brecha laboral sigue siendo innegable para las personas con discapacidad, que en España tienen una tasa de ocupación del 27,8% frente al 65,5% general, de acuerdo al último informe específico que realizó el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La diferencia es notable, pero se va acortando paulatinamente, como muestra el hecho de que esa tasa de empleo haya crecido en cinco puntos desde la primera vez que se recogió en una estadística oficial a nivel estatal, en 2014. En ese periodo de ocho años, son más de 140.000 las personas con discapacidad que se han incorporado al mercado laboral, casi 4.000 de ellos en Castilla-La Mancha, de acuerdo al mayor nivel de desagregación por territorios que incluye la estadística del INE. 

Mientras, en Albacete, los últimos datos específicos del Servicio Público de Empleo Estatal señalan que los afiliados a la Seguridad Social con discapacidad en Albacete ascendían a 4.012 en diciembre de 2022, un 2,72 % del total provincial, con un aumento de casi 300 con respecto al año previo. Esa tasa de afiliación del colectivo en la provincia fue mayor a la de Castilla-La Mancha (1,96 %) y 1,15 puntos porcentuales mayor que la de España, pero la otra cara de la moneda la mostraba un mayor porcentaje de parados con discapacidad (casi 2.000 y un 7,37% del total de demandantes de empleo).

Miguel Herreros Caballero.Miguel Herreros Caballero. - Foto: Víctor FernándezLos datos muestran también que los autónomos del colectivo suponen el 12,6% del total de afiliados con discapacidad, proporción inferior a la general de trabajadores por cuenta propia de la provincia, que se acerca al 20%.  

Los centros especiales de empleo, los cupos reservados en el acceso al empleo público o los incentivos fiscales han sido factores determinantes en el aumento, aún con mucho margen de mejora, de las cifras de contratación, mientras que los avances son más lentos en los últimos años para que las personas del colectivo emprendan su propia actividad laboral. 

Si de por sí esa opción es compleja, según detallan técnicos que trabajan en formación específica, aún puede serlo mucho más para este colectivo, remarcando las particularidades que tiene cada tipo de discapacidad y que la estadística oficial no refleja, al no distinguir en el grupo de autónomos si la de estos es física o sensorial (con una complejidad menor, si se trata de grados bajos) o intelectual (donde la dificultad para emprender aumenta y es necesario un seguimiento muy personalizado de quienes lo intentan). 

Aún con todo ello, la función de las entidades del tercer sector resulta fundamental en los avances mencionados. En esa línea se enmarca el programa Por talento emprende de Fundación ONCE, cuya última convocatoria deparaba ayudas para que 107 personas con discapacidad en España iniciasen su proyecto empresarial, dos de ellas en Albacete: Miguel Herreros, con una franquicia de marketing, y Alberto Cazaña, en el reparto de paquetería por la ciudad.

El programa complementa otros proyectos para la inserción laboral que desarrolla la fundación y tuvo una dotación económica de 633.000 euros en 2023. Los beneficiarios reciben una ayuda económica fija y mínima de 3.000 euros que se puede incrementar en función de su perfil: hasta 2.000 euros más para colectivos con especial dificultad, entre los que se encuentran personas con parálisis cerebral, enfermedad mental o discapacidad intelectual; 1.000 euros más a mujeres, parados de larga duración, mayores de 45 años e inmigrantes, y hasta 2.000 euros más a víctimas de violencia de género, familias monoparentales y hogares con todos los miembros en desempleo e hijos menores a cargo.

Por otra parte, el colectivo de personas con discapacidad intelectual cuenta en la provincia con la opción de emprendimiento con apoyo, una de las últimas que incorporó Asprona a su servicio de Capacitación. Según detallan desde la entidad, es una modalidad de inclusión laboral que hace posible tener un empleo por cuenta propia a personas con dificultades de inserción laboral, de manera que puedan emprender iniciativas empresariales sostenibles y con los apoyos necesarios.

Más allá de ese programa, el términos totales el servicio de Capacitación atendió a 164 personas en sus cinco sedes de la provincia y ha firmado más de 20 nuevos convenios en el último año. Es un programa cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus, en el marco del Programa operativo FSE+ 2021-2027 de Castilla-La Mancha, que Asprona puso en marcha en 2017 para promover la plena inclusión social y laboral del colectivo que atiende,  a través de procesos personalizados de capacitación y prestación de apoyos.

MIGUEL HERREROS: "Hay muchas opciones de desarrollo profesional"

A sus 37 años, Miguel Herreros, natural de Villamalea, acumula ya una amplia experiencia profesional cuyo último paso le ha llevado a ser asociado y coordinador de grupo en la empresa de márketing BNI.

«Es una empresa en la que llevaba trabajando desde hace seis años y en diciembre de 2022 tuve la oportunidad de asociarme con quien hasta entonces era mi jefe y comprar una zona más en la que poder actuar», relata Herreros, detallando que la actividad principal de la compañía «es el marketing por referencias, como el boca a boca de toda la vida, pero de forma estructurada y un programa de seguimiento. Está dividida en lo que denominan subregiones, por provincias, yo ya trabajaba en Albacete y Ciudad Real y desde diciembre de 2022 también en Toledo, coordinando los grupos que tiene BNI en estas tres provincias». Con ello, lidera a 17 profesionales que dan servicio a sus 270 empresas.

La relación de Herreros con BNI comenzó al haber sido cliente en su anterior trabajo, una tienda de telefonía móvil de la que fue gerente durante tres años, un periodo que fue mayoritariamente exitoso hasta que una de sus principales marcas proveedoras decidió abrir un establecimiento propio muy cerca del suyo.  

Antes de ese salto al sector comercial, un grado permanente del 78% de discapacidad visual no le impidió  iniciar a los 17 años un ciclo de Formación Profesional de cocina en el IES Universidad Laboral. «Una profesión que no tiene nada que ver con lo que me dedico actualmente, pero es un mundo que me encanta», según explica, y que le llevó a diferentes experiencias laborales, «la última de ellas, buenísima, en Inglaterra». Sin embargo, a su regreso a España, encontró que «las condiciones no eran tan buenas» y reconoció «una barrera insalvable, porque es un mundo que necesita de mucho cuidado y de mucha precisión en algunos trabajos, que me costaba muchísimo conseguir por mi limitación visual». Por otra parte, en cuanto a su etapa de formación, pudo sacar adelante todos sus estudios, «con algo más de esfuerzo y apoyos técnicos».

En cuanto a la situación del colectivo el mercado de trabajo, Herreros remarca que «hay que ser consciente de que hay trabajos que no puedes hacer, pero también hay muchísimas opciones para poder desarrollarte profesionalmente sin que la discapacidad sea una barrera». Reconoce que emprender es difícil, pero ve avances en la inclusión laboral y aboga por romper con «la percepción de que contratar a una persona con discapacidad va a ralentizar el trabajo, un concepto erróneo, porque hay muchos tipos de discapacidad y muchos son compatibles con la realización óptima de muchísimas tareas». 

En cuanto a la ayuda de la Fundación ONCE, más allá de la económica, destaca el acompañamiento recibido durante nueve meses, que «te da la posibilidad de un asesoramiento integral, que viene especialmente bien si no has emprendido nunca, ya que puedes tener unas ideas en la cabeza que suenen muy bien, pero tienes que aterrizarlas en la realidad, algo que normalmente requiere de una empresa externa y un coste que este asesoramiento nos evita». «Una vez que está hecho, ya es decisión tuya seguir adelante o no, pero al menos has tenido la oportunidad de tener un plan de empresa o un estudio de mercado», añade.

ALBERTO CAZAÑA: "Antes me costaba hablar por teléfono"

Independencia y confianza son dos palabras que se repiten cuando Alberto Cazaña Sánchez, albacetense con discapacidad intelectual, explica qué ha ganado con su salto al mundo del autoempleo en el sector de la mensajería, al que llega tras pasar por el programa de emprendimiento con apoyo del Servicio de Capacitación de Asprona, una de las últimas iniciativas incorporadas a ese programa que trabaja por la inserción laboral de sus usuarios.  

Ese trabajo previo, centrado en conocer a fondo las habilidades y motivaciones del trabajador antes de elaborar un plan de negocio, dio sus frutos en noviembre de 2021, cuando un acuerdo con una empresa nacional de paquetería permitió a Alberto establecerse como repartidor a pie de último kilómetros en calles céntricas de la ciudad, de zonas como Industria, Villacerrada o Feria. 

Cazaña explica muy bien que «el trabajo y el contacto con los clientes me gusta», así como su rutina diaria, en la que llega a repartir unos 40 paquetes. En ella cuenta también con la ayuda del servicio que Asprona tiene en la calle Carmen, que le cedió un espacio para instalar un casillero donde recibe los envíos que ha de entregar. Cada mañana introduce los códigos de barras de cada sobre o paquete en una PDA, antes de cargarlos al carro que le cedió Koiki, una franquicia nacional que se dedica al reparto de paquetería sostenible a domicilio. Así,  quedan registrados en una aplicación de gestión y él organiza su ruta a través del mapa de esta para que sea lo más eficaz posible. 

José Jiménez, uno de los preparadores laborales de Asprona, detalla que ese avance en el uso de las tecnologías es uno de los muchos que han podido apreciarse en la evolución de Alberto, quien además remarca «que ahora soy mucho más independiente también para las tareas de la casa». No solo para ellas, sino también para otros que ahora son comunes en su desempleo, pues según reconoce «antes me costaba mucho hablar por teléfono», mientras que  ahora esa es una tarea que realiza frecuentemente para concertar entregas con los clientes.

Todas esas pequeñas victorias del día a día han supuesto un gran paso adelante en la experiencia laboral de Cazaña, que ya había trabajado anteriormente como conserje en el Ayuntamiento de Albacete y la Diputación Provincial. Ahora «estoy contento y me gustaría seguir así», explica, pero sigue preparándose para el futuro, ya que estudia para unas oposiciones de la Administración General del Estado. En esa tarea, «me organizo bien y puedo dedicarle unas horas por la tarde», detalla.

Según detallan desde Asprona, en la actualidad el apoyo que los preparadores laborales (Jiménez y Arancha Cebrián) ofrecen a este emprendedor albacetense es un seguimiento para ver que todo funciona de manera correcta «y también ayudan a la coordinación con el grupo de apoyo que lo forman la familia, los preparadores laborales y Koiki». Además, están inmersos en un momento de sensibilización tanto a las empresas como para las propias personas con discapacidad para que se vea el emprendimiento como una opción más de empleo, tarea en la que «la presencia diaria de Alberto en la calle y su buen trabajo son una ayuda, porque contribuyen a normalizar».