Alejandro Quesada debutó con picadores con éxito en Castellar

Pedro Belmonte
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El novillero salió en hombros tras cortar tres orejas a un encierro de Núñez de Tarifa, que no fue fácil

Alejandro Quesada en la novillada. - Foto: Quesada

El sábado, el novillero formado en la Escuela Taurina de Albacete Alejandro Quesada, debutó con picadores en la plaza de Castellar de Santiago en la provincia de Ciudad Real, de donde salió en hombros tras cortar tres orejas a un encierro de Núñez de Tarifa, que no le dio facilidades, pero con el que demostró, que a pesar de estar alejado de la Escuela Taurina, no ha dejado de prepararse y ha llegado al debut en buenas condiciones. Hemos hablado con el joven novillero tras este esperado debut y nos ha mostrado sus sensaciones con el utrero y que espera del futuro. Un torero con un concepto muy personal, distinto, que sin duda podrá abrirle caminos en este complicado mundo del toro, pero que a su favor tiene que siempre pretende torear como lo siente, profundo y sentido.

«El resultado fue bueno, a ver si sirve para coger algunas novilladas más. El debut vino por mediación de unos amigos de Castellar de Santiago que el año pasado lograron ponerme en un festival y poco a poco he ido creando un vínculo con ese pueblo, con su gente, con el ayuntamiento y la verdad es que me han apoyado mucho».

Mejor con el utrero que con el eral. «La verdad es que me gustó más la embestida del utrero que la del eral. Es más templada y hay que llevarlo más toreado y enganchado y me sentí muy cómodo a pesar de que no fue un lote fácil y me puso muchas complicaciones. El primero se dejó más, pero cuando le di la tercera o la cuarta tanda se paró y la verdad es que no tuvo nada más y el segundo, en la segunda tanda se rajó, luego tuvo cuatro o cinco series embistiendo por dentro sabiendo que en cualquier momento me podía echar mano, pero era consciente de mi situación y aunque no pueda mostrar mi concepto hay que hacer un esfuerzo y cortar las orejas».

Escuela. Hace un año que dejó de pertenecer a la Escuela Taurina de Albacete, por distintos motivos, y ha entrenado sin parar. «Me desvinculé el año pasado de la Escuela Taurina de Albacete y en este tiempo he entrenado a mi aire, con banderilleros Jesús y Santiago González, con el matador Alberto Pozo y así, un poco a mi aire e intentando profundizar más en mi concepto. Puede ser que esto me haya perjudicado técnicamente, pero si me equivoco, lo hago con mi verdad y mi manera de sentir el toreo». Anda solo, sin apoderado, pero con amigos. «Estoy sin apoderado. Tengo amigos que por un lado y potro intentamos movernos buscándonos la vida como podemos, pero apoderado no tengo, así que sabiendo las dificultades que hay en el mundo del toro, tenemos que luchar y procurar abrirnos camino».

Una pena que coincidiera con el festival del Cotolengo. «Me hubiese gustado mucho torear el festival y de hecho lo estuve tocando, porque incluso tenía un novillo de un ganadero amigo, pero como además me coincidió la novillada con el festival, tendrá que ser otro año».

No hay nada seguro para este verano. «Quitando la novillada del debut, la verdad es que no tengo nada seguro. Hay tocado algún pueblo y me gustaría poder torear en la feria, pero la verdad es que cerrado no hay nada, por lo que hay que esperar para más adelante. En Castellar quieren hacer otra novillada picada para septiembre y veremos a ver si pudiera ser, hablando con algún empresario que quiera la plaza, porque si esto es difícil, sin apoderado todavía más. He debutado con picadores habiendo toreado cuatro becerras en el invierno y un novillo que me regaló Fernando Moreno de Los Chospes».

En esta situación le asaltarían las lógicas dudas. «Tienes la incertidumbre antes de la novillada, porque no sabes si vas a poder solventar las dificultades, pero luego, delante de los novillos me encontré muy a gusto ya con el capote. El primer novillo era un poco burriciego y me hizo algunos extraños y estuvo a punto de arrollarme con el capote varias veces, pero estuve tranquilo y con la muleta, con cosas propias de nuevo, algún enganchón, pero pude solventarlo».