Volver a hacerse niños, es uno de los sentidos del belén que se inauguró en el Obispado, según señaló José Miguel Fernández, vicecanciller y secretario del obispo. Él fue el encarado de dar la bienvenida a todos en una sencilla ceremonia que congregó a autoridades eclesiásticas y civiles, así como representantes de asociaciones, que no quisieron perderse este apertura del Belén de mi infancia, que se podrá visitar con el horario habitual del Obispado hasta el día 7, aunque, como indicó José Miguel Fernández, siempre habrá alguien dispuesto a mostrar este belén tan especial.
Una inauguración arropada por el Grupo de Magisterio, que se encargo de cantar unos villancicos populares manchegos.
Explicó José Miguel Fernández que este belén, «surgió de una manera un poco imprevista, aunque llevaba tiempo pensando que las tradiciones, sobre todo de la familia, debemos otra vez ponerlas en valor y todos seguramente, nos acordamos cómo montábamos el belén en nuestras casas, con nuestro padres. El motivo es que recordemos ese belén y que, al recordarlo, en nuestra propia casa podamos montar un belén sencillo, como este belén, con algunos anacronismos y con sus dos caganer, que hay que buscar».
El obispo, Ángel Fernández Collado, se encargo de la bendición e inauguración del Belén de mi infancia y lo primero que hizo fue felicitar a José Miguel Fernández «por la feliz idea que ha tenido, de unirnos a todos y hacerlo con el gozo y alegría de este belén, inivitándonos a todos a que pongamos nuestro belén». Saludó a las personas que han hecho posible este belén, «que nos hace reflexionar y orar sobre el nacimiento de Cristo, José Miguel, Javier López-Galiano, Pepe Tendero y Fran Caparrós, que con su trabajo han hecho posible la realización de este belén que pretende inculcarnos que la tradición familiar de estas fechas navideñas, de colocar un belén en las casas, es posible y que se lleve a cabo. Contemplar el misterio de Cristo hecho como uno de nosotros, al recordar, mirando estas figuras, los acontecimientos del Nacimiento de Jesucristo, que nos hace reflexionar sobre la importancia que en la vida del ser humano tiene lo trascendente, la humanidad de Cristo. Os animo para que en todas las casas pongáis un pesebre, un belén».
Javier López-Galiano, que ha cedido este belén, comentó a La Tribuna de Albacete que «lo hemos coleccionado mi mujer, Mercedes Moreno, y yo desde hace más de 20 años. Son muchos años de visitas a anticuarios, mercadillos, incluso por internet, para conseguir las figuras. Esto es algo que nos ha gustado siempre mucho, el coleccionismo de figuras populares de belén, y es la primera vez que una parte de la colección se podrá ver. Realmente, tenemos cerca de 300 figuras, entonces, realmente lo que se ve es un tercio de la colección, por cuestiones de espacio».
Por ejemplo, dijo Javier López-Galiano, «se puede apreciar el trabajo de distintos artesanos, de varios puntos de España, incluso con figuras de los famosos belenes Vila, que había en Chinchilla. Por ejemplo, tenemos muchos juegos de Reyes Magos, y hemos incluido tres, con técnicas distintas, para que el público pueda apreciar las diferencias». El belén supone un verdadero esfuerzo de montaje, porque se prescinde material actual, y apuesta, explicó López-Galiano, «por las características de ese belén tradicional de los años 60 y 70, con una mesa recubierta de espumillón navideño, las estrellas del cielo pintadas con tiza y tela de saco para las montañas y paisajes, corcho y madera para las casas, y un río es de papel de aluminio, recreando un belén tradicional y de encanto».
Tras la bendición e inauguración del Belén de mi infancia en el Obispado, de nuevo sonaron los villancicos del Grupo de Magisterio y se sirvieron unos mantecados manchegos.